OPINION

Sevilla (REE): entre la espada de los fondos y la pared de Ribera

Jordi Sevilla planea inversiones en REE de 7.000 millones.
Jordi Sevilla planea inversiones en REE de 7.000 millones.
EFE

El exministro Jordi Sevilla, economista del Estado, ha renunciado a la presidencia de Red Eléctrica de España (REE). Abandona el cargo mejor retribuido de entre los vinculados al sector público. REE pertenece al Estado en un 20% y en 2018 su presidente cobró 229.000 euros. Los que mejor conocen a Sevilla aseguran que deja el cargo un tipo honesto. Lo suficientemente íntegro como para renunciar a blindajes y lo bastante perspicaz como para saber cuándo ha perdido la partida. La dimisión de Sevilla pilló a contrapié al consejo de REE y sorprendió incluso a quienes sabían de sus roces con la responsable de Energía, la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera.

Sevilla no acepta órdenes fácilmente. Es una de las claves de su salida. Cuestión de personalidad. “Él todo y él sólo”. Así define al ya expresidente del operador del sistema eléctrico una persona que lo trató en sus años de portavoz de Economía socialista en el Congreso. Él solo. Lo mismo para redactar discursos que para diseñar estrategias políticas o empresariales. Economista del Estado y culto, pero poco dado al trabajo en equipo y a la empatía, la salida de Sevilla es un movimiento de calado en una partida más amplia.

En el tablero energético se mueven infinidad de piezas, pero todas están influidas por dos fuerzas a menudo opuestas: la pública -obligada a velar por la seguridad de suministro energético y el destino de los impuestos- y la privada, a la busca de rentabilidad y de dividendos. Sevilla ha perdido pie en el choque de las dos fuerzas. REE tiene como accionista principal a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), pero un 66% de su capital está en manos de inversores institucionales. Son fondos que pesan mucho y que en los últimos años han invertido en las redes de distribución y de gas por su alta rentabilidad y nulo riesgo.

La rentabilidad y tarifa

Sevilla, como otros notables en el sector energético, se ha visto entre la espada de los fondos y la pared de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). Ni al supervisor de los mercados, ni al Gobierno de Pedro Sánchez les gusta que las empresas reguladas, tanto en electricidad como gas (REE y Enagás) sigan disfrutando de altas rentabilidades, basadas en la tarifa de los usuarios, para contentar a sus accionistas y repartir dividendo.

Gráfico dividendos.
Gráfico dividendos.

Sevilla ha chocado con la CNMC y con Ribera por sus planes para compensar la caída de ingresos regulados –la fuente principal- con otras actividades. Con ese fin planteó la reestructuración del grupo. Se trataba de traspasar personal de la filial de transporte de electricidad a la matriz cabecera del grupo –Red Eléctrica Corporación-, un paraguas para acoger, separadas, las actividades eléctricas y de telecomunicaciones. Competencia y la SEPI se opusieron al plan. La subdirección de Regulación Financiera de la CNMC llegó a hacer un informe negativo al respecto. La CNMC había advertido también contra los riesgos de la expansión internacional y contra los planes de Sevilla para rentabilizar la red de fibra óptica -50.000 kilómetros- desarrollada durante años a partir de los ingresos de la tarifa. Un choque tras otro.

Sevilla intentó hacer valer ante el presidente del Gobierno su hoja de servicios y su carácter. Pero en el tablero energético la partida estaba decidida. Sánchez ha puesto en manos de Teresa Ribera el reto de la descarbonización, uno de los ejes de la acción política en la legislatura,  y no hay marcha atrás. La prueba es la elección que ha hecho Ribera como número dos de su departamento: Sara Aagesen. La nueva secretaria de Estado de Energía es una experta en medio ambiente, muy alejada del perfil empresarial de su antecesor -José Domínguez, "Pepón"-, interlocutor principal del dimitido Sevilla. El nombramiento de Aagesen es una apuesta arriesgada, pero coherente con la estrategia del nuevo Gobierno.

De hecho, la llegada de la nueva secretaria de Estado ya se ha notado. El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), revisado, maneja un lenguaje distinto. Rompedor. Incluye conceptos como "flexibilidad en la demanda" o "comunidades energéticas locales", hace referencia a las directivas comunitarias y llega a hablar de “democratización de la energía”. Es un marco conceptual alejado del que ha manejado Sevilla en Red Eléctrica de España (REE). El exministro leyó el “game over” en el nombramiento de Aagesen. Cada uno en su lugar: Sánchez y Ribera han sido coherentes en los nombramientos y Sevilla ha sido consecuente con lo que implican.

Mostrar comentarios