La "retirada táctica" del ejército alimenta el miedo a la inestabilidad en Afganistán

  • Las tropas afganas se han ido de varios distritos del sur de Afganistán para reforzar otras zonas, una "retirada táctica" que permite a los talibanes ganar terreno y hace temer que el gobierno pierda el control de esos territorios.

Desde que terminó la misión de combate de la OTAN a finales de 2014, los 350.000 soldados y policías afganos están desbordados frente a los insurgentes, cuyos objetivos militares han dejado de limitarse a sus bastiones del sur y del este.

Con todo, el sur sigue siendo el lugar donde los combates son más violentos. El ejército sufre un número récord de bajas y el porcentaje de deserciones se dispara.

En el centro de la provincia rural de Uruzgán, el Estado Mayor decidió abandonar varios puestos de avanzada y redesplegar las tropas en otros frentes.

En febrero, en la provincia vecina de Helmand, los soldados desplegados en los distritos de Musa Qala y de Nowzad recibieron la orden de defender Lashkar Gah, la capital de Helmand asediada por los talibanes, y el distrito clave de Sangin.

Un movimiento que alimentó las especulaciones sobre un supuesto acuerdo secreto entre el gobierno y los talibanes, que el sábado rechazaron unirse a las negociaciones de paz promovidas por Kabul.

"Retirar las tropas y abandonar territorios conquistados por la fuerza equivale a admitir que los talibanes ganaron", protestó Mohamed Ismail, un jefe tribal que huyó de Musa Qala cuando el ejército se fue de su distrito. "Es traicionar a los que dieron sus vidas por defender estas regiones durante los últimos 15 años", añade.

Muchos civiles temen que el gobierno esté a punto de perder el control de la totalidad de Helmand. Los talibanes tienen mucha influencia o juegan con ventaja militar en 10 de los 14 distritos de esta provincia donde se cultiva la mayor parte de la adormidera, de la que se extrae el opio.

El Estado Mayor niega categóricamente haber negociado con los talibanes y asegura que la retirada es "táctica".

"Aquellos que critican nuestra estrategia no saben nada del arte de la guerra", afirma Dawlat Waziri, portavoz del ministerio de Defensa.

"No nos retiraremos de Helmand. Las fuerzas afganas se redesplegaron para organizar mejor la defensa contra el enemigo".

Sin embargo, Michael Kugelman, analista del centro de reflexión estadounidense Woodrow-Wilson, lo considera una "capitulación" ante los talibanes. "Nada deja presagiar que se recuperarán esos territorios en un futuro cercano", explicó a la AFP.

"Cuando se habla de 'retirada estratégica', se prevé que las fuerzas afganas vuelvan a los distritos abandonados para enfrentarse a los talibanes y recuperar estos territorios. Pero el ejército está superado y carece de los medios necesarios. No está en condiciones de reconquistarlos".

Los estrategas de la misión de la OTAN en Afganistán aconsejan desde hace tiempo a sus homólogos afganos que reduzcan el número de retenes -"demasiado numerosos" según una fuente militar estadounidense- y el de soldados que los defienden.

"En el ejército, hay un dicho que afirma que defender todos los lugares viene a ser como no defender ninguno. Y es muy cierto en Afganistán", explicaba en enero el general estadounidense William Shoffner, portavoz de la Alianza Atlántica en Afganistán, que reconoce que el ejército afgano necesita 25.000 hombres más.

Entre tanto, la población teme que los talibanes tomen el control de zonas enteras.

"Los talibanes persiguen a todos los habitantes que trabajan para el gobierno", contó a la AFP Abdul Ahad, un jefe tribal de la región de Jarkhord, en la provincia de Uruzgán, de donde se retiraron recientemente decenas de soldados.

"El ejército nos deja morir", dice suspirando.

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