El Congreso de EE.UU. reanuda sesiones con gran escepticismo sobre Siria

  • El Congreso de EE.UU. reanudó hoy sus sesiones con varias tareas pendientes y gran escepticismo sobre la utilidad de un posible ataque militar contra Siria, mientras el presidente Barack Obama trata de convencer a la opinión pública sobre la urgencia de una intervención bélica.

María Peña

Washington, 9 sep.- El Congreso de EE.UU. reanudó hoy sus sesiones con varias tareas pendientes y gran escepticismo sobre la utilidad de un posible ataque militar contra Siria, mientras el presidente Barack Obama trata de convencer a la opinión pública sobre la urgencia de una intervención bélica.

Aunque el Comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobó la semana pasada un ataque militar limitado de hasta 90 días para castigar al régimen sirio por su presunto uso de armas químicas el pasado 21 de agosto, Obama no tiene los votos asegurados en ninguna de las dos cámaras del Congreso.

Para el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Rogers, Obama no ha hecho un trabajo convincente para ganarse los votos del Congreso. El Senado tiene prevista una serie de votos de procedimiento a partir del miércoles.

"Señor presidente, exponga su caso. Es un caso importante para la futura seguridad nacional de este país; tiene razón con su decisión (de lanzar un ataque), ahora demuéstreles a los estadounidenses por qué cree que está en lo correcto", dijo Rogers a la cadena televisiva MSNBC.

Obama necesita el apoyo de una mayoría simple en el Senado, es decir 51 de un total de 100 votos, y al menos 217 de 433 escaños en la Cámara Baja. Hay dos vacantes en ese órgano legislativo.

Según las proyecciones, si el voto fuese hoy la mayoría de los senadores se mostrarían "indecisos" respecto a una tercera intervención militar en Oriente Medio.

En la Cámara Baja, pese a que los principales líderes demócratas y republicanos apoyan a Obama, sólo 42 legisladores respaldarían la resolución que autoriza el ataque militar, según el grupo progresista "ThinkProgres.org".

El diario USA Today indicó que solo 22 senadores y 22 legisladores de la Cámara Baja apoyarían definitivamente el uso de la fuerza contra Damasco.

El panorama es diametralmente opuesto al de 2002, cuando la mayoría de los demócratas se opuso a la guerra contra Irak durante la presidencia de George W. Bush. En esa ocasión, sólo seis republicanos de la Cámara Baja votaron en contra de esa resolución.

"La decisión de pedir permiso al Congreso ha sido un movimiento político astuto del presidente Obama: si el Congreso no le da luz verde, eso enviaría un mensaje sobre su débil liderazgo político, pero también le daría una salida porque podrá decir que ha sido la voluntad del pueblo a través de sus representantes", dijo a Efe Stephen Wayne, analista político y experto en asuntos presidenciales de la Universidad Georgetown.

"Tenía que acudir al Congreso porque pase lo que pase, las críticas y la responsabilidad recaerán sobre todos en ambos partidos, no sólo en él", argumentó Wayne.

Una encuesta conjunta de la cadena CNN y ORC Internacional indicó hoy que cerca de seis de cada diez estadounidenses se oponen a atacar a Siria, y la mayoría cree que EE.UU. no tiene intereses nacionales en ese país y duda que el ataque logre algún cambio significativo.

La Administración Obama ha realizado numerosas consultas a puerta cerrada con los principales líderes del Congreso pero no ha mostrado públicamente imágenes de satélites, comunicaciones internas del Ejército sirio ni ninguna otra prueba que vinculen a Al Asad con el ataque de armas químicas que, según el Gobierno, dejó más de 1.400 muertos.

Pero el "número dos" del Consejo de Seguridad Nacional, Tony Blinken, aseguró hoy que Estados Unidos tiene pruebas "convincentes" y que el Congreso "llegará a la conclusión correcta" cuando las examine.

La crisis en Siria y la sesión legislativa de apenas nueve días este mes dificultan otras prioridades de Obama, incluyendo una reforma migratoria integral, las negociaciones para continuar financiando las operaciones del Gobierno y las relacionadas con el levantamiento del techo de la deuda, según Wayne.

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