Así escapé de Corea del Norte, el régimen más opresor del planeta

  • Kwo Sung tiene 23 años. Huyó del régimen de Pyongyang porque no tenía ni idea de cómo buscarse la vida si no: "Conocí por primera vez la realidad de Corea del Norte al llegar al Sur. No me lo podía creer: era una dictadura tiránica".

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Kwo Sung, desertora del régimen de Pyonyang | GlobalPost

En mi familia somos tres hermanos. Mi padre era militar, así que no teníamos permiso para buscar otras fuentes de ingresos. Mis padres lo pasaron muy mal para poder mantener a sus tres hijos. A medida que crecíamos y comíamos más, nos empezamos a quedar sin comida. Mi madre y mi padre discutieron, y ella huyó a China. A mí me lo dijo antes de irse, pero no al resto de miembros de la familia.

Cuando estaba en el instituto comencé a soñar con ganar dinero, con tener todo lo que quisiera y poder ayudar a mi madre a vivir mejor en cuanto me graduase.

Pero nunca ocurrió así. Mi vida no fue más fácil cuando me gradué; mi madre ya no estaba ahí para apoyarme, y mi hermana se unió al Ejército. Yo me encargué de cuidar de mi hermano pequeño y de mi padre, así como de hacer las tareas domésticas. Era una situación desesperada, y no sabía que hacer.

Mi madre contactó conmigo y me preguntó si quería que me mandase dinero para ayudarme a encontrar un trabajo en Corea del Norte o si quería que diese dinero a un intermediario para que me ayudase a escapar hacia el Sur. Sin dudarlo, le dije que quería estar con ella. Me fui del Norte sin decirle nada a mi padre. Seguí al intermediario a través de la frontera y pasé un tiempo en China antes de entrar en Corea del Sur vía Tailandia.

Decidí desertar por la incertidumbre sobre mi propio futuro. No tenía ni idea de cómo podría ganarme la vida durante los 40 o 50 años siguientes de mi vida. Después de hablar con mi madre la decisión de desertar fue fácil. Mi hermana se ha unido a nosotros hace poco en Corea del Sur, pero mi padre y mi hermano pequeño siguen en el Norte.

Echo de menos a mis amigos en el Norte, y a menudo me pregunto qué estarán haciendo. Nací y crecí allí, y echo muchísimo de menos mi ciudad natal. Pero intento no pensar demasiado en ello. Si uno no deja marchar el pasado se pierde la fuerza para vivir en el presente. La vida aquí ya es lo suficientemente difícil… si pensara demasiado en el pasado no sería capaz de seguir hacia delante.

En Corea del Norte acabé el bachillerato, pero hay una enorme diferencia entre el sistema educativo allí y el del Sur. He sido admitida en la universidad que he elegido, y ahora estoy estudiando Nutrición. Pero no soy capaz de mantenerme al nivel de los estudiantes surcoreanos, a no ser que estudie tres veces más que ellos.

Es una lucha constante. He empezado incluso a dormir menos para lograr sacar más tiempo para mis estudios. Si me paso el tiempo pensando en el pasado me ganará la pereza. Mi única preocupación ahora el alcanzar mis sueños y pensar en el futuro.

No deserté porque odiase el sistema político de Corea del Norte. Nunca tuve la impresión de que el liderazgo del Norte fuese malo.

Supongo que me influía la ideología de mi padre. Me dijo que Corea del Norte era una sociedad estable, así que crecí pensando que era un buen país para vivir. Conocí por primera vez la realidad de Corea del Norte al llegar al Sur. No me lo podía creer, así que me costó un tiempo cambiar mi opinión sobre mi país.

En los informativos de Corea del Sur vi que Corea del Norte era una dictadura tiránica. No dejaba de preguntarme si eso podía ser cierto. Pero pensé que si no creía lo que estaba escuchando también me estaba negando a creer en lo que me decían en Corea del Sur. Estuve muy confundido durante un tiempo. ¿A quién tenía que hacer caso?

Ahora que ya llevo unos cuantos años aquí, sé con certeza que el sistema político del norte está equivocado y que durante todos esos años viví engañada.

Últimamente todo el mundo habla de Kim Jong Un. Cuando vivía en el Norte nunca oí hablar de él. Creo firmemente que la unificación se producirá en 10 o 15 años. Por eso estoy estudiando duro, y por eso colaboro en campañas a favor de los derechos humanos en mi tiempo libre. No tengo demasiadas pruebas sobre esto, pero no creo que Kim Jong Un sea capaz de dirigir un país con 23 millones de habitantes, especialmente tras llegar al poder de una manera tan rápida.

Corea del Norte se derrumbará, y cuando eso ocurra no quedará nadie para dirigir el país. Asumiendo que las dos Coreas no se declaren la guerra, creo que el Norte se acabará abriendo a las reformas y a las influencias extranjeras. El pueblo norcoreano finalmente conocerá la verdad sobre sus líderes.

Historia editada por Justin McCurry, corresponsal de GlobalPost en Seúl (Corea del Norte).

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