OPINION

Turismo: del milagro económico a la gran crisis

TURISMO
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El turismo va a ser uno de los sectores que más tarde van a salir de la crisis provocada por la pandemia. Economistas, técnicos y expertos discuten sobre si la recuperación económica va a ser en uve, en u o en ele; pero sea como sea, la ¿industria? turística será la última que se beneficie de la mejora. Malas noticias para España. El sector del turismo aporta al PIB casi 150.000 millones de euros, el 12,3% de la riqueza total, según la cuenta anual del Instituto Nacional de Estadística. Es el gran motor de la economía y se ha gripado para mucho tiempo.

El "modelo-milagro" español ha perdido los alamares. Queda más a la vista la verdad desnuda: una economía terciarizada –los servicios representan dos tercios del PIB-, sin esfuerzos prácticos en investigación e innovación y con un tejido industrial débil. Hasta ayer, no importaba. En el año 2013, la consultora PWC publicó un documento-investigación titulado “La Economía española en 2033” en el que, con la opinión de empresarios, trataba de adelantarse al futuro. España en 2033 nada menos.

Ese futuro no estaba mal. De acuerdo con el estudio, a largo plazo España iba a crecer más que los principales países europeos que iban a ralentizar su crecimiento. No solo eso. En valores absolutos, el PIB español en 2033 iba a ser un 42% superior al de 2012, reduciendo la distancia con las economías italiana y la alemana. En riqueza por habitante, España iba a superar además a Francia y a colocarse a la par con Alemania.

Sin industria, no hay crecimiento

En todo ese proceso, la industria jugaba un papel importante. Pero no fundamental. El documento cuestionaba el informe de la Comisión Europea de septiembre de 2013 sobre la competitividad en el que Bruselas defendía que “sin industria no hay crecimiento ni puestos de trabajo”. Para los analistas de la época, cuando Bruselas manejaba conceptos como innovación o competitividad era demasiado estricta. Innovación, sostenían los analistas de PWC, no consiste sólo en registrar patentes.

Porque España sí innova, apuntaban los expertos. “Casos como Zara, Mercadona y multitud de empresas industriales y de servicios es muy posible que no tengan patente alguna pero innovar, innovan” sostenía el documento sobre la España de 2033. “En términos agregados, no es posible pensar que la exportación no haya perdido cuota mundial y que el comercio intraindustrial (medido a los niveles más finos posibles) haya crecido continuadamente sin innovación”. Blanco y en botella. Sólo que la botella se ha roto. La realidad muestra que España carece de tejido industrial suficiente para suministrar bienes básicos ante una crisis mundial.

La economía mundial se ha parado y con ella, el gran motor económico nacional, el turismo. Del milagro a la gran crisis. Una inmensa interrogación corona el negocio que transformó la economía del país desde los años 50. En apenas dos generaciones, el sector primario pasó de representar el 24% del PIB (1955) al 2,4% (2007) y la industria perdió la mitad de su peso (del 30% al 15%). Mientras, el sector servicios saltó del 41% a más del 60%. La elección estaba hecha. España, la Florida de Europa.

El turista un millón de 1951

Desde el turista un millón de 1951 ha llovido mucho. Agua y dinero. Las ayudas recibidas de la UE entre 1986 y 2006 por España sumaron un total de 118.000 millones de euros –tres veces el Plan Marshall– (Capitalismo y turismo en España. Ivan Murray). Los fondos ayudaron a consolidar el territorio español como el espacio del ocio europeo, dotado de buenas infraestructuras. Con las ayudas comunitarias se financiaron cuatro de cada diez kilómetros de autopistas y autovías (Estefanía, 2006). Pero el precio ha sido alto. España apostó por el turismo -íntimamente vinculado a la burbuja del ladrillo- y la internacionalización mientras desmontaba parte del tejido productivo.

La apuesta quizá fue demasiado alta. Siempre ha habido voces que alertaban sobre la excesiva dependencia de la economía del turismo y de los servicios, con sus colas de precariedad laboral y pobreza. Pero el espejismo era demasiado tentador. “Analicemos el caso de Los Angeles” proponían los consultores en 2013: “Sin una sola industria en el sentido clásico y usual del término, tiene una de las mayores rentas per cápita de Estados Unidos (el sector audiovisual, que es de servicios, contribuye a esa renta muchísimo más que lo hace el automóvil en Ohio). También es evidente que Google, Facebook, Microsoft-software- etc. son grandes generadoras de empleo”. Pues eso, del milagro a la gran crisis.

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