El auge de los euroescépticos impulsa a España para reforzar el eje francoalemán

  • Madrid tiene la oportunidad de ganar peso entre los Veintisiete para acometer las reformas pendientes en la UE y afrontar desafíos como el 'Brexit'.
Pedro Sánchez Parlamento Europeo
Pedro Sánchez Parlamento Europeo
EFE

La Unión Europea que llegue al final del presente año será muy diferente a la que nos ha tenido acostumbrados, una vez se haga efectiva la salida de Reino Unido del club comunitario y se dibujen los colores del nuevo Parlamento Europeo que salga de las diferentes citas con las urnas que se celebrarán del 23 al 26 de mayo.

Esta semana se ha publicado el octavo 'Informe sobre el estado de la Unión Europea', elaborado entre la Fundación Alternativas y la Fundación Friedrich Ebert, en el que se analiza el panorama que supondrá la nueva legislatura, clave para el proyecto común, y se analiza el papel clave que habrá de tener España, como socio clave del eje francoalemán.

Una de las razones para el nuevo rol que jugará España es el auge de los gobiernos euroescépticos dentro de la UE, con Italia y Polonia como ejemplos más destacados. El día 6 de abril la ministra de Defensa, Margarita Robles, no dudó en cargar directamente al Ejecutivo transalpino la responsabilidad del fracaso de la 'Operación Sophia', destinada a luchar contra el tráfico de personas en el Mediterráneo. Robles culpó a la política migratoria del vicepresidente italiano Matteo Salvini, de la decisión de la UE de dejar sin barcos la operación para prorrogarla durante seis meses más.

Por si no hubiera quedado claro el peligro que supone para el proyecto europeo el nuevo gobierno de Italia, el proprio Salvini viajó a Polonia en enero pasado para tratar de crear un frente euroescéptico. En ese contexto, el citado informe destaca que los retos a los que se enfrenta la UE abren una ventana de oportunidad para que España lidere el impulso a las reformas pendientes. La nueva relación con Reino Unido tras el Brexit, la necesidad de una política de defensa común, y el reto de los gobiernos de corte nacional-populista serán algunos de los desafíos en los que España puede ganar músculo de decisión respaldando la nueva alianza entre Francia y Alemania, impulsada por el adiós británico.

El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Josep Borrell, pone claridad en el prólogo del informe, defendiendo que la creación de la UE fue el nacimiento de un proyecto político "único en la historia de la humanidad". Borrell admite que la crisis del euro a partir de 2010 desnudó las carencias de la unión monetaria, y la crisis de los refugiados en 2015 dividió el continente "entre países solidarios e insolidarios". 

Para el titular de Exteriores español, el 'Brexit' fue un mazazo inicialmente, pero a la postre ha terminado por convertirse en un quebradero de cabeza para Reino Unido, al que ha sumido en una crisis existencial a la par que ha cohesionado más a los 27.

En su escrito, Borrell se muestra partidario de "eliminar la regla de la unanimidad en la toma de decisiones para algunas materias clave, como política exterior, fiscalidad, determinación de recursos propios y presupuesto plurianual". En esta misma línea, Borrell defendió recientemente que Europa necesita contar con un presupuesto fuerte, o corre el riesgo de "convertirse en un simple parque temático", para la visita de turistas.

Hijos de la crisis

En el trabajo de la Fundación Alternativas se trata de hallar el origen de la desafección hacia la UE que ha surgido en diferentes países durante los últimos años. Las políticas de austeridad impulsadas a raíz de la crisis financiera, unidas a las elevadas tasas de desempleo en muchos países, que afectan a muchos jóvenes especialmente en el Sur de Europa, ha generado un caldo de cultivo para el descontento. A ello se ha unido la disparidad económica, que ha ahondado en las diferencias políticas y sociales dentro de la Unión. 

Las políticas contra la inmigración en Italia, la revuelta de los 'chalecos amarillos' en Francia, o el progresivo deterioro de la democracia en los países del Grupo de Visegrado, que justifican su deriva en la necesidad de acercarse al pueblo, con el resultado que todos hemos visto estos años: un ataque a la credibilidad de los valores políticos fundamentales sobre los que se construyó el proyecto europeo. 

¿Hay soluciones? El resurgir de los nacionalismos y la insolidaridad en la UE no es un tren en llamas que no puede detenerse. Así lo manifiesta el informe, que destaca cinco medidas claves que pueden 'sanar' la herida en Europea y poner las bases para blindar aún más el sueño europeo y conquistar a los ciudadanos de los países miembros.

Las cinco líneas estratégicas que propone el trabajo de la fundación socialistas son:

- Apostar por una nueva estructura federal y participativa.

- Una reforma del euro con su presupuesto incluido.

- El impulso de políticas sociales como un salario mínimo contra la pobreza y un seguro europeo de desempleo (defendido en el reciente Ecofin por la ministra Nadia Calviño).

- Un pacto europeo sobre migración y refugiados.

- Una política exterior y de defensa común.

Mostrar comentarios