OPINION

Rally de Navidad en las bolsas y el Grinch que merodea al Ibex

Imagen de un broker de bolsa.
Imagen de un broker de bolsa.
Cordon Press

Toda una generación de inversores no conoce lo que es un mercado bajista en EEUU. El S&P 500, la referencia bursátil de Wall Street, cumplirá 11 años consecutivos al alza en 2020 y su economía vive en su mayor ciclo expansivo desde 1900. Parafraseando aquel mantra del boom inmobiliario ibérico sobre el precio de los pisos, para algunos, la bolsa parece siempre sube… hasta que deja de hacerlo. En Europa ha sido distinto. Los altibajos han dominado la escena en la actual década que llega a su fin. Sin embargo, el afamado 'rally' de Navidad está llegando por igual a todos los mercados este año. Se trata de uno de las pautas estacionales que se repite año tras año con un alto grado de acierto debido a factores como la rotación de carteras, pagas extras, incentivos fiscales o gestión de la autocartera de las propias empresas.

Ricardo González, gestor de GPM y experto en estas estadísticas bursátiles, recuerda un patrón bursátil que acierta ocho de cada diez veces. Según su estudio, el S&P 500 ha terminado subiendo entre 18 de diciembre al 4 de enero en 56 de las últimas 69 navidades (81% de las veces) o 55 del 13 de diciembre al 3 de enero (79%). Y este final de año, todas las pistas van en esa dirección para dar continuidad al movimiento en el arranque de 2020. Los índices llegan al final de 2019 cargados de regalos. Los saldos acumulados desde enero en el Nasdaq (+31%), el Dow (+20%) o el más general S&P 500 (+26%) esta vez tienen acompañamiento en Europa con el Dax alemán (+25%), el Cac francés (+25%), el Ftse MIB italiano (+27%). No sucede lo mismo en el Ibex. El alumno rezagado solo sube la mitad (+12%). ¿Por qué otra vez?

La buena noticia es que el índice español debería tener un mayor recorrido ahora. La mala es que nada ha cambiado. El Grinch, ese icono navideño aguafiestas, sigue acechando al inversor y a las empresas españolas con subidas de impuestos, sorpresas regulatorias y ocurrencias políticas de todo tipo. Hay quien recuerda que el proceso de construcción de apoyos de la coalición Gobierno de PSOE y Podemos parece sacado de las mentes de Pantomina Full: ‘en su cabeza era espectacular’. Ahora en España no hay estrategia de país, sino que se juega a encajar las piezas del puzzle de partidos y al reparto de los fondos públicos entre las distintas sensibilidades ideológicas, regionalistas o nacionalistas. En Alemania se arrancan proyectos estratégicos de la industria automovilística vinculados al coche eléctrico y en la escena internacional se está jugando el futuro de la exportación del sector agroalimentario.

Pese a todo, la diosa fortuna quiere que los vientos financieros vuelven a soplar de popa para facilitar que avance cualquier barco sin marineros. Hay tres eventos (elecciones británicas, guerra comercial y BCE-Fed) que se han combinado esta semana para poner la alfombra roja a ese escenario positivo en los mercados. Se han desvelado algunas X importantes de las matemáticas de la incertidumbre. Primero, se ha despejado el camino del Brexit. El transparente resultado electoral en Reino Unido supone un refrendo al acuerdo de salida entre el Gobierno de Boris Johnson y la Unión Europea: habrá orden en la salida.

Segundo, y no menos importante, EEUU y China han puesto negro sobre blanco un pacto en la guerra comercial que pone freno al riesgo de escalada de tarifas y da marcha atrás en algunos sectores. El presidente Trump está a punto de entrar (si alguna vez no salió de ella) en su campaña hacia la reelección con todo lo que esto significa. Busca, como era de prever, una retaguardia internacional en paz para centrarse en los asuntos electorales internos y en su gran rival: Mike Bloomberg.

Tercero, los bancos centrales siguen abriendo el grifo y están dispuestos a poner coto a los episodios de tensiones en la liquidez interbancaria que se han vivido en EEUU (caso de la Fed), pero que también amenazaban a Europa. La segunda subasta de los TLTRO III, esta vez sí, ha sido masiva con centenares de entidades y casi 100.000 millones de euros en peticiones al Banco Central Europeo (BCE). Christine Lagarde ha estrenado con éxito el bálsamo de los ‘tierings’ o compensaciones por el tipo negativo del -0,5% que aplica al dinero aparcado en el BCE.

El efecto combinado de todo lo anterior se ha convertido en un mensaje muy poderoso para los mercados que empondera a los inversores para abandonar las madrigueras de lo ultraseguro. Es hora de salir a ganar y dejar las estrategias de perder o empatar, que es el juego perverso en el que anda metido el gran capital de los fondos de pensiones con en los bonos soberanos en rentabilidades negativas o el depósitos al 0%. El gran riesgo es tan etéreo ahora como el tiempo: la extrema amplitud de la escalada. Como recuerda el equipo de Peter Oppenheimer, estratega jefe de bolsa de Goldman Sachs desde 2002, “estamos en el mercado alcista de renta variable más largo sin una caída del 20%”.

No se ha producido una corrección bursátil (drawdown) que encienda un mercado bajista, pero por ese mismo motivo cobra más relevancia que nunca el hecho de si se producirá ahora. El S&P ha superado ahora a dos históricos periodos de 8 años de boom bursátil del siglo XX: la década de los década 20 previa al crac de 1929 y la de los años 90 antes del pinchazo de las puntocom. Goldman recomienda vigilar cuatro indicadores principales para estar en alerta: 1) subidas de tipos de interés y de las expectativas de inflación; 2) pinchazos en burbujas de precios 3) desequilibrios económicos o de sectores empresariales 4) shocks externos procedentes del mercado petrolero o de la geopolítica. Salvo por los indicios de una burbuja en los activos de deuda pública y en algunos mercados inmobiliarios, la suerte parece echada para un rally de Navidad que ponga el broche a un año de bonanza en los mercados de acciones.

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