CORR.- El Ayuntamiento de León dedicará el próximo 21 de febrero una calle a dos víctimas de la represión franquista

  • Se trata de Jerónima Blanco y su hijo Fernando, de tres años, cuyos restos fueron exhumados el pasado verano por la ARMH

Se trata de Jerónima Blanco y su hijo Fernando, de tres años, cuyos restos fueron exhumados el pasado verano por la ARMH LEÓN, 12 (EUROPA PRESS) El Ayuntamiento de León dedicará el próximo 21 de febrero una calle a dos víctimas de la represión franquista, Jerónima Blanco y su hijo Fernando, de tres años, cuyos restos fueron exhumados el pasado verano por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Al acto asistirán Elena y Pilar, dos de las tres hermanas de Jerónima que todavía viven, así como representantes municipales y de la ARMH, como el poeta Antonio Gamoneda, quien recitará unos versos en memoria de las víctimas. El pasado mes de julio, la ARMH exhumó en Flores del Sil (Ponferrada) los restos de una mujer en avanzado estado de gestación, Jerónima Blanco, y de su hijo Fernando, de tres años. Ambos habían sido asesinados por un grupo de pistoleros de Falange el 23 de agosto de 1936. Según informaron a Europa Press fuentes de la ARMH, la historia se remonta a los inicios de la Guerra Civil, cuando el marido de Jerónima, Isaac Cabo, decidió escapar de casa ante las evidencias de que podían ir a detenerlo, por tratarse de un militante de izquierdas activo en la lucha sindical. Desde su escondite, Isaac visitaba periódicamente a su familia, aprovechando la oscuridad de la noche. Las represalias contra Isaac por quienes querían detenerlo fueron "brutales". Primero asesinaron a su mujer, Jerónima, de 22 años, y su hijo Fernando, de tres. "Pero quienes lo persiguieron no pararon de atacar a su familia por no haberlo encontrado a él. Por eso, seguidamente asesinaron al padre de Isaac, Demetrio Cabo; a su madre, Visitación Pérez; a dos de sus hermanos, Demetrio y Vitorino, y a su cuñado Salvador", relató la Asociación. Durante tres días de agosto de 1936, los cadáveres de Jerónima y su hijo Fernando permanecieron en una cuneta, a la vista de los viandantes. Aquel crimen causó "un gran impacto" en la comarca y se incorporó a la memoria colectiva que durante muchos años lo recordó de forma clandestina. Tras la exhumación, el Ayuntamiento de León decidió dedicarle una calle a Jerónima a su hijo, en representación de la dura represión que padecieron en las tierras leonesas quienes fueron perseguidos por las tropas franquistas y los paramilitares que colaboraron con ellas.

Mostrar comentarios