Javier Arenas Bocanegra ha tratado tres veces de hacerse con el buque andaluz, pero nunca lo ha conseguido. En su cuarto intento tiene el viento a su favor, pero el miedo a quedarse con un pie fuera de la borda le hace ser más cauteloso que nunca.
A 55 años es uno de los prototipos de animal político. Un superviviente en las derrotas que desea a saborear una victoria. Cree en ella pero subestima al rival herido. Sabe que hasta al final no está todo vendido.
Su carisma no ha sido suficiente en sus tres anteriores citas electorales. En 1994, en 1996 y en 2008. Son tres años que tiene marcados en su calendario para aprender lecciones.
Es tan querido como odiado. Sus detractores le recriminan sus huidas al ser derrotado (prefirió ser ministro a ser líder de la oposición), mientras sus fans alaban su capacidad de liderazgo.
Casado y con tres hijos
Javier Arenas conoció a su mujer, en la Facultad de Derecho. A pesar de la larga sombre pública de su marido, Macarena Olivencia no es una mujer que se prodigue en los actos públicos.
Ella prefiere mantenerse en un discreto segundo plano, trabajando para un conocido despacho de abogados en Sevilla.
Una discreción que seguro mantendrá si se convierte en la 'primera dama' de Andalucía para mantener la privacidad de su hija y sus dos hijos.
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