El vestido de boda de Catalina Middleton vuelve a arrasar

  • El secreto mejor guardado de la boda del año, el vestido de Catalina Middleton, será uno de los éxitos del verano en el Reino Unido, gracias a una exposición en el palacio de Buckingham que ha vendido 125.000 entradas por anticipado.

Ramón Abarca

Londres, 22 jul.- El secreto mejor guardado de la boda del año, el vestido de Catalina Middleton, será uno de los éxitos del verano en el Reino Unido, gracias a una exposición en el palacio de Buckingham que ha vendido 125.000 entradas por anticipado.

El traje creado por Sarah Burton para el enlace de Catalina con el príncipe Guillermo de Inglaterra se exhibirá, por primera vez, desde mañana en los salones de la residencia real, junto a los pendientes, una reproducción en plástico del ramo de flores, los zapatos que calzó la sonriente duquesa de Cambridge y el pastel de boda original.

Cada verano, la residencia de la reina Isabel II abre sus puertas a quien pague una entrada de 17,5 libras (28,14 dólares), pero este año se espera un récord de asistencia sin precedentes, más de 600.000 visitantes, por el gancho del vestido.

Catalina Middleton, con su impecable melena y perpetua sonrisa, se ha convertido en un icono de la moda y hace que todo lo que lleva, ya sean vestidos o complementos, se agote inmediatamente.

La duquesa de Cambridge, de 29 años, tenía previsto visitar hoy en privado, junto a la reina Isabel II, la exposición que permanecerá abierta al público hasta el 3 de octubre y que supondrá unos ingresos millonarios para las cuentas del palacio.

Nunca un vestido había levantado tanta expectación. Su color marfil, la entallada cintura y su puntiagudo busto han marcado tendencia en las pasarelas de trajes de novia de todo el mundo e incluso fue copiado en China a las pocas horas del enlace, el pasado 29 de abril.

En una solemne sala del palacio, casi en penumbra, el impresionante diseño, iluminado teatralmente con focos, aparece sobre una plataforma ovalada que los visitantes pueden bordear para no perderse ningún detalle, como los elaborados bordados que cubren el vestido o la cola de 2,7 metros.

El maniquí sin cabeza que lo porta sostiene también la tiara de Cartier con 739 brillantes que la reina dejó a Catalina Midlleton para el día en el que se casó con su nieto mayor y segundo heredero al trono, Guillermo, duque de Cambridge.

En una urna en la misma sala, se exhiben los pendientes de diamantes, una replica de plástico del ramo de la novia y los zapatos, también diseñados por Sarah Burton, que revelan que la futura reina de Inglaterra calza el número 38 y medio.

Uno de los elementos más jugosos de la exposición, llamada "Historia de gran diseño británico" es el vídeo de cinco minutos en el que, por primera vez, la diseñadora habla de su creación.

Burton, que sustituyó al gran creador Alexander McQueen en su firma después de que éste se suicidara en 2010, asegura que Catalina "quería algo increíblemente bonito y muy trabajado".

La diseñadora, mientras enseña en su estudio algunos de los patrones y bocetos del modelo, insiste en que el verdadero espíritu del traje era que "mirara al pasado pero que tuviera un tono moderno", precisamente el mensaje que la Familia Real británica quería lanzar sobre la monarquía través del enlace.

El nombre de los creadores del celebrado vestido se mantuvo en secreto hasta el momento en que la novia salió de su hotel camino de la Abadía de Westminster y fue una de las pujas más populares en las salas de apuestas.

Sin embargo, lo más sorprendente de la muestra puede resultar que entre el vestuario de Catalina se expone también el impresionante pastel nupcial de ocho pisos creado por la confitera real Fiona Craines y decorado con 900 flores de azúcar.

La pareja guardó lo que quedó de él, una tradición muy británica que la familia real sigue a rajatabla, puesto que el palacio de Buckingham conserva restos de pasteles de boda desde el siglo XIX.

Incluso en el pastel que se exhibe, parcialmente reconstruido, se puede apreciar todavía la marca que los duques dejaron al cortarlo.

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