Opinión

Un Gobierno que tira la raqueta y protesta al juez árbitro

Pedro Sánchez de espaldas
Pedro Sánchez de espaldas
Europa Press

Siento el tenis desde mi infancia. Todavía recuerdo las tardes en las que salía del colegio con la raqueta a cuestas para ir a entrenar. Es un deporte maravilloso, donde tienes que poner lo mejor para que tus destrezas técnicas y el control de los golpes con efecto, se puedan poner al servicio de la táctica, que la hay y mucha en el tenis, pero sobre todo, se entrena la fortaleza mental y la presión psicológica. Ya saben, 30% técnico, 70% psicológico.

Después de vivir los partidos de Carlos Alcaraz en el Mutua Madrid Open, el análisis de lo que he visto me hace reflexionar sobre mi otra gran pasión, la economía, y preguntarme si España tiene las mejores raquetas del circuito para jugar la Copa Davis de la recuperación económica.

Antes de empezar a jugar ya hemos rebajado un 38,5% las expectativas de crecimiento que teníamos para 2022, desde el 7% que nos dijeron hace seis meses, hasta el 4,3% que nos confirmó la pareja de dobles Calviño – Montero en la rueda de prensa donde presentaron la actualización del programa de estabilidad. Imaginen dónde queda la credibilidad de unos PGE para 2022 con una merma en el crecimiento de más de un tercio. Es el primer out del partido.

El principal problema en el corto plazo es la inflación. Llevamos un año asistiendo a la escalada inflacionaria en nuestra economía y durante meses se nos dijo que era algo coyuntural y de escasa importancia. Cuando desde septiembre aceleró su ritmo la inflación, las alertas que llegaban desde el tejido productivo avisando de la imposibilidad de que los márgenes empresariales pudieran seguir absorbiendo el incremento de los costes energéticos, de las materias primas, costes logísticos o laborales provocados por la reforma del mercado de trabajo, sólo encontraron silencio gubernamental.

La realidad ha jugado con primeros servicios desde el mes de octubre, que un gobierno siempre al resto, ha sido incapaz de responder. En las declaraciones a pie de pista insiste en que la recuperación es robusta y que los fondos europeos llevan velocidad de crucero, cuando seremos el último país del euro en recuperar los niveles prepandemia en el primer semestre de 2023 y tanto Airef como Banco de España avisan del nulo impacto que han tenido los fondos del plan de recuperación en 2021 y reclaman, otra vez al juez de silla, más transparencia.

La vicepresidenta primera está jugando un partido de simples con la deuda pública, donde hasta ahora recibía bolas fáciles al centro de la pista, que no ha aprovechado para reducir a su rival. El BCE ha finalizado su plan de compras de deuda pandémica y está reduciendo las compras mensuales del APP. Cuando finalice las compras en el tercer trimestre, la ministra jugará otro set pero con bolas nuevas. El BCE ya no será el pilar que sostenga la prima de riesgo y esto ya se ha contagiado a los mercados donde la rentabilidad del bono español a 10 años se ha multiplicado desde diciembre de 2021 por más de 6, cotizando ya a 2,167%. En este set la ministra sentirá la presión, el riesgo de una crisis de deuda estará presente si no somos capaces de trasladar a los inversores solvencia y confianza sobre la sostenibilidad de nuestras cuentas públicas. ¿A qué sigue esperando el gobierno para presentar un plan de consolidación fiscal a medio plazo creíble? ¿O piensa en jugar con una raqueta con las cuerdas rotas?

La Comisión Europea publicaba recientemente su Informe de Sostenibilidad Fiscal donde se identifica a España como un país con alto riesgo en la sostenibilidad fiscal a largo plazo, en particular por las vulnerabilidades de nuestra deuda. Antes de la pandemia ya teníamos una situación desfavorable y desde su inicio hemos aumentado la deuda pública en 22,9 puntos, más del doble que la media europea (12,9 puntos). En números, hemos incrementado la deuda pública en 250.000 millones euros hasta 1,441 billones de euros.

Incluso a medio plazo, los riesgos de sostenibilidad fiscal son altos en general. El informe analiza el indicador de brecha de sostenibilidad y un análisis de su perspectiva futura, concluyendo la alta sensibilidad que tenemos ante posibles shocks fiscales.

Eso son golpes ganadores, tanto de derecha como de revés, Ministra de Hacienda, por más que corra de un lado a otro de la pista intentando alcanzar la bola.

Desde la grada, el entrador del equipo se tapa la boca con la mano para que las cámaras no le espíen y se conozcan las instrucciones que da a sus tenistas económicas. Lo que sí sabemos, es que la táctica del gobierno para contener la inflación ha llegado tarde y las medidas no se han mostrado ni eficaces ni eficientes. Las familias han perdido poder adquisitivo y no encuentran soluciones para llegar a fin de mes y las empresas pierden competitividad mientras contemplan como el gobierno recauda en los tres primeros meses 9.000 millones de euros más que en el primer trimestre de 2021.

Los fondos europeos y su incapacidad para permear al tejido productivo es uno de los grandes fracasos de la legislatura, desaprovechando la oportunidad que suponía para incrementar nuestro potencial de crecimiento y generar empleo estable, con un match ball por delante que nos puede hacer caer eliminados: una segunda parte de la reforma del sistema de pensiones que de verdad consiga garantizar su sostenibilidad.

El gobierno ha tirado la raqueta al suelo y protesta al juez árbitro. No acepta las propuestas de la oposición y cada votación parlamentaria supone un suplicio condimentado de concesiones a grupos independentistas. Ha perdido el ritmo del partido, en el equipo no tiene un Nadal o un Alcaraz que pueda apretar los dientes y sacar sus mejores golpes para remontar y cada punto que se juega le acerca más a un final anticipado de la legislatura. Lo que aún no ha entendido es que el público lo están deseando. Lo comprobaremos en Andalucía.

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