Un pacto por la educación con menos políticos, más Marinas y mejores profesores

    • El filósofo José Antonio Marina ha presentado el Libro Blanco del Docente, que apunta a la mejora de la formación de los profesores para convertirles en una elite con prestigio social.
    • Finlandia, modelo de éxito educativo, lo primero que hizo fue apartar a los políticos de la gestión de la educación, dejarla en manos de maestros expertos y mejorar la cualificación de los docentes.
José Antonio Marina, filósofo y profesor.
José Antonio Marina, filósofo y profesor.

Bienvenido sea todo aquello que vaya en la dirección de elevar la formación, experiencia y prestigio social de nuestros profesores. Loado sea que la de maestro vuelva a ser una profesión de elite. Alabado sea todo aquello que, por fin, venga a ocuparse de la que sin duda es una de las palancas principales, si no la primera, para mejorar los resultados de nuestro languideciente sistema educativo, el que más abandonos tempranos genera en toda la Unión Europa en medio de la desmotivación de alumnos y docentes.

Podrán debatirse, como ha comenzado a hacerse inmediatamente, algunas de las medidas propuestas en elLibro Blanco de la Profesión Docente elaborado por el filósofo y profesor José Antonio Marina, por encargo del Gobierno. Hay quien cuestiona ya de entrada una evaluación de nuestros maestros que tenga efectos en su salario e historial profesional, que parece ser de entrada una de las cuestiones más polémicas.Urgente e importante

Pero los árboles no pueden impedirnos ver el bosque. Podemos discutir sobre cada una de las medidas concretas que puedan incluirse en ese importante documento. Pero de lo que no cabe duda es que debemos ponernos manos a la obra, y cuanto antes, para mejorar nuestra educación si no queremos que el país pierda el tren del futuro. Hoy mismo escuchaba al director general de Google en España, Javier Rodríguez Zapatero (no, no tiene parentesco con el anterior presidente de Gobierno), advertir que "o hacemos algo con la educación o España puede quedarse atrás".

Estamos en campaña electoral y como siempre ha saltado a la palestra el cacareadopacto por la educación. Pero lo cierto es que nuestros políticos no han sido capaces en casi 40 años de democracia de diseñar un modelo educativo consensuado y estable. ¿Cómo queremos que sea nuestra educación? ¿Cuál es la estrategia educativa del país que deseamos? ¿Por qué modelo apostamos para que no mute cada 4 u 8 años, en cada legislatura o cambio de Gobierno?

No he oído a ningún político español, sea del color que sea dar respuesta a estas preguntas de forma clara, completa y concreta. Ni siquiera en esta campaña electoral donde se prometen, prometen y prometen cambios en todo tipo de cuestiones. Ni siquiera entre las nuevas fuerzas como Podemos o Ciudadanos. Yo NO les he oído aún explicarnos cuál es su modelo, en serio, en concreto y al completo, de sistema educativo.

Escuchando a nuestros políticos (a todos) hablar de educación (y a sindicalistas y portavoces de asociaciones estudiantiles), uno se desmoraliza. No salimos de frases tópicas, de clichés, muchas veces alejados de la realidad y que casi nunca forman parte de la yema de la cuestión. No dejamos la falta de rigor. No respondemos al diseño de una estrategia-país para la educación del futuro. Las frasees hechas y los prejuicios se mantienen en el tiempo durante décadas como si éste país y el mundo no cambiasen a marchas forzadas…

Que si la pública, que si la privada, que si los ricos, que si los pobres, que si la carrera de obstáculos, que si las privatizaciones, que si las mareas, que si la religión, que si la ciudadanía, que si el catalán, gallego o mallorquín, que si los grados de 4 o 5 años…. Que si, que si, que si… y los deberes sin hacer.Fracaso escolar

Así nos luce. Lamayor tasa de abandono escolar de toda la Unión Europea. Actualmente en el 23%, pero hace tan sólo unos años estaba en un inaceptable 30%. Son sólo porcentajes, números, pero muestran la tremenda realidad que un país aspirante a próspero no puedo permitirse: de cada 3 niños que comienzan a ir a la escuela, 1 abandona antes de finalizar sus estudios. Hay datos peores en algunas zonas. Ceuta y Melilla alcanzan el 33%. Baleares el 29,8%, Extremadura el 29,2%, Andalucía el 28,7%... Y en esas comunidades y ciudades autónomas ha habido y hay a lo largo de los 40 años de sistema democrático gobiernos y gobernantes de todos los colores, partidos, apellidos, castas…

No podemos permitirlo si no queremos dejar a nuestros hijos a los pies de los caballos de un futuro que parece será tecnológico, global, diverso, complejo. Porque el archicitado desempleo estructural con complicado retorno al mercado de trabajo está integrado fundamentalmente, aunque no sólo, por los trabajadores con menor nivel de estudios. Aunque parezca mentira viendo la tasa de paro del país, ya hay más profesionales con alto nivel de estudios ocupados que cuando comenzó la crisis.El caso finlandés

Se tiene a Finlandia como modelo educativo. Uno de esos países nórdicos, aparentemente serios, reflexivos y racionales. Pues bien, ¿qué fue lo primero que hizo Finlandia cuando reformó su modelo educativo y comenzó a cosechar esos resultados? Porque no siempre los ha tenido así de buenos. Lo primero que hizo fue abrir un debate nacional sobre qué modelo de sistema educativo querían tener. Antes de lanzarse a discutir sobre asignaturas, medidas, leyes o presupuestos.

Una vez clarificado y acordado el modelo (un sistema cien por cien público en su caso), todas las fuerzas políticas se comprometieron a mantenerlo gobernase quien gobernase. No tenemos porqué copiar todo su modelo, pero sí su forma de debatirlo y pactarlo.

Sigamos. Los políticos finlandeses legislan, pero quienes se ocupan de la forma de implementar esas normas en las aulas son los profesionales. Finlandia constituyó una junta nacional del que sólo pueden formar parte personas que hayan ejercido la docencia. Es decir, profesores o exprofesores. Que, además, deben acreditar una serie de requisitos que avalen su experiencia, conocimientos y trayectoria. Y ese Consejo es el que, una vez establecidas las leyes, supervisa el funcionamiento del sistema educativo.

Porque decía en una visita a España Reijo Laukkanen, exconsejero de la mencionada Junta de Educación de Finlandia, que "los políticos saben muy poco de Educación", en una entrevista concedida al que aquí firma en el diario económico Expansión.Los profesores, en el centro

Después de pactar un modelo y de alejar a los políticos del día a día de las aulas en su estructura organizativa, ¿qué paso siguiente dieron? ¿Cuál fue el primer aspecto puramente educativo del que se ocuparon? No, no fueron los temas habituales de discusión en España, como si suben o bajan las becas o presupuestos, ni si se establecen o no las contestadas Reválidas, ni los años de duración de las carreras, ni la asignatura de religión o valores…. No. De lo primero que se ocuparon fue de la figura del PROFESOR. Definieron cuál debía ser la cualificación mínima de sus docentes, los ejes de su formación, y la forma y requisitos de acceso a la profesión.

¿Ha escuchado a algún político español hablar de la formación de los profesores alguna vez? Yo sólo recuerdo, en honor a la verdad, a la anterior secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, la número 2 del polémico exministro Wert. A éste periodista le confirmó que trabajaba para establecer unas nuevas bases para la formación y carrera profesional del profesorado. Pero la legislatura concluye, y no ha cristalizado tal iniciativa.

Sólo en el último suspiro de la legislatura acaba de presentarse el Libro Blanco de la Profesión Docente elaborado por el filósofo y profesor José Antonio Marina, por encargo del Gobierno. Y cuál ha sido mi alegría al conocer que su objetivo es convertir a los profesores en una elite, en el buen sentido, no en el excluyente. Para atraer "a las personas más capacitadas, seleccionarlas y proporcionarles la formación inicial y permanente adecuada". Por fin alguien va al meollo del asunto.

Debatamos sobre el contenido de ese documento, él mismo lo ha pedido. Discutamos, intercambiemos, comparemos (a veces lo mejor ya se ha creado en otros países y es mejor copiar que inventar y hacer experimentos con gaseosa). Mejoremos el Libro Blanco de Marina y lleguemos a un punto de acuerdo y no retorno.El pacto por el pacto no es suficiente

Porque, al final, lo más importante en la educación es el principio: la figura del maestro. Ocurre así en los colegios, institutos de Secundaria, universidades y escuelas de negocios para ejecutivos. El método importa, pero aún más el docente. Ése que te hace amar una materia u odiarla para siempre.

No es, por supuesto, el único aspecto del sistema educativo español que conviene revisar, como ya hicieron hace unas décadas los finlandeses. Pero desde luego es uno de los más importantes. A pesar de ello, nunca ha sido objeto de polémica en ninguna reforma educativa de las innumerables que llevamos en los 40 años de democracia. Ahora llega, por fin, al debate social y político.

Primero, hay que definir y acordar qué modelo de sistema educativo queremos, lo suficientemente amplio como para poder ser refrendado por toda la sociedad. Hay que alejar la educación de la política y las campañas electorales, y de los anhelos de independencia de algunas comunidades autónomas. Hay que abrir los telediarios con esos debates, fomentar tertulias en los medios de comunicación y en los bares, pero con la referencia de profesionales acreditados de la materia, como Marina. No con políticos, sindicalistas o periodistas lenguaraces que opinan de lo divino y lo humano sin saber o sin pararse a pensar lo suficiente. Sin partidismos ni ideologías, con intensidad, con pasión. Sin precipitación, pero con y sin pausa. Como si estuviese en ello el futuro de nuestros hijos y el bienestar de nuestra sociedad. Porque lo está.

Todo es accesorio al lado de la educación. Pongámonos, ya, con laEDUCACIÓN. Debería ser la discusión más importante porque es el problema número uno de este país, que explica por sí sólo muchos otros.

Y pactemos, sí, pactemos. Pero no cualquier cosa. Pacto por la educación sí. Pero pactar por pactar no tiene por qué llevar al éxito. Pacto por la educación en base a un contenido analizado y contrastado, y que pueda ser aceptado por todos sin renunciar a los principios básicos que se consideren imprescindibles. Y, sobre todo, pacto sobre la figura del profesor. Es el quid de la cuestión.

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