OPINION

El peligroso atragantamiento por chuletón en las sidrerías vascas

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“Cada año salvo a 9 o 10 clientes haciéndoles la maniobra de Heimlich para librarles de la asfixia por un trozo de chuletón”. Son palabras de Juan Ignacio Jauregui, propietario de la sidrería Satxota en Aia (Guipúzcoa), que cuenta con un comedor de 200 comensales en el cual se puede degustar el típico menú de sidrería, compuesto por tortilla de bacalao, bacalao con pimientos fritos y el famoso chuletón vasco de kilo.

Esta carne se sirve cortada en grandes trozos para compartir, lo que convierte la elección del bocado en una auténtica ruleta rusa para los ansiosos de mandíbulas que optan por pinchar y tragar sin acudir a la llamada del txotx, la palabra para salir corriendo a la kupela (barrica) a echar un trago de sidra lubricante.

Entonces ocurre lo inevitable: un cliente medio asfixiado por un trozo de chuletón que necesita la ayuda del sidrero, que raudo realiza una serie de compresiones rápidas con el puño en el centro de su abdomen para librarle del atasco.

“Las mujeres son más complicadas que los hombres, porque no dicen que se ha atragantado y se pierde un tiempo muy valioso”, afirma Juan Ignacio, que dibuja el caso de una chica que, por vergüenza, se refugió en el servicio para librarse del atragantamiento y fue encontrada milagrosamente minutos después sin sentido.

Una joven atiende las explicaciones de Juan Ignacio sobre cómo tirar de la ternilla para desatascar

Al parecer, muchos comensales evitan por educación andarse en las amígdalas ante sus compañeros de mesa y deciden hacerlo en privado, con evidente peligro en caso de complicaciones. Y es que en momentos así, más vale estar acompañado, gritar bien fuerte y que haya algún médico en la sala.

A principios de verano, un especialista en análisis clínicos y una enfermera lograron estabilizar a un anciano de 84 años que acabó en la UCI por un atragantamiento por chuletón en una sidrería de Astigarraga. Un caso similar tuvo lugar el pasado mes de febrero en Donostia.

Entonces, una mujer de 79 años sufrió un atragantamiento con un pincho de solomillo de ciervo en el bar La Espiga. Un médico que se encontraba en el establecimiento se vio en la necesidad de practicar una cricotirotomía (traqueostomía) con un bolígrafo y un estilete como único instrumental. En estos caso, se recomienda siempre llevar un boli BIC gordo a mano.

Pero, ¿por qué nos atragantamos tanto en las sidrerías con los chuletones? ¿Existe una razón plausible?

"Los atragantamientos tienen tres focos: el ansia, el consumo de alcohol, y hablar mientras se come. La combinación de los tres puede generar situaciones esperpénticas... Trozo pequeñito, masticar pausadamente, un buen trago de sidra. Y luego uno que hable, pero todo a la vez no”, nos cuenta Xabier de la Maza, miembro de la Junta Directiva de la Cofradía Vasca de Gastronomía y Salsero Mayor del Condado de Eguía-Lancashire, un auténtico especialista en todo lo que entra y sale por las bocas de los habitantes de Euskadi. Y más allá.

Porque lejos de ser un fenómeno circunscrito a las fronteras vascas, los atragantamientos por chuletón escapan a las delimitaciones regionales. De hecho, la muerte más reciente por este hecho se produjo en una sidrería asturiana el pasado 2010, cuando M. C. T. B., que tenía 46 años, murió tras seis días ingresada en la UVI de un hospital de Avilés.

Dos agentes tardaron menos de un minuto en recorrer los doscientos metros que separaban la comisaría de la Policía Local del restaurante. Lograron hacerle expulsar el trozo de carne que le obstruía las vías respiratorias ejecutando la maniobra de Heimlich. Consiguieron salvarla de la muerte en ese momento, pero las secuelas acabaron por resultar fatales.

Mikel Urmeneta, listo para hacer una cricotirotomía a un buen txuletón

Más info:

¿Cuál es la mejor marca de bolígrafos para practicar una traqueostomía?

- La maniobra de Heimlich

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