Cuaderno de venta

Tic-tac... Los días contados de Gamesa para su fusión con Siemens Energy

Christian Bruch, consejero delegado de Siemens Energy.
Christian Bruch, consejero delegado de Siemens Energy.
L. I. / Archivo

Se acaban de cumplir seis años desde que Siemens llamó a las puertas de Iberdrola para pedirle la mano de Gamesa y casarla con su filial Wind Systems, fusión que acabó consumándose en abril de 2017. El matrimonio de los socios mayoritarios nació con buena voluntad pero condenado al divorcio. La convivencia se rompió en cuanto comenzaron a reproducirse en la nueva compañía los problemas y 'profits warnings' que arrastraban en la parte alemana, más grande pero menos rentable que la eólica vasca por aquel entonces. Las diferencias se hicieron insostenibles en cuanto los bávaros de Joe Kaeser comenzaron a ejercer su mayoría accionarial y los eléctricos su derecho a recurrir a los tribunales. La paz era solo una cuestión de precio. La separación se saldó, hace ahora dos años, con la salida del grupo de Ignacio Sánchez Galán por 1.100 millones de euros por su 8% de Gamesa tras un pacto entre bambalinas con Siemens al que no fueron invitados, una vez más, los accionistas minoritarios. Todo legal y con el matasellos de la CNMV.

Superada la fase de duelo de aquella ruptura, todo parece seguir igual para Siemens Gamesa, es decir… a peor. Y eso solo puede ser la antesala de que las cosas mejoren. Tienen eso sí un nuevo accionista de control al que los inversores comienzan a pedirle explicaciones por la gestión de la que iba a ser mayor eólica europea. Aunque la adquisición de la empresa vasca se realizó a través de la matriz Siemens AG y su filial de inversiones, el objetivo final era integrar el grupo eólico dentro de la filial de gas y petróleo para poder 'descarbonizarla' de forma acelerada y que la huella de CO2 por su actividad energética fuese neutra. De ahí nace el proyecto de salida a bolsa de Siemens Energy, que acabó quedándose con el 67% de las acciones del grupo eólico en el tercer evento corporativo en que los minoritarios son ignorados y no se produce una oferta pública de compra.

Pero eso puede cambiar si, finalmente, se produce la integración vía fusión de Siemens Gamesa en Siemens Energy, que sigue controlada en un 40% por Siemens AG. La reacción en bolsa al enésimo 'profit warning' (advertencia a la baja de resultados) ha encendido las alarmas en el entramado societario alemán. Grandes inversores siguen cuestionando el sentido de mantener dos empresas cotizadas por separado que se dedican, esencialmente, a lo mismo pero que parecen diferir en sus estrategias. La espantada de muchos fondos de inversión el viernes salió muy cara y no parece que un mal puntual. La eólica perdió en una sola sesión 1.800 millones de euros (-14%) de valor en bolsa pero acabó arrastrando a su principal accionista (-2.900 millones).

Roland Busch, presidente ejecutivo de la matriz Siemens AG desde febrero de 2021 tras relevar a Joe Kaeser, tiene ante sí la primera oportunidad de llamar al orden a la estructura dual de las dos filiales energéticas. Y eso significa optar por Christian Bruch, consejero delegado de Siemens Energy, o Andreas Nauen, primer ejecutivo de Siemens Gamesa. La recompra del 33% en bolsa de la empresa vasca supone afrontar un desembolso efectivo de unos 3.600 millones de euros en el momento actual, aunque se ahorraría esa salida de caja si pone encima de la mesa un canje de acciones entre ambas compañías. Hasta la fecha, Bruch se ha mostrado reacio a ejecutar ese movimiento. Pero el desplome de la cotización de la filial en los últimos doce meses (-55%) y la actual crisis de su negocio pueden impedir que siga postergando la decisión ya que la propia matriz ha tenido que lanzar un ‘profit warning’.

El reciente SOS de Siemens Gamesa es más serio de lo que parece aunque las razones de fondo son las mismas que en anteriores ocasiones: crisis de suministros, aumento de costes (acero, logística) y retraso en la ejecución de proyectos, principalmente, en la eólica marina (offshore). En esta ocasión ha añadido problemas con su aerogenerador terrestre 5x. Por este motivo, la compañía no solo ha anunciado un impacto de 289 millones de euros en su beneficio operativo (Ebit), sino que ha confesado que sus márgenes en 2022 serán negativos y registrará una caída de ventas de hasta el 9%. En la ‘call’ con analistas para explicarles la situación, la directora financiera, Beatriz Puente, admitió que la empresa perderá dinero en pedidos valorados en 2.000 millones de euros. Andreas Nauen, primer ejecutivo del grupo, ve poco margen de maniobra y cree que pecaron de optimistas con la resolución de los cuellos de botella en los suministros. También lamentó el escaso margen de maniobra con el que cuenta para solucionarlo y confesó que se están produciendo importantes fricciones con los clientes de Gamesa a la hora de trasladar las subidas de precios porque tampoco los pueden asumir. "Acaban firmando porque el proyecto está aprobado con nuestra turbina y tienen poca opción", aseguró. Dicho de otro modo, en todas partes cuecen habas.

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