OPINION

Capitán de remolcador borracho rescata barco averiado y tiene a sus ocupantes dando vueltas toda la noche

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Una cara parecida a ésta, quizá todavía emponzoñada por la resaca, es la que debió poner Timothy Pooler, un viejo lobo de mar de 63 años, cuando las autoridades del puerto de Boynton Beach (EE.UU) le dijeron que se enfrenta un cargo por navegación bajo los efectos del alcohol que le puede llevar incluso a la cárcel.

Pooler recibió un aviso para ayudar a dos hombres, cuyo yate se había averiado por un recalentamiento del motor a unas 25 millas de Delray Beach (Florida), hace dos jueves por la noche.

Los marineros afirman que el remolcador tardó más de cuatro horas en llegar desde que fue avisado; y cuando lo hizo, enganchó su embarcación y los tuvo dando vueltas en círculos durante varias horas más, a lo largo de prácticamente toda la noche.

Al amanecer, el capitán del remolcador estaba ya tan beodo que preguntó a uno de los hombres si podía gobernar el barco por él, un barco que ya se había quedado sin combustible con tanta vuelta y que tuvieron que alimentar con el gasoil de su propio yate.

Tras probar a arrancar su motor (que con el tiempo ya se había refrigerado) los navegantes pudieron poner en funcionamiento su yate de nuevo, momento en que decidieron cortar amarras y seguir hacia la costa solos mejor que mal acompañados.

Duraron bien poco; lo suficiente como para separarse del remolcador, verlo alejarse haciendo eses y que el motor se volviera a parar. Un segundo barco de arrastre llevó por fin a los hombres a la costa 12 horas después de su primera avería; concretamente pusieron sus cabreados pies en Júpiter, un pueblo ubicado en el condado de Palm Beach a 30 millas al norte de su punto de partida original.

El capitán ha admitido los hechos; aunque remarca que apenas se acuerda de nada.

Vía Sun Sentinel

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