'En la línea de fuego': vuelve la amenaza de las armas que se imprimen en casa

  • Hace meses la Justicia de Estados Unidos prohibió una iniciativa que pretendía la distribución de guías para la impresión de armas caseras.
John Malkovich probando su pistola de plástico en la película "En la línea de fuego". /Columbia Pictures
John Malkovich probando su pistola de plástico en la película "En la línea de fuego". /Columbia Pictures
John Malkovich probando su pistola de plástico en la película "En la línea de fuego". /Columbia Pictures
John Malkovich probando su pistola de plástico en la película "En la línea de fuego". /Columbia Pictures

En la película de 1993 "En la línea de fuego", el actor John Malkovich interpretaba a un hombre empeñado en asesinar al presidente de Estados Unidos. Para ello hacía uso de una pistola fabricada en plástico, indetectable para los escáneres de seguridad.

Hace meses la Justicia de Estados Unidos prohibió una iniciativa que pretendía la distribución de guías para la impresión de armas caseras. Hablamos de armas creadas con las cada día más populares impresoras en 3D, sin número de serie que rastrear en caso de que se empleara en un delito, y -como en el caso de la citada película- indetectable en los arcos de control de edificios públicos, aeropuertos o colegios. 

Pero el problema ha regresado, y con más fuerza si cabe. Según recoge Wired, está creciendo en Estados Unidos una red de defensores de las armas impresas, con una diferencia sustancial respecto al primer movimiento. En la primera iniciativa que llevó al bloqueó de las autoridades, toda la atención se centraba en Defense Distributed (DD), la empresa que produjo la primera pistola hecha con una impresora 3D, y su entonces director, Cody Wilson, que amenazó con desafiar el veto del juez federal del Distrito del estado de Washington, Robert Lasnik, que les prohibió "la distribución gratuita de los planos". Pero Wilson -de 30 años- cayó en desgracia en septiembre de 2018, cuando fue arrestado y acusado de asalto sexual contra una menor. Alegó que había pagado 500 dólares por mantener relaciones con una chica de 16 años. Aunque terminó saliendo de prisión tras pagar 150.000 dólares de fianza fue obligado a abandonar DD y desapareció del mapa de los activistas por la impresión de armas.

Ahora, estos defensores de poder construirse sus pistolas sin pasar bajo el radar de las autoridades estadounidenses han optado por tender una red descentralizada, sin fábricas a la vista del público, ni marcas, ni un rostro visible. Haciendo uso de herramientas de comunicación que ofrecen anonimato y sin más nexos que su interés por desafiar al control público, los activistas defensores de la posesión de armas están creando un verdadero peligro.

'Ivan el Troll' se hace llamar uno de los miembros de la citada red, que declara a Wired que existen unos cien activistas como él desarrollando la tecnología para la impresión de armas en sus propias casas, y reta a las autoridades a perseguirlos: "Si ellos vienen a por mi, primero tendrán que conseguir mi identidad. Soy uno de muchos, muchos individuos como yo que están realizando algo en este campo", declara.

Trabajan como en una especie de cooperativa, usando diversas plataformas como Signal, Twitter, IRC y Discord, comparten sus trabajos de impresión y critican los de otros, intercambiando archivos CAD de sus pistolas 3D. Uno de sus últimos vídeos que ha salido a la luz permite ver los diferentes pasos de elaboración de una Glock 17 fabricada en polímero. Además, han subido a diversos foros el manual completo para la impresión de un rifle de asalto AR-15, uno de los tristes protagonistas de las últimas matanzas perpetradas en Estados Unidos.

El peligro no se circunscribe a EEUU, ya que sus planos pueden llegar a manos de terroristas en todo el mundo, en una época donde numerosos gobiernos han decidido endurecer sus legislaciones tras la oleada de ataques yihadistas en Europa, o de signo xenófobo como el cometido contra dos mezquitas en Nueva Zelanda. 

Mientras Defense Distributed tiene las manos atadas por ahora, con la amenaza de más de 20 demandas en Cortes Federales para impedir que puedan distribuir sus guías de fabricación, los grupos radicales de impresores de armas siguen trabajando en las sombras. Solamente en 2019, al menos 156 personas han muerto en tiroteos masivos en Estados Unidos. Y en la masacre de Nueva Zelanda 51 inocentes perdieron la vida. El problema sobre el control de armas sigue vivo en EEUU, pero la Administración Trump no está por la labor de ponerse en contra de sus más fervientes partidarios. 

En medio de la controversia con DD en agosto pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, opinó en Twitter que no tenía "mucho sentido" que se pudieran imprimir estos dispositivos en casa, pese a que su propio Gobierno lo había permitido. "Estoy viendo (el tema de) las armas de plástico 3D que se venden al público. Ya he hablado con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), ¡no parece tener mucho sentido!", escribió.

Mostrar comentarios