El documental que da la cara contra la corrupción: "Nos han puesto palos en las ruedas"

    • "Corrupción, el organismo nocivo", de Albert Sanfeliu y Teresa Soler, es un proyecto integral que busca "pasar de la queja a la acción".
    • "Hemos sido molestos", sostiene su director. El documental recoge los testimonios de interventores y funcionarios que destaparon algunos de los escándalos más sonoros del país.

Fotograma del documental "Corrupción, el organismo nocivo"
Fotograma del documental "Corrupción, el organismo nocivo"

Lo resumió no hace mucho Fernando Urruticoechea en este mismo periódico: "El brigada hace chapuzas por la tarde, de forma privada, con material municipal. Y sus oficiales lo saben, pero callan porque luego ellos se llevan parte de los albaranes de la compra de esos materiales. A su vez, el aparejador de las oficinas técnicas también calla, porque se llevan su parte en los contratos. Sus superiores, los arquitectos, también callan, cambio de tener mano para trabajar en privado pese a las incompatibilidades y sacarse un sobresueldo. Y el concejal de urbanismo, que sabe lo que hacen sus ingenieros y arquitectos calla, porque se lleva las comisiones".

Una pirámide de "degradación moral de las administraciones públicas" sostenida, durante años, con el silencio de una ciudadanía que, en el fondo, ignora el nivel de corrupción en la que está inmersa. Urruticoechea es uno de los mayores cruzados contra la corrupción en nuestro país. Un papel de héroe involuntario en el que se fue metiendo simplemente haciendo su trabajo. Interventor, desde hace dos décadas es persona 'non grata' para los alcaldes a los que ha puesto en pica con sus informes sobre los excesos e irregularidades cometidos con el dinero público.

"En todos los municipios donde ha habido urbanismo, crecimiento urbano y en todos los que tienen contratos de servicios importantes, como agua, basura o jardinería, nos encontraremos seguramente ante una trama mafiosa", asegura convencido.

Urruticoechea es uno de los testimonios de "Corrupción, el organismo nocivo", documental dirigido por Albert Sanfeliu y Teresa Soler y que se presenta con una declaración de principios: más allá de la denuncia. Se trata de un trabajo ante todo pedagógico con el que quieren desentrañar una corrupción que va más allá de "Bárcenas, urdangarines y cuentas en Suiza".

El filme recoge los testimonios sinceros y demoledores de los testigos de algunos de los escándalos de corrupción más sonoros del país. Itziar González, la exconcejal de Barcelona clave para el 'caso Palau', Carlos Martínez, inspector que denunció el fraude en los cursos de formación de parados en Cataluña o Albert Gadea y Maite Carol, los funcionarios del ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet que destaparon el caso Pretoria. Carol contó a este diario la persecución sufrida tras denunciar con sus informes de interventora las irregularidades de la empresa municipal Gramepark.

En el proceso recibió insultos, amenazas, el vacío de sus compañeros y el despido. "Consiguieron que no trabajara en ningún sitio. Lo intenté por mi cuenta, como consultora. En algunos sitios sí llegaba a trabajar, pero cuando pasaba un mes me decían 'has hecho un gran trabajo, pero si nos pasas tú una factura, nos hundes'", asegura. El caso tiene once imputados, entre ellos los altos cargos convergentes, Macià Alavedra, conseller de Economía desde 1990 hasta 1997 o el secretario de la Presidencia de la Generalitat entre 1980 y 1990, Lluís Prenafeta.

Las historias en primera persona se acompañan del análisis de expertos, como la catedrática Victoria Camps o el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo. Todo ello, para componer un retrato mosaico del mal que ha corroido los cimientos municipales y la imagen de la política.De la queja a la acción

"Hemos de pasar de la queja a la acción", sostiene decidido Sanfeliu. "Corrupción, el organismo nocivo" es un proyecto integral en el que las proyecciones se acompañan de docuforums y debates en universidades y entidades y asociaciones de todo el país.

Desde su estreno, en marzo, el resultado no ha podido ser más satisfactorio. "Nos estamos dando cuenta de que es una herramienta pedagógica importantísima para que los estudiantes sepan distinguir una conducta ética de la que no lo es".

Sostiene Sanfeliu que en España llevamos un "atraso cultural de más de cien años en lo que ha de ser una conducta ética y también en lo que es comportamiento democrático. Mucha gente aún no sabe que puede tener acceso a los presupuestos municipales y eso ha abonado las conductas irregulares y un caciquismo incrustado en la sociedad desde hace años. Sólo conociendo la realidad podremos hacer frente a toda esta trama".

Documentalistas, él y Soler decidieron tomar la cámara para narrar la corrupción venciendo los prejuicios. "Nos negamos a asumir que es una conducta inherente al ADN español. Lo que hay es un caciquismo clientelar que hace que se perpetúe. La corrupción de luces de neón es la que nos trasladan los casos Bárcenas y Urdangarines. Pero el 16% del PIB español es obra pública, a una media de un 3% de comisiones, calcula la de miles de millones de euros que se han desviado".

En este documental sus protagonistas no aparecen con la imagen velada, ni tampoco de espaldas. Dan la cara en torno a una mesa de café, cuentan sus experiencias a voz quebrada. Sus temores, incluso después de pasados años de la denuncia. Sus críticas y sus frustraciones. Con sus diferentes casos, todos ellos coinciden en que en España quien denuncia se da de bruces contra una absoluta falta de protección. "No puede ser que sean apartados, privados de su puesto de trabajo", se queja su director. "Se crea una especie de cordón sanitario en torno a ellos, se les silencia".Vetos y quejas de partidos

Ellos también se han encontrado vetos, reconocen. El silencio de los medios de comunicación e incluso anónimos. El proyecto salió adelante gracias a una campaña de micromecenazo que les permitió recaudar 45.000 euros con aportaciones ciudadanas de 451 "mecenas", completadas por los sponsors Oxfam Intermón, la Fundación César Manrique, la Plataforma Ciudadana de Santa Perpetua y la facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.

"Hemos tenido algunos palos en las ruedas, nos cancelaron dos veces la cuenta de Twitter, por ejemplo, hemos recibido comentarios de algún partido molesto con algún entrevistado, también el gremio de interventores se molestó... Sí, hemos sido molestos", afirma Sanfeliu, quien destaca que "no se puede construir una sociedad diferente con gente indiferente".

Porque, señala, todos tenemos con nuestro silencio una parte de responsabilidad individual en que la trama se perpetúe. El documental explora varias iniciativas que pueden ayudar a erradicar la lacra, o, al menos, rebajarla, como los observatorios ciudadanos municipales, órganos encargados, entre otros, de reclamar al ayuntamiento los presupuestos municipales.

Porque con la ley son pesimistas. "Tenemos una ley de transparencia capada, la ley de financiación de partidos no ha llegado a aplicarse. Tenemos un exceso de leyes, pero faltan controles, es necesario un cambio de cultura política, y eso tiene que venir de la presión ciudadana", afirma. "Antes que acabar con la corrupción, conseguiremos una sociedad mejor en la que sepamos cuáles son nuestras obligaciones y deberes. Si somos más responsables y tenemos un código ético más elevado sí iremos dinamitando la corrupción".

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