OPINION

La Torre Eiffel era “un esqueleto inútil y monstruoso” para los artistas franceses de la época

Para conmemorar los Juegos Olímpicos de 2012 Londres levantará la Torre Orbit, una suerte de “gigantesca montaña rusa puesta en pie”, que ha despertado una fuerte controversia entre las fuerzas vivas de la capital inglesa. Londres, que siempre mira por el rabillo del ojo a su némesis, París, quiere tener su equivalente a la Torre Eiffel, una torre emblemática, metálica y, a ser posible, inútil que realce su skyline.

Hoy sería impensable un París sin su Torre Eiffel pero en su día fue vilipendiada por los artistas de la época. El 14 de febrero de 1887, el periódico Le Temps publicó un manifiesto contra la futura estructura (planeada para la Exposición Universal de 1889) firmado por artistas e intelectuales de la época, como Maupassant, Alejandro Dumas hijo o Leconte de Lisle. El artículo estaba ilustrado con la caricatura de Gustave Eiffel que acompaña este texto.

«Escritores, escultores, pintores y amantes apasionados de la belleza hasta en este momento intacta en París, venimos a protestar con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra indignación en nombre del gusto francés despreciado y en el nombre del arte y la historia francesa amenazados en contra de la erección en pleno corazón de nuestra capital de la inútil y monstruosa torre Eiffel. ¿Hasta en el momento que la ciudad de Paris se asociará a las barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de máquina para deshonrarse y afearse inseparablemente? Pues la torre Eiffel, que ni siquiera la comercial América querría, es, no lo dudéis, la deshonra de Paris (…)».

Entre las lindezas que dedicaban los artistas a la construcción están las siguientes:

-“Trágico farol” (Leon Bloy).

-“Esqueleto horroroso” (Paul Verlaine).

-“Notre Dâme de la quincalla” (Sully Prudhomme).

-“Esqueleto desgarbado cuya base pretende ser un gran monumento al Cíclope” (Maupassant).

-“Fábrica de tuberías, cadáver a la espera de piedra que lo rellene” (Joris-Karl Huysmans).

El repudio de los intelectuales no logró detener la construcción de la torre (como tampoco lo hará en Londres, previsiblemente), que llegó a erigirse gracias a la inversión del propio ingeniero Gustave Eiffel, que puso de su bolsillo los 8 millones de francos que costó la obra (1,5 millones más de lo presupuestado). A cambio, el avispado Eiffel se quedó con los ingresos de explotación de la obra. Sólo durante el primer año subieron 2 millones de personas a la Torre Eiffel y con las 200.000 primeras se recuperó la inversión. Actualmente, más de 7 millones de personas pasan cada año por el monumento, de modo que han podido pasar 500 millones de personas desde su construcción. ¿Cuántos habrán subido a la Torre Orbit dentro de 130 años?

Visto en El libro de los hechos insólitos”, de Gregorio Sandoval. Ilustración tomada de Wikipedia.

Mostrar comentarios