El discurso de Irene Montero ha dejado algunas imágenes que darán que hablar. La que más, la del portavoz del Gobierno leyendo un libro. Un mal momento para dedicarse a la cultura, que se ha sumado a los bostezos y las caras de asombro en el Congreso con algunos comentarios de Montero, fundamentalmente cuando la portavoz de Podemos ha hecho referencia al feminismo, o al franquismo. No han parado la mayoría de ministros de mirar al móvil, mientras que la que no paraba de tomar notas era la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Méndez de Vigo leía plácidamente en la Tribuna 'Cervantes y el trasfondo jurífico de El Quijote', y 'Tenemos que hablar de muchas cosas'. Montero también tiró de literatura en su discurso. Lo empezó con Valle Inclán y lo acabó con Machado.
Desde la bancada popular se ha comentado en las redes el discurso que se ve aburrido, sabido y poco edificante, no en vano, ha estado dominado por latigazos contra la corrupción. Ana Pastor ha tenido que interrumpir en dos ocasiones el parlamento de Montero, aunque la jornada no ha sido especialmente convulsa en sus primeras horas.
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