¿Por qué Maduro baja el tono y negocia con Guaidó?... la respuesta está en EEUU

  • Tras cuatro meses de enfrentamientos, sus emisarios buscan una salida pacífica en Oslo. La situación se ha convertido insostenible para los dos.
Nicolás Maduro bolo
Nicolás Maduro bolo
EFE

El pasado 23 de enero, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional venezolana, invocaba a la Constitución bolivariana para declararse presidente legítimo del país en lugar de Nicolás Maduro, al que consideraba un "usurpador". Desde esa fecha, los desencuentros, la falta de diálogo, los enfrentamientos -con muertos y heridos en la calle- e incluso los intentos de levantar al Ejército no han cesado, dejando totalmente de lado el diálogo.

Sin embargo, después de meses de hostilidades, los dos protagonistas han decidido dar ahora un paso que puede ser trascendental para una salida pacífica y han enviado a sus interlocutores a Oslo, con el objeto de avanzar en el diálogo. Para los contactos, en principio secretos, han elegido un país con una larga tradición de mediador en conflictos internacionales y que ahora trabajaría con el objetivo desbloquear la enrevesada crisis venezolana.

Las conversaciones, que ya han sido reconocidas oficialmente, han sido valoradas por el presidente venezolano, que ha reconocido que se han iniciado con un buen pie, aunque se encuentran en una fase muy inicial. "Iniciaron con buen pie las conversaciones de paz, de armonía, con la oposición. No diremos más porque nos comprometimos a no decir más", aseguró el mandatario venezolano durante una marcha militar.

Mientras, el líder opositor Guaidó ha dado algún detalle más, apuntando  que por parte del Gobierno chavista, habrían participado Jorge Rodríguez, vicepresidente y una de las figuras de mayor peso en el Ejecutivo, y Héctor Rodríguez, gobernador del Estado Miranda, al que se considera una de las figuras emergentes dentro del chavismo. Mientras, la delegación de la oposición estuvo formada por el diputado Stalin González; el exdiputado Gerardo Blyde y Fernando Martínez Mottola, ministro en la época del presidente Carlos Andrés Pérez.

Las negociaciones en Noruega suponen un cambio radical en la batalla política venezolana, pero existen posibilidades que no lleguen a buen fin, debido a la división de la oposición venezolana, conformada por numerosos partidos y grupos con muy diferentes talantes e ideologías. Detrás de este primer paso para el diálogo podría estar Leopoldo López, condenado por su papel en las protestas que se saldaron con decenas de muertos en 2014, que mantiene una excelente relación con Guaidó, que facilitó que escapase de su prisión domiciliaria el 30 de abril.

¿Por qué después de cuatro meses?

Guaidó, pese a contar con el respaldo de Estados Unidos, ha constatado, tras el fracaso de su intento de sublevar al Ejército para derrocar a Maduro, que no cuenta con los apoyos suficientes en las Fuerzas Armadas y que el punto muerto en el que se encuentra la situación se puede eternizar. Su apuesta pasaría ahora por un diálogo, respaldado por Donald Trump, para atraerse a los moderados del régimen y forzar una salida pacífica del poder a Maduro. 

Mientras, el presidente venezolano se ha visto obligado a dialogar en un contexto en el que las presiones de Estados Unidos, con sanciones incluidas, son cada vez mayores. Unido a ello, una situación económica insostenible -que ha levantado a los ciudadanos- y una pérdida de apoyo en diferentes estamentos debido a la sublevación de Guidó. Pese a que ha conseguido mantener el poder a duras penas, el coste es demasiado elevado para Maduro, que en este momento no ha visto otra opción que la de impulsar las conversaciones en Noruega.

Estados Unidos se ha convertido en una pieza clave en este diálogo y ha decidido apostar por él en lugar de materializar sus amenazas de intervención. Mientras, Canadá también apuesta por la transición democrática y la Unión Europea ve "positivos" los contactos exploratorios entre el Gobierno y la oposición facilitados por Noruega, un país que ha jugado un papel determinante en la resolución de conflictos tan dispares como los de Colombia, Guatemala o Sudán.

La UE abanderó el Grupo de Contacto, en el que participan España, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Suecia, Países Bajos y Reino Unido, por parte europea, así como Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Bolivia, con el doble objetivo de facilitar las condiciones mínimas para avanzar en unas nuevas elecciones presidenciales con todas las garantías y la ayuda humanitaria sobre el terreno.

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