Cuaderno de venta

Solo los Lannister y la inflación pagan a tiempo sus deudas

Joe Biden ha puesto sobre la mesa el debate de los salarios.
Joe Biden ha puesto sobre la mesa el debate de los salarios.
DPA vía Europa Press

"Páguenles más". La susurrada recomendación del presidente de EEUU, Joe Biden, a los empresarios que se quejan de la falta de personal en la reapertura de sus negocios es una solución sencilla para un problema complejo y, como tal, tiene muchas papeletas para ser un error. Ayuda, pero no es la causa. El mercado laboral de la mayor economía del mundo tiene todavía algunos huesos rotos a pesar de la potente recuperación, pero la cura tiene más que ver el avance de la vacunación contra el Covid-19, los cuellos de botella en algunas industrias que necesitan microprocesadores y los efectos impredecibles ante una crisis sin igual. Lo que hubiese funcionado en tiempos de normalidad puede que sea contraproducente esta vez.

El diagnóstico de Biden considera que un aumento salarial repara el actual desequilibrio del mercado laboral en EEUU, pero es un mensaje político un tanto superficial, sin demasiado apego a los datos. Música populista para los oídos de sus votantes, que presuponen un sesudo análisis tras las palabras del presidente cuando no es así. Quien sí ha hecho los deberes y monitoriza en tiempo real la situación del desempleo desde que empezó la crisis es la Reserva Federal (Fed), cuyo mandato no solo es la estabilidad de precios (inflación) sino el fomento del empleo en la economía de EEUU. Su gobernador es una voz algo más autorizada y experta en la materia que la del inquilino de turno en la Casa Blanca.

Jerome Powell tiene otra visión que repite una y otra vez desde que comenzó la recuperación: el camino de la economía depende del curso del virus. El oráculo de la Fed introduce factores que pasan desapercibidos al prisma político y que también podrían extrapolarse a otros países. Por ejemplo, las encuestas que maneja recogen que "un número significativo de personas" todavía dicen que les preocupa volver a trabajar en empleos donde hay mucho público por el miedo a contraer la Covid-19 y contagiar a sus familias. Incluso, hay quienes declaran que ya no volverán a sus antiguos puestos por esta misma cuestión.

Powell cree que el avance de la vacuna y la inmunización social resolverá esta cuestión, aunque sitúa en otoño el avance en la recuperación laboral conforme se extingan unos 15 millones de seguros de paro y regresen también los empleos vinculados de forma directa a la reapertura escolar como profesores o cuidadores. Además, como saben quienes trabajan en la industria del automóvil a lo largo del planeta, las interrupciones en el suministro de chips están paralizando fábricas, contrataciones e, incluso, eliminando empleos. No parece tampoco que una subida de sueldos sea la solución en este caso. Entonces, ¿es que la Fed está en contra de que mejoren la remuneraciones de millones de personas?

En parte, sí. La Fed busca evitar a toda costa los llamados efectos de segunda ronda sobre los precios de consumo, es decir, que sus dos mandatos (inflación y empleo) se sincronicen y retroalimenten provocando un desequilibrio aún mayor. Una subida salarial generalizada tiene la capacidad de desestabilizarlos porque las empresas tienen que repercutirlos a sus productos y, a su vez, las mayores rentas impactan en la demanda. La consecuencia, sobre el papel, obligaría al banco central a elevar los tipos de interés para detener el riesgo de una espiral inflacionaria. Para Biden, en cambio, puede ser su mayor aliada para lidiar con los 28 billones de dólares de deuda nacional que tiene ahora mismo EEUU.

Sobre el papel, la inflación tiene el poder de devaluar las deudas, pero a la vez, indirectamente también mina el poder adquisitivo de los propios salarios. Para un Gobierno, en cambio, es mucho más sencillo manejarse en ese doble filo que para una empresa o un hogar porque mantiene la capacidad de emitir moneda y financiarse, mientras que el sector privado ve como el valor de su dinero se diluye. Es por este motivo que la inflación también está considerada como un impuesto oficioso hacia los ciudadanos. Como sabrán los fans de la serie ‘Juego de Tronos’, un Lannister siempre paga sus deudas. Podemos decir que un Gobierno con la inflación a su servicio, también. En EEUU, el IPC de mayo alcanzó el 5% y se espera que se mantenga alto en los próximos meses lo que despierta una amplia preocupación. Por tanto, efectos de segunda ronda como una alza de los salarios generalizada pueden ser incluso perjudiciales para la estabilidad económica porque acelerarían las subidas de tipos y restringirían el acceso al crédito cuando la recuperación tiene todavía los pies de barro.

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