Badía del Vallés, la aldea catalana más 'española' que resiste al secesionismo

  • En este pueblo de clase media empobrecida, situado junto a Sabadell, se registró la mayor proporción de votantes antisecesionistas en el 9-N.
Badia del Vallés, el pueblo menos secesionista de Cataluña
Badia del Vallés, el pueblo menos secesionista de Cataluña

Quienes no hayan pisado nunca el municipio catalán de Badía del Vallés se encontrarán, a escasos metros de su rotonda principal, con un cartel inmenso que muestra, orgulloso, el nombre de su 'hijo' más célebre: 'Sergio Busquets Burgos', destacan las grandes letras a la entrada del polideportivo municipal. En efecto, la estrella de Barça y de la Selección Española nació y creció en las calles de este pueblo, que tiene poco menos de 14.000 habitantes y está situado al lado de Sabadell (a 22,8 kilómetros exactos de Barcelona, en la comarca del Vallés Occidental).

Pero Badía, además de haber ganado cierta notoriedad por haber cobijado desde sus orígenes al futbolista (y también al Mago Pop, otro badiense 'mediático' que nació aquí) se hizo famoso hace tres años por un motivo concreto. En la consulta independentista del 9-N de 2014 se convirtió en el municipio de toda la comunidad catalana con mayor proporción de habitantes que no optaron por la secesión. Además, en las elecciones autonómicas de 2015, un 82,46% de los votantes dio la espalda con su sufragio a las opciones soberanistas. 

Mientras Cataluña se ha convertido estos días, nuevamente, en un hervidero político, con el eventual referéndum del 1-O, la Diada del pasado 11-S y cientos de alcaldes que parecen dispuestos a desafiar la Ley a instancias de las acciones de la Generalitat, las cosas discurren de otra manera en esta pequeña 'aldea', española, que no gala, para intentar comprobar cuál es el termómetro "social" que palpita en sus calles.

Para empezar, llama la atención que en Badía del Vallés no pocas de sus calles lleven el nombre escrito tanto en catalán como en español. A diferencia de lo que ocurre en la inmensa mayoría de pueblos de la comunidad catalana, aquí puede leerse, por ejemplo, 'Avenida' de Burgos' y 'Avinguda' Burgos, un cartel frente a otro, en una de las arterias principales del pueblo. Y no solo eso, casi todas las vías tienen nombre de provincias, regiones, ciudades o hasta personajes universales españoles: Asturias, Cantabria, plaza Cervantes...

En esa Avenida de Burgos, precisamente, todas las tardes Lupe Arrabal pasea a su perro. La mujer, que está en el paro y cobra una ayuda social, tiene 51 años. Hace una pausa en la caminata con su mascota y afirma con rotundidad: "No estoy de acuerdo con los independentistas. Al igual que muchísimos vecinos de este pueblo, yo no quiero separarme de España. Creo que los soberanistas se están cargando a Cataluña. Nosotros necesitamos vivir en paz", afirma. Antes de despedirse, Lupe levanta la vista al cielo. Una bandera española cuelga en un balcón (en una imagen que se repetirá con sorprendente frecuencia a lo largo de nuestro recorrido por todo el pueblo).

Pero ella no se refiere, al alzar la mirada, precisamente, a ese piso modesto que ostenta la enseña rojigualda sobre nuestras cabezas. "¿Sabían que desde el aire este pueblo tiene la forma de España? Compruébenlo en el Google Earth", remata. En efecto, lo hicimos, y lleva razón la mujer que nos asegura amar a Cataluña "porque aquí han nacido mis hijos, pero yo lo tengo claro: si hay referéndum el 1-O no iré a votar".Un municipio de clase media empobrecida

Pasado el mediodía son pocos los peatones que desafían el calor húmedo de la jornada. Tampoco se observa un movimiento intenso de coches. En realidad, la fisonomía de Badía del Vallés es bastante monocorde y gris: bloques de pisos típicamente obreros y casi clónicos se extienden en un trazado que muestra pocas arterias anchas y bastantes angostas y de un solo sentido de circulación.

Las banderas españolas se dejan ver en no pocas viviendas: contamos al menos una decena en un trayecto en coche de no más de dos mil metros a la redonda. Cuelgan, por ejemplo, en domicilios sobre la avenida de la Costa Brava, en la calle del Tididabo y frente al bar Granada, en el núcleo más urbano, por citar solo algunos puntos. Justamente allí también resaltan en las ventanas banderas españolas y senyeras juntas y entrelazadas. Un día después de la Diada en Barcelona, los vecinos de este pueblo, que es relativamente joven, ya que tiene apenas 42 años (fue fundado en 1975), parecen mostrar colectivamente toda una declaración de intenciones.

Eso sí, hay algo que no debe prestar a confusión: los 'estandartes' patrios que los moradores suelen exhibir en sus casas están lejos de evidenciar posturas ideológicas de extrema derecha u otras interpretaciones erróneas. Aquí gobierna el PSC. La alcaldesa es la socialista Eva Menor, que nació en Madrid y ya ha firmado una carta declinando colaborar con la Generalitat para la celebración del 1-O, después de la suspensión del TC. En las calles también se pueden ver carteles con el eslogan: "Referéndum, estafa democrática".

El vecino Diego Hidalgo nos abre la puerta de su casa. Jubilado, de 73 años, nació en Jaén. Como él, gran parte de la población de Badía del Vallés es emigrante de otros puntos de España y -en buena proporción- proviene de Andalucía. Su vivienda, situada en el tercero de uno de los más de 5.000 edificios que se extienden por todo este punto de la geografía catalana (como quedó dicho, los inmuebles son casi 'fotocopiados' en apariencia, con un aspecto entre industrial y deprimido) también 'luce' bandera española: "La colgué porque soy español. Esto es España y yo vivo en España. Amo estas tierras, aquí vivo desde hace 47 años y mis hijos son catalanes. Pero, ¿por qué los separatistas nos quieren imponer por la fuerza sus ideas, saltándose las leyes y la Democracia? Aquí la vecindad es estupenda y en este pueblo no encontrarán muchos con ideas separatistas o que estén a favor del referéndum", asegura.

Es la hora de hacer una parada para comer. Elegimos al azar 'El Rincón de la tapa', un sencillo bar de barrio. Allí nos recibe chispeante Purificación Amaya, camarera, de 64 años. El menú que ofrece, para nuestro asombro, no puede ser más 'castizo': callos a la madrileña y tortilla de patatas. Al enterarse de que somos periodistas, a 'Puri' le cambia de pronto el semblante: "¿Qué? ¿Vienen por el tema de los chavales y los porros? Badía es un pueblo alegre y sano. No sé por qué quieren dar esa imagen de la juventud", pregunta.Los efectos de la crisis

Explicamos que el motivo de este reportaje es otro. Pero su reacción resulta comprensible: no son pocos quienes identifican a Badía del Vallés como un lugar donde la crisis ha hecho mella hasta la médula: hoy casi una de cada cuatro personas está en el paro. Los jóvenes son los principales castigados por el desempleo; la clase media se ha empobrecido hasta niveles alarmantes y el pueblo, según los más veteranos del lugar, fue uno de los más afectados por la burbuja inmobiliaria.

En definitiva, para la mayoría de los habitantes cuesta (y muchísimo) llegar a final de mes. A Puri también: "Soy de La Rioja y vine a Cataluña hace 40 años. Amo esta ciudad con locura y ya no me iría de aquí. Tengo a mis hijos y nietos viviendo en Badía. Pero no me hablen de proceso independentista. Yo quiero seguir siendo española. Uno escucha a muchos decir que España 'come' los impuestos de los catalanes, pero lo cierto es que yo tengo que seguir trabajando 12 horas por día a mi edad para poder subsistir. Antes hay muchas otras cosas de las que preocuparse que de salir de España. Lo que soy como persona y lo poco que tengo me lo debo a mí misma, a mi esfuerzo y a mi trabajo", cuenta.

A media tarde, Badía del Vallés ya parece un tapiz grisáceo y un tanto anodino, que comienza a mostrar gente en sus pocos bares y en cada esquina. Los inmigrantes reconvertidos por los años en badienses se saludan en castellano a las puertas de la parroquia. Muchos vecinos prefieren hablarse aquí en español y no en catalán. Su cura también es extranjero (de Ecuador y antes de El Congo). Por otra parte, en el pueblo se celebra una costumbre tan española como la procesión de la Semana Santa: hay oficios y los devotos de la Virgen del Rocío se cuentan por centenares. También rinden culto a una imagen de La Macarena sevillana.

Nuestra última mirada fugaz muestra colegios públicos con nombres de bailes, danzas y canciones españoles, como el C.E.I.P. 'Las Seguidillas', situado en Vía de la Plata. Atrás finalmente queda la silueta desteñida de esta 'aldea'. A juzgar por el testimonio de muchos de sus habitantes y de las 'sensaciones' que laten en sus esquinas, todo parece indicar que seguirá manteniendo el pulso, de manera intacta, contra los intentos independentistas.

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