De la kale borroka a las bandas juveniles, los delitos que la Ertzaintza no controla

  • La Policía autonómica no se ha tenido que enfrentar nunca a menores que comenten delitos comunes tan violentos y no tienen medios para combatirlos.
Foto de redes sociales de "The Ghetto Family"
Foto de redes sociales de "The Ghetto Family"

"The Ghetto Family", grupo al que pertenecían los presuntos asesinos de la pareja de octogenarios en Bilbao, lleva meses aterrorizando a los vecinos de Vizcaya. La banda de delincuentes juveniles está formada por, al menos, una treintena de chicos de entre 12 y 23 años, la mayoría de origen marroquí o etnia gitana, que proceden de familias desestructuradas y consumen estupefacientes. Según fuentes de la Ertzaintza, se investigan al menos 19 crímenes presuntamente cometidos por este grupo y que están relacionados con la extorsión, los robos con violencia, las amenezas, para las que usan incluso perros de presa, y las lesiones graves.

Tras saberse que dos de los jóvenes detenidos por el crimen habían sido internados en un centro de menores — del que uno de los arrestados llegó a fugarse el pasado día 20 — los vecinos se preguntan cómo es posible que los servicios sociales y las autoridades no solo hayan desoído las denuncias de los vecinos, que tenían identificados a los agresores, sino que hayan permitido que chicos de 14 años que dependían de la Diputación hayan actuado con, dicen, total impunidad.

Fuentes de los Cuerpos de Seguridad señalan que este nivel de delincuencia común no se ha visto nunca en el País Vasco, marcado durante décadas por la violencia callejera, pero ajeno a otras realidades como las bandas organizadas, como las latinas, con más presencia en otras ciudades españolas, como puede ser Madrid. "Durante los últimos años, con la práctica desaparición de la kale borroka, han surgido otros fenómenos delictivos. Es un perfil completamente distinto, pues mientras unos luchaban por lo que creían sus ideales, en ellos prima la 'violencia por la violencia'. Pertenecen, además, a familias desestructuradas, en las que los abusos son comunes. Estas bandas criminales les dan un sentimiento de pertenencia y constituyen una verdadera familia", comentan.

Los agentes no están preparados

Precisamente, por ser un fenómeno novedoso en el País Vasco, la Ertzaintza, en la que está delegada la persecución de estos delitos, no está debidamente formada para perseguir y prevenir la formación de bandas. "No es culpa de los agentes, sino de los responsables políticos, que deben preocuparse de entender las realidades delictivas y formar a los policías en consecuencia. Por ejemplo, en otras ciudades de España son las brigadas de Información quienes se ocupan de estos delitos", continúan estas fuentes.

Otro tanto ocurre con los centros de menores, acostumbrados también a menores en situaciones de desamparo o aquellos que tenían problemas con la justicia por delitos relacionados con el entorno etarra. "Incluso con estos últimos, durante muchos años, se tuvo bastante permisividad. No tenían problemas familiares y no se consideraba, en muchos ambientes, que su conducta estuviera mal. El nivel de violencia de los detenidos por el asesinato de los ancianos es muy poco común y los servicios sociales se ven desbordados", opinan.

De hecho, el País Vasco y, en concreto, Vizcaya es una de las zonas con menor tasa de criminalidad de España. Durante 2017, solo hubo dos asesinatos, uno de ellos achacado a esta banda, precisamente. Además, los delitos de lesiones más graves no llegaron a los 300, cifra alejada de comunidades como la de Madrid, donde hay más de 20 asesinatos al año y las lesiones superan las 1.000.

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