OPINION

La Fed: evitando una depresión

Fotografía Jerome Powell, Reserva Federal, Fed
Fotografía Jerome Powell, Reserva Federal, Fed
Europa Press

La economía estadounidense entrará en recesión este año, pero el anuncio de la Reserva Federal de que comprará una cantidad ilimitada de bonos del Tesoro (Treasuries) y de activos respaldados por hipotecas (Mortgage Backed Securities), así como la introducción de otra serie amplia de facilidades de crédito ayudará a estabilizar el sistema financiero, contribuirá a evitar un daño de largo plazo y puede acelerar la recuperación económica cuando ésta comience.

El objetivo inmediato de la autoridad monetaria estadounidense es garantizar que el crédito continúe fluyendo hacia la economía. Y es que en las últimas semanas hemos visto cómo el impactante crecimiento de la aversión al riesgo y la huida hacia la liquidez de los inversores ha sobrepasado a los mercados financieros y a las entidades que están a cargo de la intermediación financiera y la distribución del capital a lo largo y ancho del sistema financiero. De hecho, una volatilidad sin precedentes en los mercados de Treasuries (Bonos de EEUU) y de MBS (hipotecas), que son considerados como los más seguros de todos, ha exacerbado esta fuga hacia la liquidez y ha propagado distorsiones en los precios de los activos de distintos segmentos del mercado de bonos, incluyendo el sector privado (mercados de crédito) y el de productos estructurados.

Las restricciones operativas (tanto regulatorias como relacionadas con la pandemia) para las instituciones con acceso a la financiación convencional de la Fed (por ejemplo, a través de la ventana de descuento o las operaciones del mercado de Repos) han dificultado la capacidad para usar los préstamos de corto plazo de la Fed para estabilizar los mercados. En consecuencia, el banco central tiene que pensar nuevas formas de apoyar de manera más directa a los mercados de crédito, a las empresas y a los pequeños negocios.

La Fed va a por todas

Las acciones sin precedentes anunciadas por la Fed van precisamente en esa línea. Además de desempolvar el manual de instrucciones que utilizó en 2008, anunciando ese programa indefinido de compra de Treasuries y MBS, la Reserva ha anunciado varias nuevas herramientas de financiación para luchar contra este shock de características únicas. Al contrario que la crisis de 2008, que golpeó a los bancos y a las instituciones financieras, aquí el epicentro de la crisis es el sector corporativo no financiero. Y para enfocar la ayuda de forma más directa hacia estas actividades, la autoridad monetaria ha indicado que proporcionará préstamos de medio plazo a las empresas, comprará deuda corporativa de alta calidad en los mercados secundarios y tramitará préstamos contra ABS (Asset Backed Securities, normalmente bonos o pagarés respaldados por activos financieros).

Estas medidas se añaden a otros programas puestos en marcha la semana pasada para respaldar la financiación a corto plazo para el sector no financiero a través de papel comercial. El resultado de todo esto es que el balance de la Reserva Federal ha superado ya el máximo de 4,5 billones de dólares alcanzado como consecuencia de la crisis de 2008 y consideramos que antes de que todo termine de ejecutarse ya habrá rebasado los 6 billones de dólares.

En conjunto, estos programas van a hacer posible que se pueda ayudar a un gran conjunto de instituciones financieras. Teniendo en cuenta el apoyo del Gobierno y el plan del Congreso, todo esto permitiría elevar la capacidad de financiación adicional para la economía en unos 4 billones de dólares.

El objetivo es una recuperación rápida

En todo caso, es importante no olvidar que estos programas no son la panacea y no van a evitar que EE UU entre en recesión. De hecho, ya hay datos que sugieren que la economía estadounidense podría estar ya en dicha recesión.

La economía está sufriendo actualmente a causa de tres grandes shocks: las distorsiones en el comercio global; el cierre obligatorio de comercios en el mercado doméstico y el impacto en la financiación derivado del elevado estrés del mercado. Todo ello contribuirá a una profunda contracción en la actividad en el segundo trimestre.

Sin embargo, estas acciones anunciadas pueden ayudar a la economía a evitar una depresión. Proporcionando financiación a los hogares y negocios para sortear los cierres de actividad decretados, la economía se puede normalizar más rápidamente una vez que el virus remita, y evitar así el daño de largo plazo que resultaría de una oleada de bancarrotas y de un incremento en el número de desempleados.

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