Seamus Daly, de 45 años, estaba detenido desde 2014 y mantenía su inocencia en este atentado con bomba reivindicado por una escisión del IRA contraria a los acuerdos de paz, y en el que murieron dos españoles, nueve niños en total y tres generaciones de una misma familia.
Daly y otros dos hombres, Colm Murphy y Michael McKevitt, fueron condenados en 2009 a pagar 1.600 millones de libras en indemnizaciones a las víctimas porque las pruebas, principalmente los registros telefónicos, eran "abrumadoras".
Sin embargo, tratándose de un juicio civil, eludieron la cárcel por este crimen.
Tras el anuncio de la fiscalía, Michael Gallagher, cuyo hijo Aiden murió en el atentado, admitió que las pruebas contra Daly no eran concluyentes y culpó a las autoridades de no haber hecho un mejor trabajo.
"Es muy doloroso, pero basándonos en las pruebas que hemos visto, no querría que se condenara a nadie", explicó a la BBC.
"Nos han vuelto a fallar, la policía, la fiscalía, el gobierno y la justicia penal", dijo.
"Esta era probablemente la última oportunidad de que se hiciera justicia. Desgraciadamente no será el caso. Tendremos que reevaluar y discutir con nuestro equipo legal el mejor modo de seguir adelante", añadió.
Entre las víctimas de Omagh había una mujer embarazada de gemelos y dos españoles, el niño Fernando Blasco Baselga, de 11 años, y la monitora Rocío Abad Ramos, de 29, que formaban parte de un grupo escolar que seguía cursos de inglés en verano en el Ulster.
Doce personas del grupo de españoles, la mayoría niños, resultaron heridos, cuatro de ellos de gravedad.
al/app
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