El gobierno de Obama, obligado a revisar sus planes en Afganistán

  • Ocupación de Kunduz por los talibanes, catastrófico error contra un hospital de MSF, accidente de un avión militar: a pesar del fin oficial de las operaciones de combate hace 10 meses la guerra en Afganistán parece no haber terminado para el gobierno de Barack Obama.

La semana pasada trajo un montón de trágicas noticias para un gobierno que había hecho del fin de la guerra en ese país asiático uno de sus principales objetivos.

Las fuerzas estadounidenses, cuyo papel actual se limita en teoría a dar asesoramiento y asistencia al ejército afgano, siguen estando frecuentemente en situación de combate.

Con los riesgos que eso implica, sobre todo de pérdidas humanas: errores como el de Kunduz, donde un avión estadounidense bombardeó un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) y dejó 22 personas muertas, o el de Jalalabad, donde se estrelló un avión de transporte militar cobrándose la vida de 11 más.

Así también, la conquista efímera de Kunduz por los talibanes muestra que las fuerzas afganas no son suficientes para mantener solas su propio terreno, pese a los cerca de 60.000 millones que han recibido de Washington durante los últimos 14 años.

Y la Casa Blanca se ve obligada a considerar postergar más su objetivo de retiro de las fuerzas estadounidenses, que deberían haberse marchado casi por completo a finales de 2016, al final del mandato de Obama, dejando en Kabul una fuerza residual de apenas cientos de soldados.

Pero el objetivo parece cada vez menos factible y la Casa Blanca tendrá que estudiar otras opciones que permitan dejar más militares y más tiempo.

"La necesidad de mantener el apoyo a las fuerzas afganas es evidente", estimó el jefe del gobierno afgano, Abdulá Abdulá.

"En base a lo que puedo ver, de la visión de los generales estadounidenses en el terreno y de nuestros propios jefes militares es necesario mantener una cierta presencia de tropas estadounidenses después de 2016", declaró en Kabul.

Según The Washington Post, la Casa Blanca estudia fundamentalmente un plan presentado por el ex jefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey, para mantener hasta 5.000 hombres en el lugar después de 2016, contra 9.800 actualmente.

El general John Campbell, comandante de la misión de la OTAN y jefe de las tropas estadounidenses en el lugar, presentó por su parte cinco opciones para la permanencia de una fuerza de 7.000 hombres, según la misma fuente.

"El presidente ha indicado que tomará decisiones este otoño" boreal sobre el tema, recordó el lunes en Madrid el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter.

El general Campbell está en Washington esta semana para analizar el tema con el gobierno y el Congreso, donde la oposición republicana acusa a la administración Obama de haber privilegiado hasta ahora un objetivo político de retiro de las tropas antes que tener en cuenta la realidad en el terreno.

No son los únicos que le reclaman a Obama revisar sus planes en Afganistán.

"Creo que hay que dejar entre 5.000 y 7.000 hombres en Afganistán en forma indefinida", dijo a la AFP Michael O'Hanlon, experto en cuestiones de defensa del grupo de reflexión Brookings. "El ideal es que a estos se sumaran otras miles de tropas de otros países miembros de la OTAN".

El mismo diagnóstico da Anthony Cordesman, especialista en cuestiones de defensa en el grupo de reflexión CSIS. Los militares afganos "no logran cumplir con su papel tan bien como se esperaba" y el desempeño afgano es también decepcionante "en materia de política, administración o economía", subrayó.

El experto reclama no un retiro de las tropas estadounidenses después de 2016 sino, por el contrario, que éstas sean reforzadas con "varios miles". Es necesario que los asesores militares estadounidenses estén presentes en todo el ejército afgano, hasta las unidades de combate, y no solo en las estructuras de comando, añadió.

El lunes el general Campbell celebró en una conferencia de prensa los "sorprendentes" progresos logrados por las tropas afganas en los últimos años en materia de combate, subrayando así que siguen necesitando de apoyo externo.

"Siguen siendo muy, muy resilientes y siguen necesitando nuestro apoyo en áreas que hemos identificado hace años y que serían difíciles para cualquier ejército: inteligencia, logística y respaldo a los combatientes", indicó.

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