Presidenta de Brasil "optimista" para 2016, a pesar de amenaza de juicio político

  • La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, amenazada de destitución, reconoció que el año 2015 ha sido difícil pero se declaró "optimista" para 2016, con la profundización de las reformas para relanzar el crecimiento económico.

"Sé que hemos tenido un 2015 difícil, pero soy optimista para 2016", posteó la mandataria en su cuenta de Twitter.

Sin citar el procedimiento de juicio político que contra ella lanzó la oposición -que la acusa de haber maquillado las cuentas públicas- y que debería enfrentar este año, Rousseff subraya que "Brasil es más grande que los intereses individuales o de grupos".

"Por ello debemos centrarnos en lo esencial: un país fuerte para todos los brasileños (...) con la esperanza de un Brasil más justo", dijo.

El gobierno ve en el procedimiento de juicio político una actitud revanchista de la oposición, que no acepta haber perdido las elecciones.

Rousseff fue reelecta en 2014 con muy poca diferencia respecto a Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la principal formación opositora.

Neves ha sido acusado de haber recibido 300.000 reales (77.500 dólares) de sobornos en el marco del escándalo de corrupción en la empresa estatal petrolera Petrobras, algo que él niega.

El escándalo ha llevado a la cárcel a importantes miembros del oficialista Partido de los Trabajadores (centroizquierda) así como a grandes empresarios del país.

Rousseff considera que "el programa de reformas del Estado profundizará la democracia y reforzará las bases de un crecimiento duradero".

El 18 de diciembre, el exministro de Planificación Nelson Barbosa sustituyó al ortodoxo Joaquim Levy en el Ministerio de Economía, prometiendo la realización de reformas estructurales.

Rousseff, que pasa las fiestas de fin de año en Porto Alegre (sur), recordó que 2016 va a ser un año importante para Brasil, debido a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en agosto.

El gobierno brasileño anunció el miércoles el pago de 72.400 millones de reales (unos 18.700 millones de dólares) a las bancas de los estados con el fin de anular la deuda. La existencia de esta deuda había llevado al inicio del procedimiento de destitución contra la presidenta. La medida tomada esta semana por el Ejecutivo debilita la acusación contra Rousseff.

El crecimiento de la economía brasileña, la primera de América Latina y séptima del mundo, se enlenteció desde hace cinco años y entró en crisis en 2015, una crisis que se ha visto agravada por los escándalos de corrupción.

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