En la frontera

Veinte años después: las peleas eléctricas y sus mosqueteros

Hace dos décadas, el entonces secretario de Estado de Economía Luis de Guindos impulsó una investigación de Competencia por presuntos acuerdos entre las grandes cpmpañías.

Redes eléctricas
Redes eléctricas
CLUSTER DE LA ENERGÍA - Archivo

Hace 20 años, un secretario de Estado de Economía llamado Luis de Guindos trasladó al Tribunal de Defensa de la Competencia un informe de los servicios de su Ministerio en el que se denunciaba un supuesto pacto entre las eléctricas Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola para elevar los precios en el mercado mayorista de electricidad. Según la denuncia del Servicio de Defensa de la Competencia de entonces, las tres empresas ofertaron electricidad a precios "excepcionalmente elevados" los días 19, 20 y 21 del mes de noviembre de 2001. Aquel chirrido en el funcionamiento del mercado eléctrico se quedó en un simple incidente, un chispazo; apenas una anécdota que se registraba cuatro años después de aprobada la ley que iba a liberalizar el sector, animar la competencia y bajar el recibo de los usuarios.

En 2005, cuatro años después de aquella denuncia -y cuatro antes de que el mismo Luis de Guindos se incorporara al consejo de Endesa-, los codazos empresariales en el negocio eléctrico afloraron nuevas sospechas por las prácticas de fijación de precios. Las mismas que, supuestamente, iban a beneficiar a los consumidores. Endesa rompió la tradicional ley del silencio en el sector energético, levantó el dedo y apuntó a sus rivales. Los acusó de alterar el mercado. Según sus cuentas, en el periodo enero-septiembre de 2004, Iberdrola, Gas Natural, Unión Fenosa y Viesgo se repartieron 242 millones de euros de sobrecostes. El artificio que utilizaron, según la empresa denunciante: ofertas de precios muy elevados para favorecer la generación de electricidad en centrales ubicadas estratégicamente.

Nada demasiado nuevo. Nada demasiado original. De hecho, los organismos supervisores -Servicio de Defensa de la Competencia, CNE y CNMC- han denunciado periódicamente durante 20 años la alteración de los precios en el mercado mayorista eléctrico con el mismo truco: ofertas de precios altos del kilovatio que dejaban fuera del ajuste entre compras y ventas a centrales concretas. Estas, que finalmente eran reclamadas para garantizar el servicio en zonas determinadas, acaban por cobrar el kilovatio a precio de oro.

El mercado eléctrico mayorista o pool es un espacio tremendamente volátil debido a las sucesivas decisiones de regulación y política energética.

Las empresas energéticas han reconocido que se mueven en un mercado imperfecto que propicia la picaresca. Hace tres años, Gas Natural –hoy Naturgy- explicó a la CNMC que desde enero de 2014, venía solicitando reiteradamente al organismo que ejerciera sus competencias e investigara el mal funcionamiento del pool, convertido en un espacio tremendamente volátil debido a las sucesivas decisiones de regulación y política energética.

En 2021 ha vuelto la polémica sobre los precios de la electricidad, el funcionamiento del mercado mayorista y el poder de los grandes grupos energéticos. La subida de la demanda, las tensiones en el mercado gasista internacional y el precio de los derechos de emisión de CO2 ha empujado el kilovatio. A niveles récord. Curándose en salud, el Gobierno ha pedido una nueva investigación a la CNMC. Postureo. Empresas, Gobierno y partidos políticos saben que la pesquisa va a quedar en nada.

La conclusión de toda la polémica va a ser sencilla: el espectacular aumento de la demanda ha facilitado que las eléctricas propietarias de centrales nucleares, de gas y centrales hidráulicas hayan hecho el agosto en el enero pandémico sin manchar el expediente. En 2017, la CNMC ya se las vió y se las deseó para sancionar a Naturgy. Como resume un experto muy al tanto de lo que se cuece en Competencia, lo sucedido con los precios y la demanda este mes de enero responde a lo que quieren los organismos europeos: altos precios en situación de alta demanda para incentivar el ahorro. Otra cosa es que el ahorro obedezca a la imposibilidad de hacer frente a la factura.

Dos de cada tres hogares españoles ignoran la compañía comercializadora con la que tienen contratado el suministro de electricidad.

La vicepresidenta del Gobierno y responsable de energía, Teresa Ribera tiene ante sí una gran oportunidad. Puede triunfar donde siempre ha habido fracasos. Hace ya un cuarto de siglo, el PP cambió las leyes para animar la competencia en el sector eléctrico, dominado por cuatro empresas. El resultado, si se miran los estudios periódicos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) no es muy halagüeño. Dos de cada tres hogares ignoran con quién tiene contratado el suministro. Según el último estudio de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) "una amplia mayoría de los hogares españoles todavía no saben en qué mercado tienen contratado su suministro de luz (63%)". Dos terceras partes de los clientes ignoran quién les cobra.

En la novela de Alejandro Dumas Veinte años después, los protagonistas de la primera historia -ya saben, Los Tres Mosqueteros que eran cuatro –, D’Artagnan, Athos, Portos y Aramis, se han dispersado; cada cual está a sus cosas y a sus intereses. Pero los acontecimientos los vuelven a unir. Sucede lo mismo con las grandes compañías energéticas. Frente a lo que sucedió durante décadas, ahora cada una va a lo suyo, aunque el proceso de transición energética y sus cambios las empuja en la misma dirección. El reto del Gobierno y también de la CNMC es impedir que la comunión de intereses perjudique a los consumidores. Dumas convirtió en héroes a espadachines de vida disoluta que llegaban a timar  y aporreaban a sus siervos. Pero eran novelas.

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