El dilema de Iglesias en Cataluña: Colau y su marca catalana frenan sus planes

    • La alcaldesa enfría su presencia en una posible candidatura, como pretende el líder emergente.
    • Catalunya sí que es Pot, la marca con la que concurrió el 27-S, reclama un debate.
Iglesias con Ada Colau en el mítin central de la campaña del 20-D en Madrid (Javier Soriano - AFP)
Iglesias con Ada Colau en el mítin central de la campaña del 20-D en Madrid (Javier Soriano - AFP)

El no' de la CUP a investir a Mas ha obligado a todos los actores a anticiparse en cuestión de horas a un nuevo escenario electoral.

Para Podemos, la cuestión suscita notables incertidumbres, provocadas, de entrada, por la fórmula con la que los de Iglesias concurrieron en los comicios celebrados hasta ahora. El 27-S, bajo el paraguas de Catalunya sí que es Pot y en las generales, en la coalición En Comú Podem.

Ambas plataformas se caracterizan por la amalgama de sensibilidades, pero cuentan con una diferencia esencial. La primera, que contaba con los socios de ICV y EuiA, estaba dirigida desde Madrid. La segunda, la pilotaba la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

El resultado electoral de ambas fue dispar. Las autonómicas acabaron, con once escaños, en un fiasco reconocido públicamente por Podemos. El dato no logró ni siquiera igualar al número de diputados que hasta entonces ICV tenía en el Parlament. Los doce diputados de las generales convirtieron en cambio la nueva apuesta electoral en un éxito: primera fuerza en Cataluña.

Entre uno y otro escenario existe un nombre clave: la alcaldesa de Barcelona. La regidora- elegida en la candidatura de Barcelona en Comú-optó por no participar en la campaña electoral de Catalunya si que es Pot alegando la necesidad de preservar su rol institucional. La decisión irritó profundamente a Podemos, formación que había apoyado esta lista con un evidente apoyo simbólico del líder, Pablo Iglesias. Pese al malestar, no ocultado, el respaldo en campaña se redujo a varios concejales de Podemos e ICV.

Para las generales, en cambio, Colau devolvió a Iglesias el 'favor'. Participó en varios mítines del candidato-en los que arrasó como reclamo de cartel- y mostró un apoyo incondicional para la formación 'morada'. Eso sí, con exigencias. Hizo valer su tirón preservando la marca catalana con grupo propio en el Congreso. La presencia de Podemos en En Comú Podem es prácticamente simbólica: apenas dos de los doce diputados electos.

Podemos se enfrenta ahora al dilema de convencer a Colau de que su efecto resulta imbatible en Cataluña. La estrategia pasa por prescindir de la marca de Catalunya sí que es Pot y entregarse a una nueva, de idénticas características a En Comú Podem y con un peso específico de la alcaldesa, posible candidata.

"Estoy convencido de que En Comú Podem ganará las próximas elecciones en Cataluña, sean en marzo, en septiembre o sean cuando sean", aseguró este martes el propio Iglesias, en la toma de posesión de la cartera como diputado.

La táctica vino ha sido alimentada en las últimas horas desde En Comú Podem, donde el propio portavoz, Xavier Domènech, apostaba por ampliar el liderazgo de la alcaldesa que, dijo, "va más allá de Barcelona, también de Cataluña, pero quien se lo tiene que proponer-el paso a la Generalitat- es Barcelona en Comú".

Este martes, han matizado explicando "no tener ninguna relación orgánica" con Catalunya sí que es Pot y emplazando a un debate colectivo. También Colau enfría a Iglesias: su plan, dice, es el municipalismo y el Ayuntamiento no es un "paso instrumental". "Si hubiese elecciones, se tendrá que valorar colectivamente nuestra implicación", ha advertido.

Por su parte, desde Catalunya sí que es Pot se templan también las estrategias que se cuecen en Madrid. "Lo primero, tener claro que las elecciones no están convocadas", matizan fuentes de la plataforma a lainformacion.com "Después, las diferentes oranizaciones que hemos conformado las confluencias tendremos que debatir en los espacios qué planteamientos queremos tomar".Recelos a la CUP

En la candidatura que se ha ido modelando en los últimos días se debate también las alianzas que se podrían tejer con ERC y la CUP. La posiblidad de un acuerdo, previo o posterior a las elecciones, no se descarta en absoluto, en vista al previsible fracaso electoral de CDC o a que los de Mas se descarten en los nuevos comicios como apuesta soberanista.

Un acuerdo 'a tres' lograría una indudable fuerza en la Cámara catalana, aunque habría de superar las evidentes diferencias. Las mismas fuentes de CSQP marcan por el momento las distancias con los anticapitalistas: "Sólo si apuestan por el referendum, no por una ruptura unilateral, y eso estaría por ver. Desde luego, nosotros no estamos en ese plano", aclaran.

Desde la plataforma condicionan cualquier pacto a un plan transversal con tres ejes: un plan de rescate ciudadano-en el que coinciden con ERC y la CUP-un proceso constituyente no subordinado pero tampoco ajeno al Estado y a Europa y una consulta pactada. Estos dos últimos puntos serían un escollo en las relaciones con esos hipotéticos socios.

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