May intenta salvar la cara respecto a Gibraltar:"España no tiene lo que quería"

  • Agradeció el trabajo que ha desempeñado el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, y aseguró que Reino Unido "no ha abandonado" al Peñón.
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EFE

La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, comenzó su campaña para convencer al Parlamento de que apoye su acuerdo del Brexit, para lo que apeló a la responsabilidad de los parlamentarios, al tiempo que se mostró satisfecha respecto a la gestión de la crisis con España sobre Gibraltar. La "premier" manifestó en la Cámara de los Comunes que España no "ha conseguido lo que quería" respecto a Gibraltar porque el texto legal del acuerdo de salida "no ha sido modificado", algo que "pidió repetidamente" ese país.

El Ejecutivo español, que preside el socialista Pedro Sánchez, urgió los días previos a la cumbre extraordinaria del Consejo Europeo celebrada en Bruselas a cambiar el artículo 184 del acuerdo de salida del Reino Unido del bloque comunitario y amenazó con vetarlo si no se producía antes un acuerdo. Algo que finalmente no ocurrió, sino que el Reino Unido publicó una aclaración por escrito de dicho punto, que convenció al Gobierno español, de que contará con las garantías que reclamaba respecto al Peñón de Gibraltar, un territorio considerado como la última colonia en suelo europeo.

May afirmó desde Westminster que "para las relaciones futuras, el Gobierno británico negociará por toda la familia del Reino Unido, incluyendo Gibraltar" y que el territorio "está cubierto por todo el acuerdo de salida y el período de implementación" del "brexit". "Estamos orgullosos de que Gibraltar sea británico y nuestra posición sobre su soberanía no ha cambiado ni cambiará", reiteró.

España no reconoce la soberanía británica en ese territorio, ubicado en el sur de la península Ibérica y cedido a Londres en virtud del Tratado de Utrecht (1713), en el que no se contempla que el Peñón pueda ser cedido a otro país o declararse independiente. El Peñón de Gibraltar es la última colonia en suelo europeo y España no reconoce a ese territorio como parte del Reino Unido, además de que también niega que en esa cesión se incluyeran las aguas marítimas circundantes y el istmo en el que posteriormente los británicos construyeron un aeropuerto.

Por su parte, el líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, declaró que el acuerdo abre la puerta a que España tenga "un papel" en las decisiones que afecten al estatus del Peñón.Una interpretación con la que Corbyn expresó su oposición a la postura de May, al entender que el Reino Unido ha quedado debilitado en las negociaciones sobre Gibraltar frente al Gobierno español, que decidió levantar su veto al pacto que el domingo recibió el respaldo de los Veintisiete.

En busca de un acuerdo

May se centra ahora en conseguir luz verde para el texto en la Cámara de los Comunes, algo que se antoja complicado después de que la oposición laborista, el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte y los "tories" euroescépticos hayan adelantado que votarán en contra. La conservadora apeló a la responsabilidad de los parlamentarios al dibujar un escenario de "división" e "incertidumbre" si el pacto no sale adelante.

May argumentó que dar el visto bueno al acuerdo supone "seguir adelante con la construcción de un brillante futuro de oportunidades" mientras que rechazarlo equivaldría a "regresar a la casilla de salida". "Nadie sabe lo que pasará si el acuerdo no se aprueba", señaló la política conservadora, después de que el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, reiterara que el texto sellado en Bruselas el domingo es el "único posible". "Este es el único acuerdo posible. Así que, si la Cámara (de los Comunes) dice que no, no tendríamos acuerdo. No es intención de la primera ministra (Theresa May), ni del gabinete ni del Parlamento tener un segundo referéndum. Este es el acuerdo", recalcó Juncker.

Por ello, May subrayó que el deber del Parlamento en estas próximas semanas es "examinar el acuerdo en detalle, debatirlo y escuchar a los electores para decidir qué es lo que más interesa"."El 11 de diciembre esta Cámara se enfrentará a la decisión de si desea o no cumplir con el voto de los británicos con un acuerdo que no solo responde a eso (el resultado del referéndum de junio de 2016), sino que protege los empleos", indicó en la Cámara de los Comunes. 

Con todo, Corbyn se mostró impasible a las reclamaciones de la primera ministra y le pidió que busque un "plan b" porque el documento consensuado "no tiene el apoyo" ni de la Cámara ni del país. El líder laborista sostuvo que el Ejecutivo podría renegociar un pacto "razonable" que pueda reunir el apoyo de los diputados y que se base "en la permanencia en la unión aduanera y en una fuerte permanencia en el mercado común, que proteja los derechos de los trabajadores y los estándares medioambientales".

Para el dirigente izquierdista, que calificó el pacto de "mal acuerdo" para el país, "no hay ninguna duda" de que el plan, consensuado entre el Ejecutivo y la UE, brindaría "el peor de los escenarios" al Reino Unido, al no establecer "ninguna certeza para el futuro".

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