Opinión 

Las finanzas, garantía de nuestro futuro ecológico

Hidrógeno verde
Las finanzas, garantía de nuestro futuro ecológico. 
EFE

Si bien la pandemia de coronavirus plantea a la humanidad retos nunca vistos para la salud y la economía, para nuestras vidas y nuestros trabajos, también es cierto que la crisis constituye una ocasión extraordinaria en esta fase conducente a la recuperación en que nos hallamos. Podemos partir desde cero para hacer las cosas mejor, lo cual conlleva adoptar, desde el principio, una lógica «verde». Dicho de otro modo, hemos de aprovechar esta oportunidad para cincelar la economía sostenible del futuro. Ese es el objetivo del Pacto Verde Europeo, pero además queremos que cristalice la neutralidad climática, revertir la pérdida de biodiversidad y crear una economía limpia partiendo de la inversión en empleos, innovación y crecimiento verdes. Hemos calculado que hacen falta 350 000 millones de euros al año para cumplir con los objetivos climáticos que nos hemos fijado de aquí a 2030 para que en 2050 Europa sea el primer continente climáticamente neutro.

A tal fin, la financiación pública es indispensable, aunque el papel de la privada también será crucial. Esta última impulsará el desarrollo de las nuevas tecnologías, productos y servicios que reducirán la degradación del medio ambiente y mitigarán los efectos del cambio climático. Por suerte, los inversores europeos quieren apostar por la ecología, y de ahí que opten por valores bursátiles y bonos más ecológicos, que exijan información transparente sobre las actividades ecológicas y que quieran contribuir a la consecución de nuestros objetivos medioambientales. Toda una buena noticia, ya que supone un espaldarazo a los planes de la Comisión Europea para las finanzas sostenibles. Hemos dado importantes pasos con la idea de generar todo un ecosistema en el que el sector financiero pueda ayudar a que la recuperación sea ecológica. Por nuestra parte, aportamos herramientas para mejorar la transparencia, para que los inversores sepan cuándo es sostenible una inversión (como muestra, un botón: el año pasado aprobamos el reglamento de taxonomía de la UE, un léxico común para aquellos inversores que quieran ejercer un efecto palpable y positivo en el clima y el medio ambiente).

Esta misma semana, la Comisión publicó los criterios para dilucidar qué actividades económicas coadyuvan de manera substancial a la mitigación o a la adaptación frente al cambio climático, tal y como se prevé en el reglamento de taxonomía. Esos criterios servirán a empresas e inversores de prontuario a la hora de distinguir las actividades de carácter ecológico, y ello gracias a una misma comprensión de si contribuyen o no a cumplir nuestros objetivos climáticos. Con su ayuda, las empresas podrán financiar su transición ecológica si actúan para cumplir con esos criterios, que irán evolucionando conforme nuestra economía sea más respetuosa con el clima.

También apostamos por una mayor transparencia de las finanzas sostenibles, perfeccionando la información en materia de sostenibilidad de las empresas y de las instituciones financieras. La Directiva de información empresarial en materia de sostenibilidad, que la Comisión aprobó junto con los criterios de taxonomía, actualizará la información que las grandes empresas proporcionan sobre la sostenibilidad de sus actividades, desde su impacto en el medio ambiente, pasando por cómo tratan a su plantilla, hasta el respeto de los derechos humanos. Se trata, en definitiva, de una batería de medidas relevantes tanto para los inversores como para la ciudadanía y la sociedad en general.

Queremos que la UE sea una economía verde y líder mundial, con empleos e inversión ecológicos, y también nos gustaría que el resto del mundo siguiera esta senda. Con el paso del tiempo, la normativa mundial de las finanzas sostenibles debería de converger para que inversores y empresas reconozcan como ecológico aquello que realmente lo es, independientemente del mercado en el que operen, y que puedan elegir en condiciones con esta vara de medir en mano. A día de hoy, encabezamos la marcha en pos de la sostenibilidad, como sucede en la Plataforma Internacional de Finanzas Sostenibles, que copresidimos y en la que los miembros, que suponen más de la mitad de las emisiones, población y Producto Interior Bruto del planeta, debaten cómo orientar la financiación privada a objetivos ecológicos. Así mismo, foros tales como el G20 y el G7 son testigos de nuestro compromiso con la cooperación internacional.

Una vez superada la pandemia, la recuperación exigirá un esfuerzo ímprobo y monumentales inversiones: faltan palabras para describir la magnitud de la labor por hacer. No obstante, lo lograremos si aprovechamos la ocasión y volvemos a partir desde el principio con una óptica ecológica, y esta misma semana la Comisión Europea adoptó medidas importantes a tal efecto. La tarea es apremiante como nunca antes, pues el cambio climático es, hoy por hoy, un fenómeno tangible que, si no actuamos ya, no hará más que agravarse. Y no serán las empresas o las instituciones financieras, ni las ONG o los actores políticos los que por su cuenta solucionen el problema: somos todos nosotros los que, en la Unión Europea y en el mundo entero, hemos de pergeñar soluciones, propiciando e invirtiendo en un futuro más ecológico.

* Artículo de opinión del vicepresidente ejecutivo Dombrovskis y la comisaria McGuinness: Paquete de finanzas sostenibles de abril

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