Israel desmiente que ofreciera cabezas nucleares a la Sudáfrica del apartheid

  • Jerusalén.- Israel ha desmentido que su actual presidente, Simón Peres, ofreciera en 1975 cabezas nucleares a la Sudáfrica del "apartheid", como sugieren documentos secretos publicados hoy por el periódico británico "The Guardian".

Israel desmiente que ofreciera cabezas nucleares a la Sudáfrica del apartheid
Israel desmiente que ofreciera cabezas nucleares a la Sudáfrica del apartheid

Jerusalén.- Israel ha desmentido que su actual presidente, Simón Peres, ofreciera en 1975 cabezas nucleares a la Sudáfrica del "apartheid", como sugieren documentos secretos publicados hoy por el periódico británico "The Guardian".

En un comunicado, la Presidencia de Israel subraya que "no existe base de realidad alguna" en la información publicada por el diario, que supondría la primera prueba documental de que el Estado judío posee armas atómicas, algo que ni confirma ni desmiente.

"Israel nunca ha negociado el intercambio de armas nucleares con Sudáfrica. No existe un solo documento israelí o una sola firma israelí en documento alguno de que esas negociaciones tuvieron lugar", agrega la nota.

La oficina de Peres, quien entonces dirigía la cartera de Defensa y que dos décadas después recibió el Premio Nobel de la Paz, lamentó que "The Guardian" haya "elegido escribir su artículo basándose en una interpretación selectiva de documentos sudafricanos y no en hechos concretos", y sin consultar fuentes oficiales israelíes.

La Presidencia israelí advierte de que enviará una "contundente carta" al director del diario y pedirá "la publicación de los verdaderos hechos".

"The Guardian" desvela las minutas de reuniones celebradas por altos dirigentes de ambos países en 1975 en las que el ministro surafricano de defensa, Pieter Willem Botha, solicita las bombas y Peres se las ofrece "en tres tamaños".

Según el periódico, la expresión "tres tamaños" se refiere supuestamente a los tres tipos de armas: convencionales, químicas y nucleares.

Ambos políticos firmaron asimismo un amplio acuerdo que incluía una cláusula por el que se declaraba secreta la propia existencia del comprometedor documento.

El texto fue descubierto por el académico estadounidense Sasha Polakow-Suransky mientras preparaba un libro en torno a la estrecha relación entre los dos países.

Según el diario, las autoridades israelíes trataron de impedir que el Gobierno sudafricano post-apartheid desclasificara el documento a solicitud de Polakow-Suransky, quien dedica al tema un libro titulado "The Unspoken Alliance: Israel's secrety alliance with apartheid South Africa", que se publica esta semana en Estados Unidos.

Según el autor, entre las personas que asistieron a aquella reunión el 31 de marzo de 1975 estaba el jefe del Estado mayor sudafricano, el teniente general RF Armstrong, quien elaboró inmediatamente un memorándum que señalaba los beneficios que supondría para el país la obtención de misiles Jericó armados con cabezas nucleares.

Poco más de dos semanas más tarde, el 4 de junio, Peres y Botha mantuvieron una reunión en Zúrich en la que se trató del proyecto Jericó, rebautizado Chalet.

Las minutas secretas de esa segunda reunión señalan que "el ministro Botha expresó su interés en un número limitado de unidades de Chalet siempre y cuando estuviese disponible la carga correcta".

"El ministro Peres explicó que la carga correcta estaba disponible en tres tamaños. El ministro Botha expresó su gratitud y dijo que pediría consejo", prosigue el documento.

Israel no habría recurrido al eufemismo "carga correcta" para referirse a armas convencionales y refleja la sensibilidad israelí en todo lo relativo a sus armas nucleares, según "The Guardian".

El diario considera que sólo puede referirse a armas nucleares ya que el memorándum del teniente general surafricano Armstrong deja perfectamente claro que Sudáfrica estaba interesada en los misiles Jericó sólo para cargarlos con dichas cabezas.

El acuerdo no llegó a firmarse finalmente en parte por el costo que suponía y habría necesitado la aprobación final del entonces primer ministro israelí, Isaac Rabín, o que no era del todo seguro, agrega.

Sudáfrica finalmente llegó a fabricar sus propias armas atómicas y la colaboración entre ambos países en materia de tecnología militar se intensificó a lo largo de los años.

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