OPINION

Pedro Sánchez, las mujeres y un general chino

El rey Felipe VI con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
El rey Felipe VI con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha nombrado un Gobierno con mayoría de mujeres. Tantas que ha desbancado a Finlandia, país que en 2008, bajo la presidencia de una mujer, Tarja Halonen, nombró un ejecutivo con dos tercios de féminas. Sánchez ha acertado. Se sabe de lo que son capaces los Gobiernos con mayoría de hombres, que han sido todos antes y después de la llegada de la democracia. Será difícil que las nuevas ministras lo hagan peor que sus antecesores hombres.

En los nombramientos, como antes en la moción de censura que acabó con Rajoy, Sánchez ha seguido el consejo de un general chino. El militar se llamaba Sun Tzu, murió hace 2.500 años y es conocido, entre otras cosas, porque lo citaba a la menor ocasión el difunto banquero Emilio Botín. "El que ocupa el terreno primero y espera al enemigo tiene la posición más fuerte. El que llega más tarde y se precipita al combate está ya debilitado", explicaba Sun Tzu en su obra El arte de la guerra, lo que en el lenguaje civil se puede traducir por "el que da primero da dos veces". A Botín le fue bien.

Sánchez ha hilado muy, pero que muy fino, porque hay quien sostiene que el autor de El arte de la Guerra no fue el general Sun Tzu, sino una mujer. Y ¿por qué tal teoría? Porque la obra, que pasa por ser un libro de tácticas en el campo de batalla, en realidad es un tratado de cómo ganar conflictos. Y ahí las mujeres tienen ventaja: son menos vanidosas en su relación con el poder; no necesitan que éste sea visible; piensan más allá de la batalla y captan mejor las debilidades de sus rivales.

La ofensiva que viene

Sánchez hace muy bien al rodearse de mujeres. No sólo para cumplir con una demanda social generalizada, sino porque están sobradamente preparadas para lo que espera de ellas. Entre otras cosas, y además de enderezar la preocupante deriva del país hacia el autoritarismo y la desigualdad, que le ayuden a soportar la ofensiva que se le viene encima.

En el PSOE están convencidos de que Sánchez disfrutará sólo de una tranquilidad relativa durante el verano. No serán los tradicionales 100 días de gracia; pero salvo sorpresas, serán los meses más calmados de lo que se presume un mandato intenso pero corto.

En los próximos meses, mientras el PP se recobra del estupor que supone perder todo el poder en unas horas, Sánchez conocerá la cara más amable del cargo. Mantendrá encuentros internacionales en los que recibirá parabienes en idiomas que entiende y habla; conocerá encuestas internas y externas que apuntarán a subidas en la intención de voto (hasta el 26% o el 27%) y disfrutará de la sensación de poder que da disponer de buena información.

El rey Felipe VI con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
El rey Felipe VI con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. / EFE

Sin duda, sostienen fuentes internas de su partido, Sánchez tomará decisiones. Gestos. Serán movimientos en senderos poco empinados: la Ley Mordaza, RTVE o el llamado "impuesto al sol". Asuntos que no suponen desembolsos de dinero y en los que hay consenso parlamentario sobre la necesidad de cambio. Las decisiones y cambios de mayor calado serán más difíciles.

Sánchez no tiene mucho margen de maniobra. De entrada, tiene que gobernar con los presupuestos cerrados por el anterior Gobierno popular con Ciudadanos y el PNV. Puede retocar partidas, pero con tiento. Su ministra de Economía, Nadia Calviño, le explicará además que está bajo la lupa de Bruselas y constreñido por la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Los cerrojos se llaman deuda, déficit y regla de gasto. Imposible aumentar el gasto público más allá del crecimiento de la economía.

Primera Diada con presos

El otoño será duro. También con la cuestión de Cataluña. El próximo 11 de septiembre, destacan fuentes socialistas, se celebrará la primera Diada –fiesta nacional de Cataluña- con presos en las cárceles para los que la justicia pide penas muy duras. El discurso nacionalista, asumen fuentes del PSOE, se va a endurecer. Será el momento de la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, encargada de dar lustre al discurso federalista por el que apuesta Sánchez. Una propuesta –de difícil éxito- para aliar comunidades con realidades muy diferentes.

Sánchez lo tiene difícil. Lo sabe. Lo ha demostrado -él y quien le ha aconsejado- con la elección de los miembros de su Gobierno. Al fin, aplica otra de las máximas del general chino más citado de la historia: "Si no controlas los acontecimientos, ellos te controlan a ti". Que se lo digan, si no, a Mariano Rajoy.

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