Si caminas por un espacio que carezca de referencias, como un desierto o una gran extensión de nieve, e intentas mantener una línea recta acabarás desviándote instintivamente hacia la izquierda, hasta trazar un gran círculo en dirección contraria las agujas del reloj, que acabará llevándote inexorablemente al punto de partida. Eso explica que los cadáveres de los excursionistas perdidos se suelan encontrar en un radio de menos de un kilómetro del lugar donde se perdieron.
El motivo de que esto suceda es que casi todos tenemos la pierna derecha más larga que la izquierda. También nuestra pierna derecha es más fuerte y flexible que la izquierda, de modo que los pasos que damos con la derecha son imperceptiblemente más largos que los de la izquierda, contribuyendo a que caminemos en círculo. Es la respuesta que un docto lector de News Scientist, Han Ying Loke, a la pregunta de otro Chris Wood, publicada en el libro "¿Por qué no se hielan los pies de los pingüinos?", continuación necesaria de "¿Hay algo que coma avispas?".
Una explicación alternativa es que "pequeños errores de percepción se van acumulando, hasta que el cerebro acaba interpretando como recto lo que no lo es", según el experimento que hizo el psicólogo Jan Souman, que puso a caminar a varios sujetos en bosques de Alemania y en el desierto de Túnez. Salvo los que tuvieron los astros como referencia, todos caminaron inopinadamente en círculos.
Sustentando la teoría de la distinta longitud de las piernas está el profesor Watanabe Hitoshi, de la Universidad de Waseda, que dedicó varios años de su vida a investigar el mejor diseño para escaleras y salidas de emergencia. El profesor Watanabe comprobó que cuando corren o caminan el 75% de las personas siguen caminos contrarios a las agujas del reloj, algo sorprendente en Japón, donde se conduce por la izquierda. El investigador también descubrió que si te persigue un psicópata con una sierra eléctrica tratarás de huir girando hacia la izquierda al menos 70 de cada 100 ocasiones, si es que tienes tantas.
Las conclusiones del señor Hitoshi, tal y como las resume el autor de Kirai, Héctor, son las siguientes:
La mayoría de los seres humanos son diestros.
Incluso los que son zurdos, la mayoría de ellos son diestros en cuanto a piernas.
La mayoría de seres humanos tienen la pierna derecha un pelín más larga que la izquierda.
Los humanos caminan instintivamente colocando su parte izquierda del cuerpo lo más protegida posible (Poniendo el lazo izquierdo cerca de una pared por ejemplo) porque el corazón está en el centro-izquierda del torso.
Es parte de la naturaleza humana desviarse hacia la izquierda y correr en sentido contrario a las agujas del reloj, es prácticamente un instinto.
Aunque la última afirmación es una tautología, la andanada de razones nos ha convencido. Si queremos salir del desierto o escapar del serial-killer incorporaremos un giro a la derecha de cuando en cuando.
Imagen de Tostada enfadada.
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