La labor de los "buscadores de identidades robadas" llega al cine

  • El documental "Buscadores de identidades robadas" sobre la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense, que permitió identificar los restos de cientos de desaparecidos durante la última dictadura (1976-1983), llega hoy al cine.

Natalia Kidd

Buenos Aires, 16 sep.- El documental "Buscadores de identidades robadas" sobre la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense, que permitió identificar los restos de cientos de desaparecidos durante la última dictadura (1976-1983), llega hoy al cine.

El filme, dirigido por el documentalista argentino Miguel Rodríguez Arias, reconstruye en poco más de una hora la génesis y la evolución de este equipo profesional, cuya tarea de identificación de restos humanos ha trascendido las fronteras de Argentina y se ha replicado en otros 45 países.

"Hacía tiempo que queríamos contar la historia del equipo, que el próximo año cumplirá 30 años y sobre el que no se había hecho un documental sobre su creación y su trayectoria", dijo a Efe Rodríguez Arias, ganador en 1997 de un Premio Rey de España por su documental "Las patas de la mentira".

El documental se remonta a 1982, cuando, aun en dictadura, las Abuelas de Plaza Mayo comenzaron a buscar una manera para poder identificar a sus nietos apropiados, hijos de desaparecidos, pensando que en algún momento iban a restituir a los niños a sus familias.

Las Abuelas contactaron entonces con científicos de diferentes países, que les aseguraban que no había forma de comprobar los lazos entre nietos y abuelos, hasta que en 1983 expertos estadounidenses anunciaron que sí era factible.

Mientras las Abuelas continuaban su búsqueda, en 1983, antes del retorno de Argentina a la democracia, concretado el 10 de diciembre de ese año, habían comenzado a aparecer en cementerios de la provincia de Buenos Aires tumbas con cuerpos sin identificar de jóvenes muertos en circunstancias extrañas.

Esas tumbas, que en realidad correspondían a personas secuestradas, torturadas y asesinadas por las fuerzas represivas de la dictadura, quedaban registradas en fichas en los cementerios.

En 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, creada para investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen militar, se topó con la dificultad de carecer de pruebas científicas para acreditar los delitos.

El entonces presidente argentino, Raúl Alfonsín (1983-1989), convocó, a propuesta de las Abuelas de Plaza de Mayo, al antropólogo forense estadounidense Clyde Collins Snow, quien trabaja en su país en la identificación de cadáveres en casos de crímenes.

Snow creó en 1984 junto a antropólogos locales el Equipo Argentino de Antropología Forense cuyos primeros trabajos de identificación de los restos hallados en los cementerios fueron una prueba fundamental en los juicios a las Juntas Militares que se realizaron en 1985 y en los que declaró el propio experto estadounidense.

"Las pruebas científicas fueron clave no solo en el juicio a las Juntas sino en los actuales juicios orales por crímenes de lesa humanidad que se desarrollan en Argentina", destacó el director.

Rodríguez Arias recuerda el trabajo de los expertos en aquellos primeros años, en los que los antropólogos iban a los cementerios y se topaban con "los policías que tal vez habían participado en la inhumación de esos cuerpos".

El trabajo del equipo tuvo un cambio sustancial a partir de los primeros estudios de ADN de los huesos, lo que permite comparar los restos óseos con muestras de sangre de los familiares de los desaparecidos.

El equipo comenzó a hacer estudios de ADN en 2003 y en 2008, gracias a una beca del Congreso estadounidense, logró identificar por este método los restos de 350 personas.

Hasta el momento los expertos lograron identificar a 577 personas, sobre un total de restos óseos hallados de 1.200 personas.

El equipo, una organización no gubernamental que recibe financiación del Estado desde 2009, está integrado no solo por antropólogos sino también por médicos, biólogos y psicólogos.

"Hacen un trabajo muy complejo, con bajo perfil, con mucha ética en el trato con los familiares, en el trato con los huesos, que exhuman con sumo respeto y afecto", destacó el director.

Para Rodríguez Arias es "fundamental" que este tipo de historias llegue a los cines para mostrar una de las peores consecuencias de la represión que aún persiste, que son los desaparecidos.

"No es solo un problema de Argentina, sino de todos los lugares donde se perpetraron genocidios. El equipo de hecho ha trabajado en 45 países", resaltó el documentalista.

Mostrar comentarios