Tribunal global

El mercado del petróleo, en el punto de mira


Imagen de una refinería alemana.
Imagen de una refinería alemana.
DPA vía Europa Press

La cuestión de la energía seguirá estando en el centro de todos los ajustes económicos y geopolíticos de los próximos años. Primero, debido al desequilibrio del mercado tras la crisis de Covid-19, vinculado a la oferta, lo que explica la presión al alza de los precios por encima de los 130 dólares antes del conflicto ucraniano, una situación que, además, podría agravar este desequilibrio de la oferta y presionar aún más el precio del oro negro. Y eso supondría una amenaza a las perspectivas económicas mundiales.

Segundo, el sector petrolero ha sufrido una baja inversión desde el inicio de la pandemia. Según S&P, y de acuerdo con el Foro Nacional de la Energía celebrado el 7 de diciembre de 2021, las reducciones de la inversión de las empresas petroleras en 2020 fueron de alrededor del 35% en comparación con 2019. En 2021, las compañías vieron una reducción adicional del 23% en los niveles de inversión con respecto a los niveles anteriores a la pandemia. 

Las petroleras gastaron 525.000 millones de dólares en 2019, que se redujeron a 341.000 millones en 2021, un 35% menos. Por esta razón, según el Foro Nacional de la Energía, habría que volver al nivel de gasto de 2019 para que el mercado volviera al equilibrio.

En este punto, hay que preguntarse qué alternativas existen para calmar la actual presión sobre los precios, puesto que no será fácil prescindir del petróleo de Rusia y ésta es el tercer productor mundial de crudo (después de Estados Unidos y Arabia Saudí), el mayor exportador de petróleo a los mercados mundiales y el segundo exportador de crudo tras Arabia Saudí.

Por un lado, encontramos a Irán, que representa el 8,9% de la producción de petróleo de la OPEP, y que ha llevado a Joe Biden ha reanudar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear iraní. La producción iraní tardará en volver a los niveles anteriores a las sanciones debido a al descenso del 40% de sus producciones y a la escasa inversión en el sector en los últimos años a causa del embargo estadounidense. 

Hay que tener en cuenta que cuando se firmó el primer acuerdo nuclear iraní en 2015, las sanciones no se levantaron hasta seis meses después, una vez que las instalaciones nucleares de Irán fueron verificadas por los observadores de la ONU.

Por otro lado, nos encontramos con Venezuela. El país era el principal proveedor de Estados Unidos antes de que se pusiera en marcha el embargo y ahora vuelve a contar con su interés, aunque las relaciones entre los dos países parecen calentarse. 

La inestabilidad política y el embargo estadounidense también han penalizado la inversión en el sector, lo que, junto con la grave crisis económica, explica la debilidad de la producción. Serán necesarias enormes inversiones para que la producción venezolana recupere su plena capacidad.

La producción de otros miembros de la OPEP es 2 millones de barriles diarios menos que en 2019. Esto significa que otros países no han aumentado su producción porque probablemente quieren beneficiarse de los altos precios del crudo para mejorar su situación presupuestaria y exterior.

 Los países miembros de la OPEP+ se han resistido hasta ahora a las peticiones de Estados Unidos de aumentar la producción para bajar los precios. Arabia Saudí no quiere que se reanuden las negociaciones sobre la energía nuclear iraní y, por tanto, debe seguir manteniendo una posición firme frente a Estados Unidos. Otros países no pueden aumentar la producción debido al envejecimiento de sus infraestructuras, como es el caso de Angola, segundo productor de crudo de África, después de Nigeria.

De esta forma, cabe preguntarse si nos dirigimos hacia unos precios del petróleo sosteniblemente altos. A corto plazo, las alternativas para aliviar la presión alcista sobre los precios están resultando insuficientes y la OPEP no quiere aumentar la producción. A largo plazo, el objetivo de neutralidad en carbono para 2050, especialmente para los países europeos, implica una drástica reducción de las inversiones. 

El informe de 'Net Zero by 2050', pide a los gobiernos que se nieguen a aprobar cualquier nuevo yacimiento de petróleo y gas para finales de 2021. La crisis de Ucrania también debería acelerar la transición energética de muchos países, especialmente los europeos, cuyas necesidades energéticas dependen del exterior. Por todo ello, se espera que el mercado energético se vea permanentemente perturbado lo que debería traducirse en un aumento de los precios del petróleo.

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