El PP se reivindica a sí mismo

  • Unidad, fuerza, mayoría natural, principios inquebrantables... El Partido Popular ha decidido iniciar su convención nacional reivindicándose a sí mismo y tras una semana de conmoción interna ha exhibido su orgullo hasta la saciedad.

Patricia de Arce

Valladolid, 31 ene.- Unidad, fuerza, mayoría natural, principios inquebrantables... El Partido Popular ha decidido iniciar su convención nacional reivindicándose a sí mismo y tras una semana de conmoción interna ha exhibido su orgullo hasta la saciedad.

El PP o "la nada", así de sencillo. Ha sido el aviso para navegantes de María Dolores de Cospedal, y también el guión de una primera jornada en la que todos esperaban mensajes claros tras los episodios vividos en los últimos días.

Y Cospedal ha entrado al trapo: ha replicado a quienes auguran malos resultados en las europeas del 25 de mayo, a los que ven grietas internas tras la formación de Vox, la renuncia de Jaime Mayor Oreja a ser candidato o la ausencia de José maría Aznar en este cónclave y también a quienes dudan de la firmeza del Gobierno y del PP contra ETA.

Pero sobre todo, y ante todo, se ha hablado de unidad, porque el partido tiene tres días para rearmarse y dar una imagen cohesionada de cara a las elecciones europeas, y hay que ponerse a ello cuanto antes.

Ha cumplido con su parte la secretaria general. "El PP somos todos", ha dicho Cospedal en la inauguración de este acto, en la que el partido ha apelado a la figura de Manuel Fraga para reclamar su unidad y el título de representar a esa "mayoría natural" de la que hablaba su fundador.

Entre los intervinientes, una sorpresa: Carlos Argos, militante número 2 de la otrora Alianza Popular y secretario general de aquel partido ha protagonizado un momento entrañable para los populares, recitando recuerdos con Fraga.

Un momento que podría parecer anecdótico pero tenía un claro propósito: el de instar a la manida unidad, tanto en España como en el partido, la misma que Fraga le pidió a Rajoy mantener.

Junto a Argos han aparecido otros dos intervinientes no previstos, al menos en el programa oficial, pero que también tenían su cometido.

Así, una joven militante de Barakaldo ha puesto en valor la labor del PP vasco, tan vilipendiado últimamente por algunos colectivos de víctimas y por sectores conservadores, y el alcalde de la localidad riojana de Ezcaray ha servido para menospreciar a Vox, por creerse, ha dicho, un partido serio sólo por haber abierto una oficina en Madrid.

Así, el Partido Popular ha metido en su agenda los temas peliagudos sin necesidad de nombrarlos.

Bueno, no todos. La reforma de la ley del aborto no ha salido a relucir, como estaba programado, pero la protesta en los alrededores del auditorio Miguel Delibes les ha recordado a los populares que las críticas no han cesado.

En este cónclave en el que se moviliza a 2.000 cargos y militantes, la dirección del PP quiere que los suyos se marchen de Valladolid con fuerza renovada, y no por lo que haya pasado en las últimas semanas, sino porque llevan dos años difíciles defendiendo ante los ciudadanos la gestión de Rajoy.

O como resume un cargo popular, "toca hacer piña" y "hay que darles cariño".

Así que a quererse, que quedan dos días.

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