El partido alemán AfD, del combate antieuro al discurso antirefugiados

El partido populista Alternativa para Alemania (AfD) ha conocido desde su fundación en 2013 una profunda mutación, pasando de la lucha contra el euro a un discurso agresivo contra los refugiados.

El partido fue fundado en 2013 por Bernd Lucke, un profesor de economía de la Universidad de Hamburgo, en el norte, y rápidamente logró seducir a un electorado cansado de los partidos tradicionales, como el CDU de la canciller Ángela Merkel.

Después, aprovechó el descontento generado por la crisis del euro, atizando especialmente la percepción, muy generalizada en Alemania, de que son sus contribuyentes lo que pagan los errores de otros miembros de la Unión Europea.

Si bien el partido no logró llegar al Bundestag en 2013, sí pudo enviar a siete representantes al Parlamento Europeo en mayo de 2014 (con 6,5% de los votos) y después entró en todos los parlamentos regionales en los que se presentó.

En Sajonia obtuvo 9,7% de los votos, en Brandenburgo 12,2%, Turingia 10,6% y en 2015 logró 6,1% en Hamburgo y 5,5% en Bremen.

Sin embargo, el partido está desestabilizado por las luchas internas entre los partidarios de Bernd Lucke y los de Frauke Petry, que encarna una línea más cercana a la tradición conservadora nacionalista, que es la que logró seducir a muchos votantes en los escrutinios regionales, especialmente en el este.

En congreso celebrado en Essen a principios de julio de 2015 Petry fue elegida presidenta del partido y la formación inició un giro hacia la derecha, que se acentuó con la crisis de los refugiados.

Con la llegada a Alemania de más de un millón de demandantes de refugiados, Petry, una líder de 40 años, con un estilo seco y directo, aglutinó a los opositores a la política de asilo de Merkel, que muchos consideran demasiado laxa.

Una de sus declaraciones más polémicas fue la sugerencia de que la policía debía utilizar armas de fuego para impedir que los migrantes entren al país.

Acusado de coquetear con la extrema derecha, el partido rechaza esta definición y se considera más como una organización de derecha "conservadora" o incluso "liberal".

Merkel, por su parte, critica al AfD estimando que "atiza los prejuicios" y el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, lo calificó como "una vergüenza para Alemania".

En tanto, la popularidad del partido no decrece. La principal consultora alemana, DeutschlandTrend, constató que la intención de voto fue de 4% a principios de septiembre, para después subir a 6% y a 10% en diciembre.

En enero, tras la polémica generada por las agresiones sexuales cometidas por migrantes la noche de Año Nuevo en Colonia, una encuesta de Insa les concedió una intención de voto del 13%, ubicándolos como el tercer partido más votado después del CDU y los socialdemócratas (SPD).

En las municipales en el Estado de Hesse, en el oeste, el partido validó estos resultados obteniendo 11,9% de los votos en las elecciones celebradas a principios de marzo, detrás del 28,9% del CDU y del 28,5% del SPD.

Para las regionales de este domingo, el partido podría obtener entre 9 y 18% de las preferencias, dependiendo del Estado.

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