La movilización masiva del cinturón rojo de Barcelona no doblega al nacionalismo

  • Arrimadas cosecha el respaldo mayoritario de la ciudad condal y su área metropolitana, pero choca con la solidez de la base de votos del nacionalismo
Votantes Sabadell
Votantes Sabadell

Los analistas estimaban que con una participación por encima del 82% las posibilidades del denominado 'bloque constitucionalista' de conformar una mayoría en Cataluña aumentarían. Con el escrutinio casi al 100% el dato oficial proporcionado por la Generalitat confirmaba una participación del 81,95%, sin embargo la cifra de diputados acumulados por Ciudadanos, PSOE y PP se situaba en 57, muy lejos de los 68 necesarios para alcanzar una representación mayoritaria en el Parlament.

La movilización masiva del cinturón industrial barcelonés a favor sobre todo de la candidatura de Inés Arrimadas, que cosechó casi 70.000 votos más en la comarca que los obtenidos en 2015, pero también con un buen caudal de votos para el PSC de Iceta, no ha resultado apoyo suficiente para vencer la balanza electoral hacia el lado del bloque constitucionalista.

La crecida de Ciudadanos, aupada a la condición de fuerza más votada del Parlament, no ha socavado la solidez del apoyo al bloque independentista, que contra los pronósticos iniciales no sancionó el sorpasso de ERC y depositó en Junts per Cat y Carles Puigdemont su confianza para gobernar el proceso. 

El mapa electoral comarcal de Cataluña ofrece un panorama dominado de forma abrumadora por el PdCat con la única excepción de la franja costera entre Tarragona y Barcelona, delimitada por el Baix Camp y el Vallés Oriental, dominada por Ciudadanos, y las tres comarcas de la Ribera del Ebro, en las que ERC sí ha conseguido superar al partido de Puigdemont. Junts per Cat apenas consiguió 12.000 votos más que ERC pero por las cosas de la proporcionalidad la mayor dispersión de su apoyo electoral le reportó dos diputados más (34 por 32) y preservar la disputada condición de fuerza nacionalista de referencia en Cataluña.

Los catalanes votaron este jueves de manera masiva. La participación bordeó el 82% estableciendo un nuevo hito en la historia de la democracia española y pulverizando el referente del 79,9% que desde las elecciones generales de 1982, las primeras ganadas por el Partido Socialista de Felipe González, figuraba como la mayor participación electoral en la historia del país. De un censo total de más de cinco millones de votantes, apenas el 18% - menos de un millón - se quedaron en casa. Más de 4.300.000 catalanes ejercieron su derecho al voto en un jornada sin incidentes en la que incluso el porcentaje de votos nulos o en blanco resultó irrelevante.

Si Ciudadanos construyó su mayoría en las áreas urbanas de Tarragona y Barcelona y en el área metropolitana de la ciudad condal, a costa de la CUP y de 'los comunes' de Xavier Domenech, Ada Colau y la división en Cataluña de Podemos, el nacionalismo clásico del PdCat y ERC apuntalaron su base de votos en la Cataluña interior. Como dato ilustrativo el candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, obuvo una victoria incontestable tanto en su localidad natal, Amer, como en la de residencia, Sant Julià de Ramis, donde votó su esposa, Marcela Topor. En Amer, Puigdemont ha obtenido el 61,85 % de los sufragios depositados en urna; mientras que en Sant Julià de Ramis consiguió un 56,77 por ciento de los votos. En Girona, la localidad de la que fue alcalde durante cinco años, Junts per Cat obtuvo también el apoyo mayoritario de los votantes con más del 36% de los votos.

Lejos de acusar las turbulencias del 'procés' la base de votos de las fuerzas nacionalistas clásicas incluso ha obtenido un ligero apoyo adicional que les ha hecho pasar de tener el respaldo del 39% a disponer del 42%. La principal damnificada de este desplazamiento ha sido la CUP que se ha dejado siete escaños por el camino, buena parte de los cuales en Barcelona, donde se ha dejado tres diputados tras reducir casi a la mitad su bolsa de votos, de 87.000 a 47.000.

Tampoco le ha ido particularmente bien a Cataluña en Comú-Podem. La formación liderada por Xavier Domenech y que acoge a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha dejado 46.000 votos y tres escaños en las elecciones catalanas. En la provincia de Barcelona se ha dejado dos diputados y aunque ha aguantado el tipo en la ciudad de Barcelona, principal feudo de la formación, perdiendo solo un millar de votos, la crecida de Ciudadanos en la ciudad, donde ha recabado casi 220.000 votos, dejan los poco más de 80.000 de la formación de la alcaldesa en un apoyo irrelevante.

En Barcelona, precisamente, el PP se ha dejado 35.000 votos, aunque es posible que ése no sea el mayor de los problemas de una formación al que el respaldo marginal de los catalanes (4,23%) le deja con tres escaños y un papel disminuido, sin ni siquiera derecho a grupo parlamentario en el Parlament. Badalona, la ciudad de la que fue alcalde el candidato del PP, Xavier García Albiol, es la metáfora perfecto del desplome en Cataluña del partido que gobierna en el Estado. El PP ha pasado de ser la segunda fuerza política en 2015 con más de 26.000 votos a pasar a la condición de sexta fuerza política con poco más de 10.000 votos.

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