La elección de Mattarella como presidente italiano resquebraja la derecha

  • La elección de Sergio Mattarella como presidente de la República italiana, el nombre que eligió unilateralmente el primer ministro, Matteo Renzi, ha provocado un fuerte seísmo entre los partidos de la derecha y creado fracturas internas y dimisiones.

Cristina Cabrejas

Roma, 1 feb.- La elección de Sergio Mattarella como presidente de la República italiana, el nombre que eligió unilateralmente el primer ministro, Matteo Renzi, ha provocado un fuerte seísmo entre los partidos de la derecha y creado fracturas internas y dimisiones.

Mientras que el día después de su elección, Mattarella iba a misa y paseaba hoy tranquilo por las calles de Roma sin realizar declaraciones, en los partidos del centroderecha se vivía cierto nerviosismo por haber jugado mal sus cartas en la votación del Jefe de Estado.

"Amen", titula hoy en portada el diario conservador "Libero", que asegura que "el centroderecha se ha suicidado" y que los líderes Silvio Berlusconi y Angelino Alfano "cayeron en la trampa de Renzi sin tener un plan B, perdiendo la cara y destrozando sus partidos".

El pasado jueves, Renzi desvelaba que su candidato para ser Jefe de Estado era este juez del Tribunal Constitucional y exdemocristiano progresista, con lo que sorprendía tanto a sus aliados en la coalición gubernamental el Nuevo Centro Derecha (NCD) como a Berlusconi, que esperaban poder elegir un nombre consensuado.

El líder del NCD y ministro del Interior, Angelino Alfano, aceptaba finalmente la propuesta de Renzi, pero su partido se fracturaba e se iniciaban las dimisiones como protesta por esta decisión, como la del portavoz en el Senado, Maurizio Sacconi, que dejaba su cargo, mientras que Barbara Saltamartini y Maurizio Bernardo anunciaban incluso la salida del grupo.

También Forza Italia, se encuentra sumido en el caos, según explica hoy la prensa italiana, ya que a pesar de que se pidió a los parlamentarios que votase en blanco, hubo cerca una treintena de votos a favor de Mattarella entre las filas del partido del antiguo "Cavaliere".

"Se ha tratado de un complot. Ahora es necesario que se vuelvan a elegir a toda la Ejecutiva de Forza Italia", explicó uno de los líderes del partido y europarlamentario, Raffaele Fitto.

"Tenemos que darnos una nueva organización que caracterice de manera neta nuestra línea política, que tiene que ser claramente alternativa a la izquierda. Se han cometido errores increíbles", agregó Fitto, según publica hoy la prensa.

Fitto junto con otros miembros de Forza Italia, es desde siempre uno de los detractores del famoso "Pacto del Nazareno" (que toma el nombre de la calle donde tiene sede el PD) entre Berlusconi y Renzi para realizar algunas reformas constitucionales y la aprobación de un nuevo sistema electoral.

Otra de las posibles consecuencias que podrá tener este triunfo de Renzi será el punto final de este pacto, que hasta ahora había permitido al Gobierno sacar adelante, sin demasiados problemas, las votaciones en el Parlamento de estos proyectos de ley.

Renzi, en varias declaraciones que aparecen en la prensa de hoy, asegura que en los acuerdos del "Pacto de Nazareno" no se había hablado de la elección del presidente y que sigue en vigor.

"En el pacto del Nazereno se incluían y se incluyen la regorma del Senado, la ley electoral y la decisión de dar más poderes al Estado respecto a las regiones", aseguró Renzi al diario "La Stampa".

"Para mi ahora no se ha debilitado el sistema de las reformas. Creo que ahora es algo que está más cercano y no más alegado. La polémica con Forza Italia es sobre el método, pero lo fundamental es que hemos elegido una persona que incluso quien no lo ha votado lo considera un caballero", señaló Renzi en el diario "Il Messaggero".

Para Renzi, el "pacto" no sólo no está muerto sino que aseguró: "Apuesto a que seguiremos haciendo reformas juntos".

La última palabra la tendrá Berlusconi, que tendrá primero que hilvanar los jirones de su partido, y que por el momento guarda silencio refugiado en su mansión de Arcore, a las afueras de Milán, ante la imposibilidad debido a su condena de seguir desde Roma los asuntos políticos.

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