La obsesión del papa Francisco en América Latina por recuperar a los fieles perdidos

    • El papa se encuentra de gira por América Latina, un bastión católico, que con los años ha ido perdiendo fieles, en favor de otros credos.
    • Francisco ha utilizado una retórica más cercana a las teorías de la liberación que su antecesores siempre criticaron.
El Papa y Castro conversan en el Vaticano, la conversación no trascenderá a los medios
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La proclamación de Jorge Mario Bergoglio como nuevo papa en marzo de 2013 se consideró un intento de la Iglesia Católica por acercarse y cambiar el rumbo de las relaciones que la institución había mantenido hasta entonces con un amplio sector de la población mundial, en especial con los más desfavorecidos.

Una de las regiones más azotadas por las injusticias y en la que la Iglesia Católica cuenta con más fieles, unos 425 millones, es América Latina. Allí ha estado de visita oficial Francisco, quien se ha reunido en los últimos días con el presidente ecuatoriano Rafael Correa, y el de Bolivia, Evo Morales. En Paraguay, su última parada, se reunirá con amplios sectores de la castigada sociedad civil guaraní.

Los gestos del papa hasta ahora, más allá de su cara de circunstancias ante el inefable regalo de Morales, han sido bastante significativos. Ecuador, Bolivia y Paraguay siguen contando con fuertes oligarquías locales que intentan influir con mayor o menor éxito en las decisiones de sus gobiernos.

El caso de Paraguay es paradigmático, pues cuenta con el mayor número de campesinos pobres del continente, mientras las tierras, en especial los cultivos de soja, siguen en manos de unas pocas familias.

El reconocimiento del papa Francisco a las luchas populares en Ecuador, enfocadas al levantamiento y mejora de las condiciones de vida de las comunidades indígenas, se puede considerar como un gesto de aprobación a las políticas que el Gobierno de Rafael Correa está llevando a cabo en este sentido.

La encíclica papal de un hace un mes, en la que Francisco criticaba duramente al castigo al que está siendo sometido el medio ambiente, fue aplaudido desde Ecuador, país que desde 2003 mantiene un litigio con la petrolera estadounidense Chevron por el derramamiento de más 80.000 toneladas de crudo y residuos en la provincia de Sucumbíos entre 1964 y 1992.

El papa identificó en su encíclica, la cual no fue bien recibida por amplios sectores conservadores, a las políticas del "capitalismo salvaje" como responsables de haber convertido al planeta en "un depósito de porquería", así como del saqueo que las clases dominantes realizan sobre las más desfavorecidas. Una retórica muy similar a la utilizada por los gobiernos progresistas de América Latina.Los retos del papa Francisco en América Latina

Francisco ha logrado que la Iglesia Católica retome el protagonismo político que había tenido durante muchos años en la región, pero con un discurso diferente al de sus predecesores.

Su apoyo a la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, así como sus discursos a favor de los pobres, en Bolivia y Ecuador ha pedido perdón por los crímenes históricos que la institución ha cometido a lo largo de la historia en nombre de la religión, ha relajado las posturas de algunos líderes, como Evo Morales, quien en su día abogó por la expulsión de la Iglesia Católica por ser "un símbolo del colonialismo".

Algunos países de América Latina -como Uruguay, Brasil o Argentina con la legalización del matrimonio homosexual- han realizado cambios sociales muy rápidos que en algunos casos chocan con las posturas de la Iglesia Católica, la cual ha perdido fieles en la región en favor de doctrinas protestantes y evangélicas.

Si bien Francisco, a la vuelta de su viaje a Brasil en 2013 se preguntaba públicamente quién era él para juzgar a aquellos homosexuales que deseaban unirse a Dios, en cuanto al aborto su postura no se ha distanciado de la que mantiene la Iglesia: inflexible. De hecho calificó a la interrupción del matrimonio de "plaga" y "atentado a la vida".

Precisamente, en Paraguay, la última etapa de su visita a la región, las conservadoras autoridades del Partido Colorado, se negaron en mayo de este año a practicar el aborto a una niña de 10 años violada por su padrastro, pese a las complicaciones que se presuponen en un parto de esas características y a la presión de la ONU y otras organizaciones internacionales.

En cuanto a los abusos sexuales en el seno de la Iglesia, Francisco ordenó crear un tribunal especial que juzgase estos actos y a todos aquellos que de alguna manera hubiera participado en ellos.

Sin embargo, algunas decisiones de las altas instituciones eclesiásticas cuestionan la fiabilidad de este órgano, después de que obispos señalados como encubridores de estas violaciones no hayan sido expulsados, como el caso del chileno Juan Barros, cuestionado por su estrecha relación con su homólogo Fernando Karadima, sentenciado por la justicia civil y eclesiástica tras encontrarle responsable de abusos sexuales cometidos sobre menores en las décadas de los ochenta y noventa.

Ante los últimos cambios políticos del continente, Francisco ha sabido dirigirse con complicidad a las cada vez más emancipadas sociedades sudamericanas. Los años de cruzada anticomunista de Juan Pablo II, que Benedicto XVI siguió con sus críticas y ataques a la teología de la liberación, han dado paso a un pontífice más comedido, más reformador en las formas y en las relaciones, que todavía no en los actos, con el resto del mundo no católico.

Sigue @Mark_Teixeira

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