OPINION

La inversión en investigación es el canario en la mina

Dentro de poco nadie se acordará, porque se cierran las minas y apenas quedan mineros. Pero en las antiguas explotaciones de carbón se introducían canarios, muy sensibles, para detectar escapes de gases letales. Si el canario dejaba de cantar, tocaba correr. Hasta el grupo de rock británico The Police dedicó una canción al asunto (Canary in a coal mine).

Los tiempos cambian. Las minas de carbón desaparecen y con ellas, los relatos de antiguas tradiciones. Pero siguen existiendo canarios, reconvertidos cierto es, que sirven para detectar el riesgo de posibles desastres. Conviene conocerlos. Cuando dejan de existir, toca tomar medidas. 

En la economía, especialmente en la española, la inversión en investigación sirve como canario en la mina. Si agoniza, los riesgos para el desarrollo sano del sistema económico se multiplican. Por eso son preocupantes las advertencias que han sonado en los últimos días. Por eso conviene estar alerta. Porque la investigación agoniza.

Las llamadas de alerta son diversas. En una de ellas, los trabajadores y directivos de la Plataforma Solar de Almería (PSA) apelaron al Gobierno, en especial a los ministerios económicos y a la secretaría de Estado de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación.

Intervención asfixiante

Alertaron sobre la posibilidad de que el centro, un referente internacional en la investigación solar, pueda desaparecer por las trabas administrativas impuestas desde hace cuatro años a la disposición de fondos. Se intervienen de forma previa, hasta el límite, todos los fondos. Procedan de donde procedan, de las arcas públicas o de proyectos conseguidos por sus medios.

El cerrojazo presupuestario en nombre del ajuste está también detrás de la carta firmada por 80 investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en la que avisan de que su labor investigadora está en "serio peligro" y le piden una "solución urgente" que garantice la integridad y estabilidad de su plantilla.

Detrás de la polémica están las reglas que se aplican a los Organismos Públicos de Investigación (OPI), con férreos controles y una intervención previa del gasto que dificulta el día a día de los organismos dedicados a la investigación. Contrataciones, renovación de material y participación en proyectos internacionales se convierten en muchas ocasiones en una carrera de obstáculos.

Sin investigación, sin investigadores, no hay desarrollo sano. "En la innovación nos jugamos el futuro" afirmó el Rey Felipe VI en la presentación del informe 2017 de la Fundación Cotec para innovación. Y lo estamos perdiendo. Lo dijo la presidenta de la Fundación, la exministra Cristina Garmendia en el mismo acto: si la tendencia no cambia “de forma urgente”, “no parece que España pueda desempeñar un papel protagonista ante las oportunidades y desafíos que prometen transformar aún más la sociedad que hoy conocemos”.

Datos demoledores

Los datos son demoledores. Mientras el conjunto de la UE invierte hoy un 25% más en I+D que antes del inicio de la crisis económica, España invierte un 10% menos. Se convierte así en uno de los cuatro países que todavía no han recuperado los niveles de inversión de 2008.

Lo cierto es que el canario agoniza desde hace tiempo. Ya en 2015 el entonces director general de Cotec, Jorge Barrero, advertía de que tendencia a la baja en la apuesta por la investigación se mantenía desde 2009. Una cuestión grave que en ese año marcaba un decenio perdido en términos de crecimiento y convergencia con Europa.

Las consecuencias de ese cerrojazo son muy graves para la economía y para el conjunto de la sociedad. El economista Bruno Estrada, en un trabajo elaborado para Economistas Frente a la Crisis, apuntaba a las consecuencias. Según el Índice de Complejidad Económica elaborado por el Observatorio del MIT Media Lab perteneciente al Instituto de Tecnología de Massachusetts, España estaba en el año 1995 en un puesto similar al de Corea del Sur, Singapur o Chequia, propio de países de tecnología media. En estos últimos veinte años el Índice de Complejidad Económica ha pasado de un 1,32 a un 0,94. El país ha perdido posiciones. Estamos en términos de comparación internacional peor que la Corea del Sur de hace veinte años.

Todo ello en nombre de un ajuste y de una austeridad que está en cuestión. Porque la austeridad ha sido, quizá, el mayor error europeo de la crisis. Palabra de (Jean-Claude) Juncker, presidente de la Comisión Europea.

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