OPINION

Las cholitas peleonas, reinas de la lucha libre en Bolivia

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Europa Press

Los titanes de la lucha libre americana son famosos en todo el  mundo, pero no es la única manera de entender este “deporte-espectáculo”. Los mejicanos tienen su peculiar y colorista aproximación al  mundo del wrestling… y ahora llega la última moda en Bolivia: la lucha femenina con traje tradicional, por llamarla de alguna manera, variedad que cuenta cada día con más seguidores… y participantes.

El espectáculo de las “cholitas luchadoras” agota entradas a través de la geografía boliviana. Su desarrollo no es tan diferente al de un combate de lucha, con algunas peculiaridades. El vestuario es una de ellas, pero la brutalidad de alguna de estas peleas asombra a propios y extraños: es lo necesario para destacar ante multinacionles como la famosa WWE.

La campeona actual es la intrépida Carmen Rosa, y dice su leyenda que para llegar a la cima, ha resistidos entrenamientos salvajes en lo alto de un peñasco, en una montaña perdida. Durante años se preparó para ser la mejor cholita del mundo… ¡y lo ha conseguido! Su gran enemiga seria Yolanda “la amorosa”, cruel y despiadada, capaz de todo para alcanzar la victoria.

Otras luchadoras populares son Julia “La paceña”, y Martha “La alteña”. La primera creció en los bajos fondos, donde aprendió a ser una chica muy dura, y la segunda, se ha llegado a enfrentar a asesinos profesionales, según dicen los rumores. Todos acabaron mordiendo el polvo. ¿Será la próxima campeona?

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Estas mujeres protagonizan su propio programa de TV, que se emite en Perú y Bolivia. Muchos jóvenes ya han sustituido a Batista o Triple H por estas gigantas del cuadrilátero. Con llaves y  movimientos especiales como “La patada de mula” y “La llave del Santo” se han ganado el corazón de muchos fans…y las críticas de otros tantos. También hay quienes les defienden como ejemplo de igualdad y como manera de combatir la misoginia: las féminas son capaces de partirse la crisma volando por encima del ring tan bien como cualquier hombre.

De hecho, algunas de las cholitas más corpulentas llegan a enfrentarse con oponentes masculinos. Eso sí: siempre con su vestimenta tradicional. Hace ya 10 años que alguien, un hombre, por hacer la gracia, salió a pelear de esta guisa: una bombillita se encendió en la cabeza de los promotores locales. Hoy día hay centenares de chicas en lista de espera para aprender este duro oficio. Les esperan años de trabajo duro, muchos moratones y, a algunas, la fama y la fortuna.

Gracias en buena parte a su popularidad, se ha conseguido que la lucha boliviana pueda plantar cara al espectáculo estadounidense de los mostrencos anabolizados que tanto gustan también. Incluso existe un documental que trata de plasmar la evolución de este increíble fenómeno. Por aquí. Una idea: importemos el formato, cambiándolo por chicas con trajes regionales de las diferentes comunidades: falleras contra joteras aragonesas.

Vía Rasgado de boca

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