OPINION

La electricidad pasa de los plomos al Blockchain ¿y los precios?

Redes de transporte de electricidad.
Redes de transporte de electricidad.
EP

En pocos sectores se va a notar tanto el impacto de las nuevas tecnologías como en el energético. Hemos pasado de los plomos a la inteligencia artificial y a la tecnología blockchain la famosa cadena de bloques- a velocidad de vértigo. Lástima que todavía los avances no se traduzcan en rebajas de la factura. Eso siempre queda para el futuro. No es nada nuevo. Pasó lo mismo con la privatización de empresas públicas: las promesas de mayor competencia y menores precios nunca se cumplieron.

Pero como el futuro ya está aquí, las empresas tradicionales se preparan. Los fondos de capital riesgo corporativo de las compañías de electricidad, petróleo y gas, han triplicado la inversión en los últimos seis años para dotarse de las últimas tecnologías y nuevos modelos de negocio. A la fuerza. Según el informe elaborado por la consultora Everis, Energy Trendsen los últimos cinco años las grandes compañías cotizadas de energía han perdido valor. En ese mismo periodo, las startups relacionadas con la electricidad, la biotecnología, los nuevos materiales y los biocombustibles son las que han registrado un mayor crecimiento inversor.

Las áreas en las que invierten los dinosaurios de la energía dan una pista de por dónde va a discurrir el futuro. Con la electricidad como campo de operaciones, las empresas energéticas están invirtiendo sobre todo en startups dedicadas al análisis de datos, la energía descentralizada, las soluciones de renovables, el almacenamiento de energía a gran escala y la movilidad eléctrica. Es el día del mañana, más notable en el mercado de EE UU, excepto en un área en el que destaca Europa: la movilidad eléctrica.

En España ya hay comercializadoras de electricidad que operan en la nube, utilizan inteligencia artificial y aplican algoritmos de desarrollo propio. Con esas herramientas de inteligencia son capaces de calcular cuál será el consumo de luz de un hogar durante un año con una precisión superior al 99%. También calculan las posibilidades de ahorro. Lástima que estas no sean muchas. Los cálculos de la CNMC sobre posibles ahorros son ridículos. La factura eléctrica no para de crecer.

Control de contadores inteligentes.
Control de contadores inteligentes.  GLOBAL / EP

En junio, el recibo medio de electricidad se ha encarecido casi un 2% con respecto a mayo. Es el tercer mes consecutivo al alza, según datos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Aunque la comparación con la primera mitad de 2017 es ligeramente favorable, la tendencia es clara: pese a que ha llovido y ha habido más producción renovable, los precios apuntan a récord.

Lo cierto es que el nuevo modelo energético sólo favorecerá a los usuarios si estos pueden participar más en el funcionamiento del sistema eléctrico, gestionando su demanda y por lo tanto, sus posibilidades de ahorro. Para ello, hay un elemento tecnológico fundamental: el contador inteligente.

El parque de contadores está prácticamente renovado. Pero los datos del aparato, su gestión, almacenamiento y tratamiento no pertenecen al cliente, sino al suministrador. ¿Quién garantiza que los algoritmos procurarán el bien del usuario y no el de la empresa que lo desarrolló? De entrada, la digitalización no supone mayor protección para la consumidores; por el contrario, puede aumentar los riesgos de manipulación.

Ahorro y eficiencia

La Unión Europea adoptó, hace ya seis años una directiva que colocaba al contador inteligente en el centro de la estrategia de ahorro y eficiencia energética. Pero en España el contador, inteligente o no, sigue siendo algo ajeno al usuario, que no puede interactuar con el aparato para gestionar su consumo.

Esta situación va a cambiar porque la UE, poco a poco, aprueba normas que van a ser de obligado cumplimiento. Por ejemplo la recién horneada directiva de eficiencia energética de los edificios (Directiva (UE) 2018/844) que es tan importante como desconocida, aunque no entre las empresas y sociedades de inversión relacionadas con la edificación.

La directiva pretende transformar los edificios para que su consumo de energía sea casi nulo. A partir de 2021 la nueva edificación y la rehabilitada deberá contar con energía renovable generada en el propio edificio, puntos de recarga para vehículos eléctricos y aplicaciones inteligentes interconectadas. En todo ese proceso, que interesa sobremanera a constructoras e inmobiliarias, el contador inteligente es clave.

A partir del próximo año, los edificios nuevos y los rehabilitados deberán contar con un indicador para aplicaciones inteligentes que faciliten la gestión de la demanda energética. Para eso se necesita la participación del consumidor y eso sí puede facilitar bajadas de precios. Las empresas lo saben. Tan bien que algunas incluso intentan si no reinventarse, sí rebautizarse.

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