Kuczynski ante el reto de gobernar Perú y resolver la situación de Fujimori

Pedro Pablo Kuczynski asume la presidencia del Perú con planes de convertir al país en la estrella de la región, pero necesitará del apoyo de una poderosa oposición, que podría condicionar su respaldo a que su líder preso, Alberto Fujimori, sea indultado.

Al exbanquero de Wall Street de 77 años, que toma el mando este 28 de julio y promete una "revolución social" en el Perú, le ha costado ganarse el cariño ciudadano.

Con virtudes más técnicas que políticas, después de su muy ajustado triunfo electoral ha subido en popularidad unos cinco puntos porcentuales (a 55%), menos de lo que ocurrió con sus antecesores al inicio.

"La elección estuvo polarizada y hay un porcentaje de gente que simpatiza con el fujimorismo. Va a necesitar del respaldo social para hacer reformas, más aún si no tiene mayoría en el Congreso", dijo a la AFP el director de la consultora Vox Populi, Luis Benavente.

Las prioridades del nuevo mandatario son combatir la inseguridad ciudadana, reducir la pobreza que afecta a 22% de la población, y estimular la economía reactivando proyectos mineros paralizados por la burocracia y conflictos sociales.

"El principal reto es la falta de servicios básicos para un 30-40% de la población. No hay colegios, seguridad ciudadana, agua potable o acceso a hospitales. Eso, y la informalidad laboral y empresarial, que retrasa el desarrollo", ha dicho el presidente electo. Lo llama "revolución social".

Para ello requiere de Fuerza Popular, la agrupación fujimorista que, pese a perder la elección, obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso unicameral, con 73 de 130 escaños, y que será crucial para aprobar reformas, tal vez con algún favor a cambio.

Desde su estrecha victoria en el balotaje del 5 de junio, Kuczynski, que solo cuenta con 18 diputados, ha lanzado mensajes de acercamiento a las principales fuerzas políticas del país.

Hace dos semanas, dio a conocer su gobierno, con un perfil netamente técnico. De los 19 ministros, sólo uno pertenece a su partido Peruanos por el Kambio (PKK) y ha llamado a algunos exministros y exfuncionarios de los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y del saliente presidente Ollanta Humala.

Conocido por sus iniciales, PPK deberá decidir sobre una solicitud de indulto de último minuto presentada por el expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y que fue acogida a trámite en la gestión de Ollanta Humala.

"Si no lo ha hecho el actual presidente, es altamente improbable que yo lo haga", aseguró PPK, quien tuvo en el apoyo del antifujimorismo la clave de su victoria electoral.

Para analistas, indultar a Fujimori, con una salud deteriorada, sería una traición. La comisión que evalúa el indulto dará su informe en dos meses.

Sin embargo, Kuczynski no se opondría a promulgar una ley aprobada en el Congreso que permita que prisioneros ancianos con mala salud puedan cumplir la pena en arresto domiciliario. Fujimori cumple 78 años este 28 de julio. "Eso sí lo firmaré, el indulto no lo firmaré", destacó PPK.

El fujimorismo "no quiere la prisión domiciliaria sino un Fujimori indultado, con todos sus derechos, que haga política y hasta sea candidato", consideró el analista Benavente.

El PIB de Perú puede crecer 4% este año, mejor que sus vecinos, y la minería es un importante motor en la economía de este país, tercer mayor productor mundial de cobre.

Pero los 152 conflictos de carácter ambiental contabilizados a junio de este año han impedido proyectos clave, con ciudadanos, agricultores y ganaderos que temen la contaminación de sus recursos naturales.

Para Kuczynski, la oposición radical a proyectos mineros en Perú, que han marcado la gestión de Humala, se debió a que no se han resuelto algunos problemas vinculados a servicios básicos y demandas históricas de las comunidades.

Por ello plantea el denominado "adelanto social" para que, antes de la inversión minera, se resuelvan temas vinculados a salud, educación o trabajo en las localidades donde se planea desarrollar un proyecto y, si fuera necesario, flexibilizar la rigurosa normativa medioambiental para alinearla con la de Canadá.

Dos millonarias inversiones -Conga, de la estadounidense Newmont y la local Buenaventura- y Tía María - de una filial peruana de Southern Copper- están paralizadas.

En Perú, uno de los mayores productores mundiales de cocaína, según la ONU, el narcotráfico es un flagelo y PPK reforzará la sustitución de cultivos de la hoja de coca por otros como el cacao o café, un plan que el Perú aplica hace varios años.

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