Políticos que no dan ejemplo

  • El incidente de tráfico en el que se ha visto implicada en las últimas horas la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, no es el único episodio en el que algún político ha tenido problemas al volante.

Sonia López

Madrid, 4 abr.- El incidente de tráfico en el que se ha visto implicada en las últimas horas la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, no es el único episodio en el que algún político ha tenido problemas al volante.

La conducción, o más bien la temeridad, especialmente por la ingesta de alcohol, ha sido la causa de la mayoría de los casos conocidos en los que algún político ha tenido que responder ante los representantes de la ley y garantes de la seguridad.

Uno de los más graves lo protagonizó la concejal de Alcorcón (Madrid), María Pilar Araque (PP), que en diciembre de 2013 dimitió tras atropellar a una mujer cuando conducía con una tasa de alcoholemia que triplicaba la permitida.

Pero la lista de políticos de todos los partidos que en los últimos años han sido 'pillados' al volante superando los límites legales de alcohol en sangre no es pequeña.

Al diputado regional de Murcia por IU Joaquín Dolera le cayeron seis meses de prisión por negarse a hacer la prueba de alcoholemia después que sufrir un accidente en Arganda del Rey (Madrid) en 2000. Dolera declaró haber tomado dos "taponcitos" de vodka.

En esa lista están también el concejal de Nafarroa Bai en Pamplona Txema Mauleón; la socialista Indaura Gil Mendoza, concejala en Mahón (Menorca) o el alcalde de Siero (Asturias), Juan José Corrales (PSOE), que dimitió y se quedó sin carné durante dos años por dar positivo tras sufrir un accidente con su coche oficial.

Otro de los casos que saltaron a las páginas de todos los periódicos fue el del diputado del PP y presidente de Nuevas Generaciones, Nacho Uriarte, porque en su caso, dio positivo por alcoholemia cuando era vocal de la comisión de Seguridad Vial del Congreso, cargo del que dimitió.

También el alcalde de Mont-ras (Girona), Manel Montalbán, de CiU, perdió el carné durante ocho meses y tuvo que pagar más de 700 euros de multa en 2010 por triplicar la tasa de alcohol permitida.

Otro concejal del PP, en este caso Ángel Espadas, de Santiago de Compostela, fue sorprendido ebrio en su vehículo, después de quedarse dormido con el motor encendido delante de un semáforo y arrojar en el control una tasa de 0,79 mg/l cuando la permitida es de 0,25.

Y de los más sonados fue el incidente protagonizado por el exportavoz del Gobierno del PP Miguel Ángel Rodríguez, quien se vio implicado en 2013 en un accidente y dio positivo con una tasa que cuadruplicó la permitida.

Esa nada aconsejable combinación entre alcohol y conducción no es sin embargo la única causa que ha llevado a algunos políticos a tener que declarar ante la Policía.

Hace dos años el PP suspendió de militancia al alcalde de Vallelado (Segovia), José Luis Garrido, después de que saliera a la luz que se gastó 5.700 euros de las arcas municipales en llamadas a líneas eróticas.

Muy parecido es el caso del exconcejal de Palma Javier Rodrigo de Santos (PP), condenado a dos años de cárcel por gastarse 51.377 euros de la tarjeta municipal en dos clubes de alterne y una casa de masajes.

En 2008 otro ejemplo fue el del alcalde socialista de Alcalá de la Vega (Cuenca), Rufo Montero, condenado a un año y medio de prisión por las lesiones que causó al entonces portavoz de la oposición David Martínez (PP) en una pelea en la plaza del pueblo.

Pero si infringir las normas cívicas no parece una conducta demasiado ejemplarizante por parte de un político, aún lo resulta menos la actitud de algunos cuando son pillados en falta, pretendiendo un trato distinto por su condición profesional.

"Usted no sabe quien soy yo", o alguna variante de esa frase, dicen los responsables del depósito municipal de vehículos de Barcelona que les espetó en 1996 la entonces cabeza de lista de ERC, Pilar Rahola, cuando acudió a buscar el vehículo que se había llevado la grúa al estar mal aparcado.

Rahola se enredó en una larga discusión y ordenó a sus guardaespaldas que se llevaran, por la fuerza y sin pagar la grúa, el automóvil que utilizaba durante la campaña electoral.

Y hace tres años el senador socialista Casimiro Curbelo dimitió de su cargo después de que él y su hijo fueran detenidos tras participar en una discusión en una sauna que acabó con varios destrozos en el local y, posteriormente, agredir a los agentes en comisaría.

Todo lo contrario hizo en 2004 el entonces concejal de Seguridad de Madrid, Pedro Calvo, quien fue multado por conducir su moto sin carné.

"No dije quién era yo -aseguró Calvo- pero el hombre me reconoció y al principio se le notaba apurado, me dijo: le tengo que multar, y yo le contesté que claro, no se preocupe, es su deber y no pasa nada". El concejal llegó a felicitar al policía por cumplir con su obligación.

Esperanza Aguirre no parece muy dispuesta a felicitar a los agentes; solo les ha llamado machistas y prepotentes, pero al menos no se ha liado a golpes con ellos.

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