Samira es la primera en demandar al ejército Egipcio por abusos sexuales

  • La policía detuvo a Samira Ibrahim y otras 17 mujeres al participar en la manifestación de la plaza Tahrir. Ellas aseguran que en un centro militar de detención fueron obligadas a desnudarse y sometidas a penetraciones para 'probar su virginidad'. Samira es la primera que se ha atrevido a presentar una demanda.
Una mujer pone a prueba la nueva democracia en Egipto.
Una mujer pone a prueba la nueva democracia en Egipto.
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Kristin Deasy, El Cairo (Egipto) | GlobalPost

A Samira Ibrahim le gusta rosa, el Che Guevara, y las viejas canciones revolucionarias de los años 50. No le gusta la gente que molesta a su hermano menor. Cuando era una niña le dio un golpe a un matón que lo estaba empujando.

Y desde entonces no ha dejado de luchar.

En una reciente tarde de octubre, a los 25 años de edad, viajó nueve horas en tren desde su casa en el sur de Egipto hasta El Cairo.

El objetivo de este viaje era reunirse con sus abogados en un caso que presentó contra el ejército egipcio por lo que dice fue un asalto sexual al practicarle la llamada "prueba de virginidad" después de que fuese arrestada en la plaza Tahrir, junto con otras manifestantes femeninas.

En el noveno piso de una habitación de un sucio hotel en el centro de El Cairo, nos relató su odisea.

Samira ha compartido con nosotros cada detalle los de lo ocurrido el 9 de marzo cuando fue arrestada junto con otros 172 participantes, entre ellos 17 mujeres, como parte de la represión de las manifestaciones que surgieron en la plaza Tahrir.

Las mujeres del grupo fueron hacinadas en camionetas de la policía, llevadas a un centro de detención militar en las afueras de El Cairo y las ordenaron que se separasen en dos líneas , "Vírgenes en un lado" y "no vírgenes" en otro.

Entonces les obligaron a someterse a los denominados "test de virginidad", un procedimiento polémico, que algunos podrían catalogar incluso como "medieval" en el que las mujeres son penetradas a la fuerza para documentar que se derrama sangre del himen como prueba de su virginidad.

Esta práctica invasiva, dolorosa y poco fiable, que se utiliza en algunas sociedades tradicionales de Oriente Medio y África para garantizar la virginidad de la novia antes del matrimonio, ha sido condenada por Amnistía Internacional por considerarlo una forma de tortura.

"En el caso de la prueba de virginidad, me vi obligada a quitarme la ropa delante de los oficiales militares", dice Samira, cuyo brillo de labios rosa coincide con el color del pañuelo que lleva en la cabeza, una tradición de modestia de las mujeres de la conservadora región del sur de Egipto, donde nació y se crió y donde aún vive con sus padres.

"En segundo lugar, la persona que efectuó la prueba era un oficial, no un médico. Tuvo su mano dentro de mí durante unos cinco minutos. Me hizo perder mi virginidad.

Cada vez que pienso en esto, no sé qué decirte, me siento muy mal. No sé cómo describírselo".

"Yo sé que violentar a una mujer de esa manera se considera una violación". "Sentí que me habían violado", confiesa Samira.

Antes de su arresto el 9 de marzo, ella era la directora general de una importante empresa de marketing.

Sus cuatro días de detención provocaron una investigación militar en su oficina que le costó su trabajo. Todavía no ha podido encontrar un empleo.

La decisión de Samira de desafiar en solitario a los militares en el juicio es raro en una mujer, pero sobre todo para una mujer joven de una familia tradicional.

Que en su caso tenga el apoyo de su padre, abiertamente islamista es aún más inusual, y su madre también la está apoyando incondicionalmente.

Su padre, Ibrahim Mohamed Mahmud, un veterano activista político liberado de la cárcel antes de que Mubarak fuese derrocado, dice, "Ella es muy parecida a mí en su naturaleza, se me parece mucho. Si estamos haciendo lo correcto, entonces no debemos tener miedo".

"Tiene derecho a presentar esta demanda y a defender sus derechos", añade su padre. "Pero ya sabe, soy escéptico respecto al sistema judicial".

El caso de Samira contra el ejército denuncia el uso de los "tests de virginidad" mientras ella y las otras mujeres estaban retenidas en un centro de detención militar.

Hasta el momento, Samira es la única mujer que ha presentado un expediente administrativo en un tribunal civil de Egipto en contra de los militares por el incidente de la prueba de virginidad.

Mona Seif, fundadora del grupo "No más juicios militares sin civiles", dice que la decisión de Samira de llevar el caso a juicio "demuestra que es una mujer muy fuerte" y que tiene "una familia que la apoya".

De las mujeres que han dado a conocer públicamente su caso, Seif dice que sólo Samira ha presentado una demanda ya que muchas víctimas temen represalias de las autoridades.

Sin embargo, otras mujeres se han pronunciado acerca de la supuesta llamada "prueba de virginidad" que se supone se practicó a Samira y a otras.

La víctima Salwa El-Houseini describió su experiencia a los periodistas en una conferencia de prensa de "No más juicios militares sin la población civil", a mediados de marzo, pero no puede presentar una demanda porque no tiene documentos nacionales de identificación.

"Si yo, Salwa El-Hosseini, hubiese presentado una demanda, no habría sido como Samira u como otras personas", dice. "La gente ni siquiera sabe hasta dónde hubiera llegado".

Otras víctimas están impresionadas por la fortaleza de Samira. "Ella es una auténtica luchadora y realmente ama a su país", dice otra de las víctimas, Rasha Abdelrahman, una costurera de 28 años de edad.

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