Los ex primeros ministros Zeman y Fischer encabezan los sondeos en la R.Checa

  • Los ex primeros ministro Milos Zeman y Jan Fischer encabezan los sondeos de las primeras elecciones presidenciales de la República Checa, el viernes y el sábado, en las que se presentan en total nueve candidatos para suceder al polémico euroecéptico Vaclav Klaus en la Jefatura del Estado.

Praga, 9 ene.- Los ex primeros ministro Milos Zeman y Jan Fischer encabezan los sondeos de las primeras elecciones presidenciales de la República Checa, el viernes y el sábado, en las que se presentan en total nueve candidatos para suceder al polémico euroecéptico Vaclav Klaus en la Jefatura del Estado.

El economista socialdemócrata Zeman, de 68 años, parte como principal favorito en la primera ronda de la presidenciales, después de resucitar viejas simpatías por su gestión pasada, don de gentes y sentido del humor.

Como primer ministro al principio de la década pasada, estuvo asociado a momentos de gran auge económico, con crecimientos anuales cercanos al 6 %, pero no pudo coronar su carrera política llegando a la Jefatura del Estado.

Zeman fracasó en su primer asalto al Castillo de Praga, en 2003, por la falta de apoyo de sus correligionarios, y desde entonces se recluyó en su casa de campo.

Ahí se dedicó a escribir memorias, ajustar cuentas con sus colegas de partido -de los que se sintió traicionado-, y a comentar la realidad política, a veces de forma demoledora y mordaz.

Zeman, que lideró el Partido Socialdemócrata (CSSD) tras su refundación en la democracia, no es el único líder de la izquierda, que tiene como candidato oficial al senador Jiri Dienstbier.

Jan Fischer, vicepresidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo (BERD), es el segundo candidato que mejor puntúa en los sondeos de opinión.

Dice sentirse avergonzado por su militancia en el Partido Comunista Checoslovaquia, del que formó parte durante casi una década, particular que borró de su currículo.

La entrada en política de este experto estadístico de 62 años se produjo en 2009, para sacar al país del marasmo, después de caer el gobierno de coalición de centro derecha de Mirek Topolanek, en plena presidencia de turno comunitaria.

Su corta estancia en el poder, asumiendo el papel de tecnócrata, le hizo acreedor de muchas simpatías, y se vio premiado con el ascenso a la vicepresidencia del BERD, pero no tiene un perfil político muy definido.

Karel Schwarzenberg, actual ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la tercera fuerza parlamentaria TOP 09, trata de recabar el voto del centro derecha.

El viejo conde, de 75 años, es el que tiene la mejor tarjeta de visitas de cara al exterior, donde ha desarrollado una incansable actividad en Oriente Medio, Asia Central y fortaleciendo los vínculos con Estados Unidos.

Ha sabido además defender los intereses de su país frente al vecino austríaco, ondeando la bandera de la central nuclear de Temelin, cuyo proyecto de ampliación cuenta con el consenso de toda la clase política checa.

Pero en su tierra ya no resulta tan popular y tiene el "handicap" de la edad, 75 años, asociada a un proceso senil que le impide hablar con claridad y le hace dormitar en las sesiones.

El compositor, pintor y profesor de dramaturgia Vladimir Franz, de 53 años, más conocido por sus tatuajes en casi todo el cuerpo, está ligeramente por encima de Schwarzenberg en las encuestas de intención de voto.

Con sus amplios conocimientos históricos y formación en leyes, Franz hace gala de una retórica que cala entre la ciudadanía culta y cuenta con mucho apoyo entre la gente joven.

El abogado y senador Jiri Dienstbier, de 43 años, que trata de hacerse hueco en la carrera presidencial con su retórica progresista, es el candidato oficial del Partido Socialdemócrata (CSSD), una formación que en los comienzos de la democracia se distanció del Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM).

Ahora el CSSD se ha escorado mucho a la izquierda -según algunos analistas se ha "bolchequizado"-, hasta firmar acuerdos de coalición con KSCM en algunos gobiernos regionales, tras los comicios de octubre pasado, lo que habría sido impensable hace una década.

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