Cataluña afronta una jornada decisiva para evitar una espiral de incertidumbre

  • Un triunfo de los secesionistas, si mantienen la DUI, o la imposibilidad de formar Gobierno impedirían un crecimiento de calidad
Jornada electoral en Cataluña
Jornada electoral en Cataluña
EFE

Las próximas horas van a ser decisivas para el futuro económico de Cataluña y España en el corto y medio plazo. Economistas y organismos coinciden: si las tensiones políticas se prolongan, los efectos sobre la recuperación serán notables, tanto en términos de crecimiento, como de empleo e inversiones. El resultado de las urnas no solo lanzará un mensaje político, sino también supondrá un aviso claro a los mercados y actores económicos: la ingobernabilidad o un triunfo del bloque soberanista -si su idea de la declaración de independencia vuelve a cobrar fuerza- afectarían al PIB, al déficit o al empleo... y a su calidad. 

El comercio minorista, el turismo... han sido una parte de los damnificados por el proceso abierto hasta la fecha. En las últimas horas hemos sabido, además, que la inversión extranjera productiva se desplomó un 75% en Cataluña a las puertas del 1-O, según datos del Ministerio de Economía. Esta inversión es fundamental porque es la que genera empleo y crecimiento económico  

Rafael Pampillón, catedrático de Economía y profesor del Instituto de Empresa, recuerda que más de 3.000 empresas han abandonado ya Cataluña. De momento se han llevado su sede social y algunas, también la fiscal, lo que ya supone un impacto a nivel recaudatorio. Desde su punto de vista si el resultado de este 21-D prolonga la incertidumbre, nos enfrentaremos a más deslocalizaciones en la parte de producción de servicios (sobre todo bancarios, de consultoría...), pero también en la producción de bienes. 

"La gente vota con los pies", asegura. "Las urnas están fenomenal, pero si al final las empresas se van, o no llegan, o retrasan sus decisiones de inversión", esto solo acabará teniendo efectos sobre el empleo y retrasará las decisiones de consumo. Pueden parecer pequeños cambios, pero al final son los que hacen que la economía deje de crecer. 

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La autonomía donde menos suben las compraventas

El 'ladrillo' ha sido uno de los primeros en notar la crisis política. Cataluña es la autonomía donde menos subieron las compraventas de viviendas en octubre. Lo hicieron prácticamente a la mitad que en el conjunto del país y cuatro veces menos que en Madrid. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) las ventas de pisos aumentaron un 12,4% en Cataluña hasta las 5.743 operaciones, frente al 25,7% del resto de España (37.228 compraventas) y al 50% de Madrid (7.287 compras).

Mientras, el economista José Carlos Díez recuerda que, en realidad, Cataluña acumula ya cinco años de incertidumbre política, de convocatoria casi continua de elecciones, y esto no le ha permitido crecer a un fuerte ritmo y crear empleo. "El escenario más negativo pero muy poco probable sería el de una nueva DUI", es decir, que una victoria de los secesionistas llevase a una nueva declaración unilateral de independencia. 

Díez considera que lo que realmente está en juego no es el avance del PIB y del empleo, sino su calidad, que se puedan crear a medio plazo mejores empleos, que los salarios puedan avanzar, que se creen empresas y pueda mejorar la inversión en sanidad y educación.

Las advertencias de los organismos a nivel interno

El Banco de España (BdE) ha sido el último organismo en reconocer oficialmente que la crisis catalana va a restar vigor al crecimiento. Como mínimo y si la incertidumbre no va a más ese impacto sería de una décima el año que viene y de otra el próximo, por lo que el PIB avanzaría un 2,4% en 2018 y al 2,1% en 2019. El organismo alerta, con todo, de que un hipotético rebrote de las tensiones los próximos meses tendría "un impacto más pronunciado sobre las decisiones de gasto" de familias y empresas.

Del mismo modo, la entidad reconoce también que un alivio de las tensiones como el que había comenzado a producirse las últimas semanas, sobre todo a raíz de la aplicación del Artículo 155 de la Constitución, conduciría a un escenario más favorable del previsto para el conjunto de la economía española.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) calcula que el peor de los escenarios podría restar hasta 2,7 puntos al crecimiento catalán el año que viene, condenando a una de las autonomías más dinámicas al estancamiento. Sólo hay que tener en cuenta que el Centro de Predicción Económica (Ceprede) calculaba que este año Cataluña iba a ser una de las seis comunidades que más creciese: podría hacerlo al 3,4%, tres décimas más que lo que el Gobierno calcula para el conjunto del país.

El informe sobre las Líneas Fundamentales de los Presupuestos para 2018 de Cataluña, que publicó la AIReF, contempla además que el PIB del conjunto del país pueda verse mermado entre cuatro décimas y 1,2 puntos si persisten las tensiones.

El Gobierno teme el impacto sobre PIB, déficit y empleo

Las previsiones de estos organismos coinciden con los mensajes que ha venido lanzando el Gobierno a lo largo de los últimos meses. La prueba más evidente la tenemos en el plan presupuestario que el Ejecutivo de Mariano Rajoy envió en octubre a Bruselas. En él revisó al alza los cálculos para el conjunto de la economía este año del 3% al 3,1%. Sin embargo, Moncloa rebajó en tres décimas la del próximo ejercicio hasta el 2,3% debido a la situación en Cataluña y la ausencia de Presupuestos Generales del Estado (PGE).

En ese documento, el Ministerio de Economía no solo preveía un impacto a nivel de PIB, sino que advertía de que ese menor tirón nos llevaría a incurrir en un décifit mayor y afectaría también al desempleo. Así, elevaba una décima el desfase previsto en 2018 hasta el hasta el 2,3% y situaba la tasa de paro en el 15,4%, una décima por encima de sus anteriores perspectivas.

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