Evo Morales, el indígena que llevó por el mundo un discurso anticapitalista

  • Evo Morales comenzó su gobierno en 2006, cargando el simbolismo de ser el primer presidente indígena de Bolivia, y llevó por el mundo un discurso anticapitalista, que alguna vez lideró su gran aliado Hugo Chávez, y ahora pretende capitalizar sus logros para seguir en el poder.

El gobernante aymara, nacido hace 56 años en Orinoca, un pueblo perdido de los Andes bolivianos, representó un modelo de gestión que se propuso poner fin a años de exclusión de campesinos y obreros del ejercicio del poder.

En 2006 nacionalizó los hidrocarburos, en manos hasta entonces de una docena de compañías petroleras extranjeras, como la brasileña Petrobras y la española Repsol, y comenzó un flujo millonario de recursos para el fisco que le sirvió para crear bonos sociales y planificar inversiones para industrializar su país, centenario monoproductor de materias primas.

En el plano internacional orientó su política a fortalecer las relaciones con naciones como Cuba, Venezuela e Irán y congeló al máximo los históricos y estrechos vínculos con Estados Unidos.

"Aquí no gobiernan los gringos, aquí gobiernan los indios", señaló Morales esta semana, en una de sus reiteradas apariciones públicas, en las que promueve la reforma constitucional que lo habilitaría para ser candidato en las elecciones generales de 2019 por cinco años más (2020-2025).

El mandatario expulsó en 2008 al embajador de EEUU y a su agencia antidrogas DEA y en 2013 al programa de ayuda USAID, mientras sus relaciones con La Habana y Caracas.

Morales se alineó rápidamente con el bloque regional de izquierda Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), creada por el extinto líder venezolano Hugo Chávez, junto a sus colegas Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua, enarbolando las banderas antiestadounidenses.

Morales, sin estudios universitarios, también llevó a foros internacionales un discurso de defensa de la madre tierra y de la hoja de coca, la milenaria planta que lo catapultó como líder de los campesinos bolivianos.

El gobernante también demandó en 2013 a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, para resolver el enclaustramiento marítimo en que quedó tras la guerra que libraron a fines del siglo XIX.

Con su reclamo de acceso al Pacífico, el gobernante cosechó simpatías, como la de la canciller alemana, Angela Merkel, quien propuso una intervención papal en la disputa boliviano-chilen, del presidente de Francia, Francois Hollande, que apoyó un diálogo, y del papa Francisco en su visita a Bolivia.

El jefe de Estado organizó a mediados de 2014 una cumbre de países del G77+China contra la pobreza, y fue anfitrión de varios eventos globales de organizaciones indígenas y sindicales de izquierda.

El gobernante ya rompió todos los récords históricos en el país, como el de ser el presidente con mayor tiempo en el poder, y pretende ir por cinco años más, cuando concluya su actual y tercer mandato en 2020.

Empero, deberá sortear un referendo clave el domingo para reformar la Constitución que se le ha hecho cuesta arriba por denuncias de opositores de tráfico de influencias en beneficio de una expareja suya y por supuestamente pretender perpetuarse en el poder.

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